domingo, 24 de enero de 2010

La buena salud de las ciencias biomédicas en la Universidad de Alcalá





La colocación simbólica de la primera piedra del Instituto Cajal la pasada semana en el Campus de Experimentales es una prueba más de que las ciencias biomédicas gozan de buena salud en la Universidad de Alcalá (UAH).

La investigación y la docencia en biomedicina son dos de los pilares que deben sustentar la UAH en la competencia por la calidad que se va a establecer en los próximos años dentro del sistema universitario español. Los rankings que clasifican a las universidades de todo el mundo están cambiando su punto de vista a la hora de valorar los indicadores de calidad. Mientras que hasta ahora se venía utilizando como criterio generalista el valor medio de la productividad investigadora por profesor, cada vez se va imponiendo más la clasificación por “islas de excelencia”, un sistema que reduce el análisis a disciplinas puntuales. La última entrega del más difundido de esos escalafones, presentado por la Universidad de Shangai Jiao Tong en diciembre de 2009, ha introducido un enfoque más matizado y certero en su clasificación. Esta vez han diagnosticado también cuáles son las universidades que mejor hacen las cosas en seis áreas clave: Matemáticas, Física, Química, Ciencias Computacionales y Economía/Empresa. Mientras que utilizando el criterio generalista las universidades españolas apenas aparecen entre las 500 primeras, baremando en esas seis áreas aparecen cinco entre las cien primeras.

La identificación de las “islas de excelencia” va a ser, sin duda, el criterio que se imponga en el futuro; cualquier universidad competitiva que aspire a jugar en las grandes ligas internacionales de las universidades “completas” debe identificar esas áreas, potenciarlas y cuidarlas porque esas, y no otras, se convertirán en el motor impulsor de toda la institución.



Por eso, la llegada al Campus externo de dos nuevos institutos, el de Medicina Molecular Príncipe de Asturias (IMMPA) y el Cajal (IC), es una excelente oportunidad que debemos alentar en el futuro inmediato. Ambos institutos pertenecen al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), aunque tendrán una personalidad jurídica diferente: mientras que el primero se configura como un centro mixto cuya titularidad es compartida con la Universidad de Alcalá, el IC es un centro exclusivo del CSIC. Ambos se ubicarán muy próximos a la Facultad de Medicina, a la Escuela de Enfermería-Fisioterapia y al Hospital Príncipe de Asturias, lo que, junto a su proximidad al edificio de Farmacia y al de Biología Celular y Genética, generará un verdadero “biocorredor” dentro del campus que supondrá un importante núcleo de actividad en diversos aspectos relacionados con la salud humana.

La incorporación de estos dos centros reforzará sin duda la capacidad investigadora de nuestra Universidad y es, en ambos casos, una operación de gran importancia. Partiendo de esta incuestionable premisa, quizá sea interesante analizar con algo más de profundidad los beneficios tangibles que cabe esperar de su implantación en nuestro Campus. El primero de ellos podríamos centrarlo en las nuevas oportunidades que abre a nuestros estudiantes de los diversos grados en Ciencias de la Salud, que tendrán muy cercanos unos excelentes centros de referencia en los que conocer de primera mano la actividad investigadora en biomedicina, donde se desarrollarán seminarios científicos de profundo interés y especialización y donde, en caso de optar por una carrera científica, podrán realizar sus estudios de postgrado con niveles académicos de excelencia que amplían la oferta generada por diversos departamentos universitarios.

A priori podría pensarse que su importancia en la mejora de la investigación en nuestra Universidad es igual de inmediata. Pero, a este respecto, es necesario plantear algunas reflexiones más. En primer lugar, no debe asumirse directamente que el hecho de contar con importantes recursos y grupos de investigación externos en nuestro campus sea equiparable a una mejora inmediata en la calidad investigadora de la Universidad. En este sentido quisiera hacer notar que en todo momento he hablado de la incorporación de estos institutos a nuestro Campus y, de forma consciente, he evitado hablar de su plena integración en la Universidad. En el caso del Instituto Cajal porque, de hecho, no se incorpora a la Universidad: se trata de un centro del CSIC que migrará desde su ubicación actual en el centro de Madrid a nuestro campus. Al tratarse de un centro de titularidad exclusiva del CSIC, todos sus investigadores pertenecen y pertenecerán al mismo. Ello no ha impedido que en los acuerdos tomados para su implantación en Alcalá se haya avanzado en prever colaboraciones entre ambas instituciones tanto desde el punto de vista de investigación como en el de docencia.



En el caso del IMMPA, al tratarse de un instituto mixto CSIC-Universidad, la situación debería ser todavía más favorecedora para la UAH. En este caso sí que está contemplada la incorporación al nuevo centro de grupos de investigación formados por profesores de la UAH que tendrán acceso a los importantes recursos con que se dotará el centro. De esta manera, la mejora en los indicadores que juzgan la investigación en nuestra Universidad debería ser palpable. Es necesario recordar que, a la hora de la verdad, la calidad de las publicaciones de nuestros profesores, junto con algunos otros resultados cuantificables como las patentes, constituye la base de los criterios que se utilizan para evaluar la calidad de las Universidades.

Es tarea de todos conseguir que la implantación de estos dos nuevos centros contribuya a escalar posiciones en los indicadores de productividad científica, que es lo que realmente redundará en la mejora de la calidad investigadora de la UAH. Pensando en mínimos, es obvio que simplemente la existencia de una importante masa crítica investigadora de excelencia en un entorno próximo repercutirá directamente en mejoras sobre la situación actual. Sin embargo, es una excelente oportunidad para pensar en alcanzar la máxima sinergia posible con estas dos importantísimas incorporaciones, las cuales, por otra parte, refuerzan las oportunidades que supone esa auténtica “biorregión” que es el Corredor del Henares.