jueves, 8 de agosto de 2019

Plantas de los jardines de Dénia: cuatro palmeras de Los Áticos

Inflorescencias de Washingtonia robusta. 
En el jardín de Los Áticos, la urbanización en la que paso el verano, hay cuatro especies de palmeras. Hay una quinta planta con aspecto de palmera, Cycas revoluta, pero no es una verdadera palmera sino una planta muy especial, un fósil viviente, que está mucho más emparentado genealógicamente hablando con los pinos o con los cipreses que con las palmeras. Le dedicaré un artículo especial a Cycas revoluta, que se lo merece. 
Hay alrededor de tres mil especies de palmeras, distribuidas por gran parte del globo terráqueo. Las regiones con más diversidad son, sin duda, las tropicales y subtropicales, pero hay algunas que soportan muy bien las heladas, como Trachycarpus fortunei (hasta los -15ºC), Nannorhops ritchiana (hasta los -20ºC) o Raphydophyllum hystrix (hasta los -23ºC). 
Vamos ahora con nuestras cuatro palmeras. Empezaremos por separarlas de acuerdo con la forma de sus hojas. La mayoría de las palmeras tienen las hojas formando un penacho en el extremo de los tallos. Digo tallos y no troncos, porque, aunque muchas palmeras sean tan altas o más altas que muchos árboles, nunca forman un tronco leñoso y por eso son tan flexibles cuando están sometidas al viento.
Parterre oeste en Los Áticos. Phoenix canariensis (1) con sus típicas hojas pinnadas. El resto de las plantas son: 2, drago (Dracaena drago). 3, árbol del amor (Cercis siliquatrum). 4, Arce (Acer negundo). 5, papiro (Cyperus papyrus). 6, aralia o farsetia (Aralia japonica) 7, romerillo australiano (Westringia longifolia).
Las hojas de las palmeras tienen un brazo (técnicamente es el peciolo) muy largo y una parte ensanchada (el limbo de la hoja), que por lo general está dividido en segmentos (pinnas). Las pinnas suelen surgir del peciolo de dos formas diferentes. En unas, el peciolo se alarga en un eje (raquis) y las pinnas van surgiendo en dos filas a uno y otro lado de él, como lo hacen las plumitas que forman una pluma o como las puntas de un peine doble. Decimos de esas hojas que son pinnadas. En otras muchas palmeras, todas las pinnas surgen del extremo del peciolo de forma parecida a como lo hacen los segmentos de un abanico o como los dedos de la palma de la mano. Esas hojas son palmeadas o palmadas. 
Hojas palmadas de Washingtonia filifera. Pueden verse los hilos típicos de la especie.
Ya estamos en condiciones de identificar las cuatro especies de Los Áticos. Si las hojas son pinnadas, se trata de Phoenix canariensis. Hay un buen ejemplar en el tramo del jardín que da a la calle Mar Jónica. Con la hoja palmada hay tres especies. Empecemos por la palmera del Himalaya Trachycarpus fortuneireconocible porque el tallo está cubierto con restos de las bases de las hojas viejas y gran abundancia de fibras oscuras que le dan un aspecto “melenudo”.
Las otras dos, que carecen de “pelambrera” en sus tallos, pertenecen al mismo género, Washingtonia, así que debemos esperar que se parezcan mucho. Una de ellas, Washingtonia robusta, es fácilmente reconocible por su gran tamaño (llega a alcanzar los 35 metros). Hay cinco magníficos ejemplares formando un bonito conjunto en el césped de la piscina. Hace unos años y esta misma primavera se plantaron varios ejemplares de Washingtonia filifera. Naturalmente, como son más jóvenes son de menor talla; los ejemplares plantados en nuestro jardín apenas superan el metro y medio, pero, aunque crecieran, estas palmeras siempre serían más bajas que sus congéneres, porque no suelen superar los 15 metros como mucho y sus tallos casi duplican en grosor a los de Washingtonia robusta
Pero ¿cómo las identificaríamos si tuviesen la misma talla? Es fácil. El nombre específico filifera procede de los vocablos latinos filum, hilo y fero, llevar, haciendo alusión a los filamentos que salen de de las hojas. Si os acercáis a las palmeras filiferas, veréis que de la punta y de los márgenes de sus hojas salen apéndices muy largos a modo de hilo. 
Frutos de Phoenix canariensis
Phoenix canariensis
Phoenix fue el nombre que le dio en el sigo XVIII el naturalista Linneo a la palmera datilera (Phoenix dactylifera), utilizando el nombre que tomó de los escritos del historiador de la Grecia clásica Teofrasto. Proviene de Phoenicia (Fenicia), donde los griegos suponían que se vio por primera vez. Canariensis alude a su origen en las islas Canarias. 
Presenta un tallo robusto, grueso (en su base puede alcanzar más de un metro de diámetro), de color marrón grisáceo oscuro, marcado por las cicatrices más o menos romboidales de las hojas caídas, que aparecen separadas por hendiduras no demasiado profundas. Las hojas son pinnadas y se agrupan al final del tallo formando una copa densa. Pueden medir hasta siete metros de longitud, son arqueadas, de color verde oscuro y están divididas en muchos pares de segmentos acanalados, flexibles, de punta larga y de borde entero. Los del extremo se disponen en un solo plano. El pecíolo es corto, de 25 a 30 cm de longitud, con los márgenes cubiertos de cortas espinas muy duras de color marfil amarillento. Las hojas superiores son erectas y las inferiores péndulas o arqueadas.
Las flores nacen en grupos (inflorescencias) muy densos, muy ramificados y más cortos que las hojas. Las palmeras canarias tienen sexos separados, lo que quiere decir que hay palmeras machos y palmeras hembras. Nuestro ejemplar es, creo o recordar, una hembra. No puedo comprobarlo porque está recién podada. Las flores masculinas son blanquecinas, las femeninas amarillentas. Están rodeadas de una estructura especial protectora dura, la espata, de unos 70 cm de longitud, cubierta de escamas rojizas o marrones. 
Los frutos son dátiles globoso-ovoides, de uno a dos centímetros de longitud, carnosos, de poca pulpa, de color amarillo anaranjado. Están agrupados en racimos colgantes de hasta 2 m de longitud. Los dátiles son comestibles, pero poco apreciados, y se usan solo para alimento del ganado. En algunas islas sus hojas tiernas se consumen en ensalada. Impidiendo la formación de las inflorescencias se produce la miel de palma o guarapo, que se extrae cortando las hojas en luna llena, ya que es el momento de mayor circulación de la savia.
Esta palmera crece naturalmente en las islas Canarias, pero ha sido profusamente plantada por todo el mundo por sus valores ornamentales y por su resistencia a la sequía y el frío, pues resiste temperaturas de muchos grados bajo cero. 
En primer plano ejemplares de Washingtonia robusta en el jardín de Los Áticos. Otros árboles que se distinguen son: 1, Ficus benjamina. 2, pinos del Himalaya (Pinus wallichiana) en la acera de la calle Mar Jónica. 3, araucaria o pino de Norfolk (Araucaria heterophylla)
Washingtonia filifera y W. robusta
Flores muy aumentadas de Washingtonia robusta
El nombre científico del género está dedicado George Washington, primer presidente de Estados Unidos. Ambas son palmeras majestuosas con el tallo columnar, engrosado en la base, donde puede alcanzar hasta un metro de diámetro. Está coronado en el extremo por un penacho de hojas palmeadas, que forman una copa muy abierta. El tallo es de color grisáceo, con anillos horizontales muy juntos y fisuras verticales muy finas.
Las hojas son palmeadas en forma de abanico, de metro y medio a dos metros de longitud, algo arqueadas y de color verde. Están divididas casi hasta la mitad en decenas de segmentos de punta fina, y, en el caso de W. filifera, con márgenes provistos de abundantes filamentos largos En ambas los pecíolos son triangulares y tienen hasta metro y medio de longitud, con bordes armados de fuertes espinas ganchudas. Las hojas inferiores permanecen secas durante bastante tiempo sobre la planta, dando un aspecto típico a la parte superior del tallo.
Las flores se agrupan en inflorescencias largas, de tres a cinco metros de longitud, que salen en la base de las hojas y están protegidas por una espata tubulosa. Las flores son hermafroditas, pequeñas, blancas y aromáticas. Florece de marzo a junio. Los frutos son drupas, como las aceitunas, ovoides, de alrededor de un centímetro de color marrón negruzco. Maduran en septiembre. Se reproduce fácilmente por semillas que germinan entre 18 a 30 días. Las plantitas se trasplantan con facilidad, lo que debe realizarse siempre de primavera verano. 
Ambas crecen en suelos húmedos y bien drenados, y soportan bastante bien la contaminación urbana. Soportan la sombra en las primeras edades, pero no al pasar los años. No se sabe con exactitud su longevidad, aunque se conocen ejemplares con más de dos siglos de edad. 
Su origen son los oasis de los desiertos de Baja California, California, Nevada y Arizona. Los indios de su lugar de origen utilizaban las fibras de sus hojas para construir cabañas, y para elaborar cestos y sandalias. De los peciolos fabricaban cucharas. Consumían la yema terminal tostada y extraían una bebida alcohólica de la pulpa azucarada que rodea sus semillas.
Trachycarpus fortunei
Trachycarpus procede de las palabras griegas trachys, rudo, áspero, y karpós, fruto, haciendo alusión al fruto de algunas especies. Fortunei, recuerda al botánico inglés Robert Fortune (1812-1880), que viajó por China y Japón donde recolectó plantas para la Real Sociedad de Horticultura de Londres. El nombre común es palmera china o palmera del Himalaya.
Jardín de Los Áticos. 1, Palmera de China (Trachycarpus fortunei); 2, Washingtonia filifera. 3, hojas de Cycas revoluta.
Esta palmera, que llega a alcanzar una altura de ocho a diez metros, es fácil de reconocer por su tallo rollizo, que suele alcanzar de veinte a treinta centímetros de diámetro y engrosarse en la parte superior. Está cubierto de fibras negruzcas entrecruzadas, formando una especie de pelambrera con los restos de las vainas de las hojas que permanecen sobre el viejo tallo. Si se elimina esta arpillera aparece una superficie lisa, lustrosa, de color verdoso-amarillento.
El tallo está coronado por un conjunto de hojas palmeadas, de un color verde oscuro, algo azuladas las de la parte superior. Las hojas tienen un peciolo rojizo, encorvado ligeramente por arriba, casi triangular por abajo, de medio a un metro de longitud, rígido, poco flexible y armado de dientes espinosos a lo largo de sus bordes. Las hojas superiores son erectas u horizontales, las inferiores son colgantes y tardan en desprenderse del tallo, permaneciendo secas largo tiempo, lo que suele obligar a cortarlas.
Ejemplar masculino de palmera de China. Flores en grupos densos colgantes.
Las flores salen agrupadas en grupos densos colgantes de cuarenta a sesenta centímetros de longitud, aunque, a veces, pueden tener un metro. Están amparadas por una especie de hoja o espata membranosa, amarillenta y bífida en el ápice. Como las palmeras canarias, las palmeras chinas tienen sexos separados. Las flores son unisexuales y aromáticas. Las masculinas son de color amarillo dorado y muy numerosas. Las femeninas, menos numerosas, son de color verde amarillento. Florecen de marzo a junio. 
Los frutos son carnosos, globosos, del tamaño de un guisante o algo mayor, de color azul oscuro o grisáceo reluciente en la madurez. Suelen estar hendidos por un profundo surco o divididos en dos o tres lóbulos. 
Parterre de Los Áticos. 1, Washingtonia filifera. 2, la falsa palmera Cycas revoluta. 3, flor del ave del paraíso (Strelitzia reginae). $, hibisco (Hibiscus rosa-sinensis). 5, Cordyline australis. 6, galán de noche (Centrum nocturnum).
Su área de procedencia está en las frías regiones de montaña del este y centro de China. Es una palmera muy rústica que vive en cualquier tipo de suelos. Es una de las palmeras más resistentes al frío y puede soportar temperaturas de muchos grados bajo cero. Se desarrolla bien al sol, pero soporta mal los grandes calores. Resiste la sequía, pero requiere riegos abundantes en verano. Tiene un crecimiento relativamente lento. Puede llegar a 150 años de edad. 
En su lugar de origen sus fibras se emplean para hacer capas impermeables, felpudos, cuerdas, escobas y cepillos. Las hojas se utilizan para fabricar impermeables y sombreros. La pelambrera de su tallo se puede emplear para cestos de flores. Únicamente se multiplica por semillas. Tarda varios años en formar un tallo bien definido. © Manuel Peinado Lorca @mpeinadolorca