viernes, 17 de julio de 2020

Plantas que oyen, aunque no escuchen


Como todos los organismos vivos, las plantas deben ser capaces de sentir y responder a su entorno. Aunque carezcan de un sistema nervioso como el de los animales, los vegetales ofrecen respuestas sorprendentes ante determinados estímulos. Una de esas respuestas afecta a ciertas plantas que, según algunas investigaciones, pueden "escuchar" a sus polinizadores y reaccionar en consecuencia.
¿Pueden las plantas escuchar? No si estamos hablando de escuchar en un sentido animal. Las plantas no tienen ni oído, ni un sistema nervioso o algo parecido a una unidad central de procesamiento para dar sentido a los sonidos. Lo que sí tienen son mecanorreceptores que pueden sentir vibraciones y eso es lo que probablemente funcione con la onagra de playa (Oenothera drumondii).
Cuando se exponen al zumbido de una abeja que vuele sobre ellas o a señales artificiales de una frecuencia similar, las grandes flores de esta planta nativa de las playas del sureste de Norteamérica producen un néctar más dulce al cabo de tan solo tres minutos, lo que aumenta las posibilidades de que acudan los insectos y se favorezca la polinización cruzada.
La onagra de playa es polinizada por las abejas durante el día y por las polillas por la noche. Como la mayoría de los miembros de su género, O. drummondii produce flores grandes y llamativas. Sin embargo, eso no significa que acapare toda la atención en las comunidades en las que vive. Entre las plantas con flores la competencia por los polinizadores es una batalla. Para animar a los potenciales visitantes, O. drummondii, además de sus llamativas flores también produce una buena cantidad de néctar.
Fabricar néctar resulta energéticamente muy costoso a las plantas. Su producción no solo consume el agua y los azúcares que elabora la planta, también pone en riesgo las estructuras reproductoras por la degradación que provocan los microbios que se alimentan de azúcares y por el gasto inútil que causan los ladrones de néctar que liban el néctar sin polinizar a la flor.
Es lógico pensar que una planta que pueda modular la calidad de su recompensa de néctar en respuesta a la disponibilidad de polinizadores útiles podría aumentar su capacidad de competencia. Si la planta no tiene que ofrecer néctar todo el rato, ¿por qué hacerlo? Parece que la producción selectiva de néctar es exactamente la estrategia que emplea O. drummondii.
Las flores de O. drummondii pueden aumentar rápidamente el contenido de azúcar de su néctar después de “sentir” el zumbido de una abeja polinizadora. Al cabo de los tres minutos posteriores al zumbido de las alas del insecto, las flores de O. dummondii aumentan el contenido de azúcar de su néctar en un 20 %. Además, las flores que sienten las vibraciones y aumentan su contenido de azúcar son más visitadas por las abejas, porque estos insectos especialistas son realmente buenos para detectar el contenido de azúcar del néctar.
El efecto no solo permite que la planta responda a la disponibilidad de polinizadores y reduce las posibilidades de descomposición bacteriana y robo del néctar, sino que también aumenta significativamente sus posibilidades de polinización. El hecho de que la respuesta sea tan rápida (3 minutos) probablemente se deba a los hábitos de alimentación de las abejas, que prefieren limitar la cantidad de tiempo entre visitas florales. Por lo tanto, cuanto más rápido pueda responder la planta, más probable es que las abejas estén dispuestas a quedarse y visitar más flores.
En términos operativos, los investigadores que han descrito este fenómeno piensan que la propia flor es el principal órgano sensorial involucrado en la respuesta. Las plantas producen proteínas mecanorreceptoras que pueden sentir vibraciones físicas. La presencia de estas proteínas en los pétalos probablemente juega un papel en la detección de las vibraciones de las abejas.
Además, la forma parabólica de la flor puede deberse a algunas presiones selectivas que favorecen su capacidad para detectar polinizadores. Esta es una investigación pionera que abre un camino para comprender exactamente las vías de captura de las señales. Además, hay que preguntarse cuán extendido está este fenómeno y cómo difiere entre plantas con otros tipos de flores. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.