viernes, 28 de octubre de 2022

Gripe y Covid-19: unas sencillas respuestas a algunas preguntas sobre las vacunas otoñales



Escribo este artículo recién llegado de mi centro de salud en el que me han administrado las vacunas contra los virus de la gripe y de la Covid-19. Me he animado a pedir cita apenas transcurridas dos semanas de que la Comunidad de Madrid haya comenzado su campaña de vacunación, después de buscar respuesta a unas preguntas que supongo rondan en la cabeza de quienes ya han cumplido “tres quinces y un veintiuno”.

¿Qué autoridad sanitaria recomienda la administración de las vacunas?

El virus influenza, causante de la gripe, suele reaparecer en olas estacionales, normalmente desde mediados del otoño hasta el final del invierno, asociadas a una mayor permanencia en espacios interiores mal ventilados. Una de las características de este patógeno (sobre todo del tipo A) es su alta capacidad para mutar, lo que ocasiona cambios en la composición de los antígenos de su superficie (hemaglutinina y neuraminidasa), y dificulta su reconocimiento por los anticuerpos que desarrollamos cada vez que nos infectamos, y que pueden inducirse con la vacuna.

En este contexto, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) y otras agencias sanitarias recomiendan para este otoño-invierno una nueva ronda de refuerzos vacunales con una nueva vacuna de configuración bivalente. 

Cada año, expertos de los centros colaboradores y de los laboratorios reguladores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) analizan los datos de la vigilancia de virus generados por el Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe de la OMS. En función de estas observaciones (qué cepas del virus circulan), se recomienda la composición más adecuada para cada campaña anual de vacunación.

¿Qué tipo de vacuna se está utilizando?

El tipo de vacuna empleada incluye virus inactivados o atenuados producidos en huevo o en cultivos celulares de dos variantes de gripe A (H1N1 y H3N2) y otras dos del linaje B. Como cualquier otro medicamento, puede producir efectos adversos: enrojecimiento e inflamación en la zona donde se inyectó la vacuna, dolor de cabeza de baja intensidad, fiebre, dolores musculares o fatiga.

Estas nuevas vacunas incluyen ARN mensajero de la variante original del virus (Wuhan-Hu-1) y la ómicron BA.1 a partes iguales. Su objetivo es aumentar su efectividad frente a sus predecesoras, centradas solo en la variante original.

La Comisión Europea ha autorizado la administración de vacunas bivalentes adaptadas a las nuevas variantes circulantes de ómicron. Estas vacunas contienen ARNm de la proteína Spike (espiga) de la cepa original (primera dosis) y de la variante BA.1 (Moderna) o de la variante BA.4/BA.5 (Pfizer). Además de ofrecer protección tanto frente a las variantes BA.1 y BA4/5 también lo hacen frente a las variantes que circularon con anterioridad.

¿Va a ser esta una temporada muy gripal?

Se aproxima el invierno en el hemisferio norte y surge la pregunta que encabeza este epígrafe. Un factor que determina la mayor o menor transmisibilidad del virus de la gripe es la humedad ambiental. Los inviernos secos favorecen su transmisión y parece obvio que en muchas regiones de nuestro país cada vez lo son más.

Por otro lado, aunque se haya puesto en entredicho, la hipótesis denominada deuda inmunitaria sostiene que, debido al uso de mascarillas y las medidas de distanciamiento social durante la pandemia de Covid-19, hemos estado menos expuestos a patógenos respiratorios. Al eliminar la obligatoriedad de las mascarillas, esta deuda inmunitaria favorecería la dispersión del virus.

En las dos últimas temporadas, la circulación del patógeno gripal ha sido inusual y constante. Esto podría causar una disminución en nuestra inmunidad frente a la gripe y provocar que los menores que no hayan estado expuestos dejen de adquirir dicha inmunidad. En ese sentido, el último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SIVIRA) del Instituto de Salud Carlos III señala un aumento en la incidencia de gripe en atención primaria, principalmente en menores de 15 años.

¿Quién debe recibir los pinchazos antigripales?

La gripe es una enfermedad altamente contagiosa que afecta principalmente al sistema respiratorio y produce una serie de síntomas característicos (fiebre, dolor muscular y articular, etcétera). La mayoría de las personas se recuperan en el plazo de una semana sin necesidad de atención médica.

Como en ocasiones anteriores, se recomienda administrar la vacuna en función del riesgo de infección o su gravedad, dando prioridad a los grupos más vulnerables, como inmunodeprimidos y personas de avanzada edad. Con el fin de evitar posibles colapsos del sistema de salud, también se está pinchando antes al personal sociosanitario.

Lamentablemente, en aquellas personas pertenecientes a grupos de alto riesgo como mayores de 65, menores de 65 con factores de riesgo (patologías crónicas respiratorias, cardiovasculares, diabetes y obesidad mórbida, etcétera) o mujeres embarazadas, la gripe puede complicarse y causar una enfermedad grave (neumonía bacteriana secundaria), empeorar dolencias inflamatorias crónicas e incluso la muerte en los colectivos de riesgo más alto.

Para todas estas personas vulnerables, para sus cuidadores y para los que llevan a cabo servicios públicos esenciales, es recomendable la vacunación. No obstante, la vacuna es apta para cualquier ser humano mayor de seis meses, salvo para aquellas que experimentasen reacciones alérgicas en anteriores campañas o quienes presenten síntomas compatibles con la enfermedad.

Al igual que ocurre con las vacunas contra la covid-19, vacunarse contra la gripe no suele evitar la infección, pero reduce el riesgo de enfermedad grave, hospitalizaciones o muerte. Aunque muchas de las personas que se vacunan contra la gripe pueden enfermar tras la infección (hasta un 50%), el pinchazo sigue siendo la medida más adecuada para prevenir esta enfermedad.

¿Cuáles son los grupos recomendados para recibir la cuarta dosis de recuerdo contra la Covid-19?

En España, la autoridad sanitaria recomienda la administración de dosis de recuerdo frente a la Covid-19 en el otoño-invierno a la población de 60 o más años, a las personas internas en residencias de mayores y al personal sanitario y sociosanitario. También se aconseja que se vacunen aquellas con condiciones de riesgo que no hayan sido vacunadas en los cincos meses anteriores, independientemente del número de dosis recibidas y del número de infecciones previas.

¿Tiene efectos adversos la vacunación conjunta? 

Se ha observado un efecto sinérgico entre el SARS-CoV-2 y el virus de la gripe que multiplica el riesgo de enfermedad grave y letal si se da una coinfección. Por este motivo, además de por razones logísticas obvias, es preferible administrar simultáneamente las vacunas frente a ambas infecciones, especialmente en los grupos de alto riesgo.

La experiencia de administración conjunta en la última campaña de vacunación fue favorable. Además, no hay evidencia científica de que la respuesta inmunitaria inducida sea inferior a la administración por separado. Tampoco parece que aumente las reacciones adversas locales (inflamación, dolor en el sitio de inoculación) o sistémicas (fiebre, dolor de cabeza) asociadas. En definitiva, no es necesario elegir una de ambas. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca