domingo, 10 de diciembre de 2023

Autorizada la primera vacuna ARN autorreplicante: ¿qué vendrá ahora?

 


Los investigadores dirigen su mirada hacia los usos y beneficios potenciales de una tecnología que lleva más de veinte años desarrollándose.

La aprobación de otra vacuna basada en ácido ribonucleico (ARN) para combatir la COVID-19 podría parecer de importancia limitada. Pero la autorización concedida la última semana de noviembre a una vacuna contra el SARS-CoV-2 elaborada utilizando una forma de ARN que puede hacer copias de sí mismo dentro de las células (vacunas basadas en ARN mensajero autoamplificable o autorreplicante, auARNm) marca un avance fundamental.

Los investigadores llevan más de 20 años intentando hacer realidad las vacunas de auARNm, cuya primera aprobación anuncia que la tecnología más versátil de este auARNm reemplazará cada vez más al ARNm convencional en una amplia gama de escenarios clínicos, que podrían proporcionar una potente defensa contra diversas enfermedades infecciosas y cánceres. Además, como podría usarse a dosis más bajas, tendría menos efectos secundarios que otros tratamientos con ARN mensajero (ARNm).

Cuando se utilizó como refuerzo en pruebas clínicas contra el COVID-19, la nueva vacuna desencadenó niveles más altos de los anticuerpos que combaten el virus, los cuales, además, circularon por el cuerpo durante más tiempo que una vacuna convencional de ARNm.

Su eficacia y versatilidad surgen de sus originales características. Las vacunas convencionales frente a la COVID-19 basadas en ARNm consisten principalmente en instrucciones genéticas para una proteína viral rodeadas de secuencias reguladoras. La maquinaria de una célula produce una proteína, el antígeno, que estimula una respuesta inmune mientras persistan esas instrucciones. Por el contrario, las vacunas de auARNm incorporan los genes necesarios para la replicación y síntesis del ARN que codifica el antígeno, creando así una “imprenta biológica” para fabricar la vacuna dentro de las células.

En el caso de la nueva vacuna ARCT-154, la maquinaria de replicación se toma de un virus natural, el virus de la encefalitis equina venezolana, un patógeno transmitido por mosquitos que causa una inflamación cerebral mortal en caballos y humanos. Los científicos creadores de la vacuna han eliminado genes clave de la secuencia viral, haciendo así que el sistema no sea infeccioso y resulte seguro para su uso en humanos.

Al recibir una vacuna de ARN, las células del cuerpo producen antígenos (secuencias de proteínas normalmente codificadas por un virus) a partir de un conjunto de instrucciones de ARN para provocar una respuesta inmune. Si las instrucciones incluyen una enzima replicasa, esa enzima puede producir más copias de la secuencia de ARN del antígeno. Una vacuna elaborada con esta estrategia se puede administrar en dosis más pequeñas para provocar una respuesta similar a las vacunas de ARN convencionales.

La ARCT-154 requiere entre una décima y una sexta parte de la dosis por persona que necesitan otras inyecciones de refuerzo contra el COVID-19 basadas en ARNm. Reducir la cantidad de vacuna administrada en cada inyección debería dar como resultado menores costos de producción.

Aunque el perfil de efectos secundarios de ARCT-154 parece comparable al de una inyección de ARNm convencional, es de esperar que los beneficios de las dosis más pequeñas de la nueva plataforma ayuden a mitigar la gravedad de la “reactogenicidad”, es decir, la capacidad de una vacuna para producir reacciones adversas comunes y esperadas, especialmente respuestas inmunológicas excesivas y signos y síntomas asociados, que incluyen fiebre, dolor, hematomas, enrojecimiento, induración e hinchazón en el brazo en el sitio de la inyección. Estas reacciones indeseadas siguen siendo un impedimento considerable para que las vacunas basadas en ARNm se utilicen en humanos.

En la actualidad, varias vacunas contra la gripe convencionales basadas en ARNm están avanzando a través de ensayos clínicos y están mostrando signos prometedores de provocar más anticuerpos protectores que las vacunas existentes. Sin embargo, sus perfiles de efectos secundarios todavía dejan margen de mejora, por lo que la dosis más baja de las vacunas auRNAm podría ayudar a resolver algunos de los problemas más intensos de reactogenicidad.

Con la aprobación para ARCT-154 en Japón, sus fabricantes están ahora buscando autorización en Europa, donde se espera una decisión regulatoria el próximo año. Es de esperar que la autorización comience a poner un clavo en el ataúd de la idea de que el ARN autorreplicante no es una plataforma viable.

Con carácter de emergencia, el año pasado se aprobó en la India otra vacuna de auARNm para la COVID-19; sin embargo, los resultados clínicos menos eficaces de esa vacuna, la naturaleza provisional de la autorización del producto y los requisitos regulatorios menos estrictos de la India han llevado a los expertos a considerar la aprobación de la ARCT-154 como el verdadero momento decisivo en el campo de las nuevas vacunas autorreplicantes.

Más de una docena de candidatas a vacunas de auARNm se encuentran actualmente en ensayos clínicos para una variedad de aplicaciones, desde vacunas contra el herpes zóster y la gripe hasta vacunas terapéuticas contra el cáncer. Pero los investigadores ya están considerando aplicaciones más amplias de la plataforma, que tienen algunas ventajas inherentes, si los científicos son lo suficientemente hábiles como para aprovecharlas.