viernes, 29 de diciembre de 2023

¿Por qué estos días hace más frío en el valle del Henares que en Navacerrada?


¿Alguna vez has notado que hace más frío en el fondo de un valle que en las cumbres? Esto suele suceder cuando se produce la inversión térmica, un fenómeno que está asociado a situaciones de gran estabilidad atmosférica. 

La mañana del pasado 28 de diciembre los meteorólogos parecían haberse puesto de acuerdo con las inocentadas: las temperaturas en muchas zonas bajas de Madrid, las habitualmente más cálidas, eran varios grados inferiores a las registradas en estaciones de montaña.

Por ejemplo, a las 7 am el termómetro en Aranjuez (495 m de altitud) marcaba bajo cero (–5 ºC). En el puerto de Navacerrada, a más de 1.800 metros, se registraban diez grados más (+5 ºC). La paradoja térmica (uno espera que en las zonas altas haga más frío) se repetía en los valles del Jarama, del Tajo y del Henares.

Parece un mundo al revés y lo es si nos atenemos tan solo a las temperaturas extremas a determinadas horas del día en determinados accidentes geográficos. El fenómeno, común en valles de todo el mundo, se llama “inversión térmica”.

Antes de empezar, unos ejemplos sencillos

Observe la siguiente figura (A). Una estufa calienta una habitación. El aire caliente (flechas rojas) sube; al descender se enfría hasta desplomarse en el suelo (flechas azules). Sustituya la estufa por la superficie de la Tierra (recuerde que, como expliqué en esta entrada, es el suelo y no el Sol el que calienta el aire) y ya tenemos la primera pista. Vamos con la segunda.



Si alguna vez ha estado a pie quieto en la orilla del mar o en una piscina, habrá notado que siente los pies más fríos que el resto del cuerpo. Eso sucede porque el agua fría es más densa y se va al fondo. Piense ahora que el aire es, como el agua, un fluido.  El aire cálido es menos denso y por lo tanto sube. El aire frío es comparativamente más denso y por lo tanto tiende a desplomarse. Vamos con la tercera.

Calor y temperatura son conceptos que en el lenguaje cotidiano se confunden, pero son diferentes. Aunque sean magnitudes distintas, están relacionadas. Cuando dos cuerpos que tienen distintas temperaturas se ponen en contacto entre sí, se produce una transferencia de energía calorífica desde el cuerpo de mayor temperatura al de menor temperatura. La transferencia de calor se puede realizar por tres mecanismos físicos: conducción, convección y radiación, que actúan simultáneamente en el sistema Tierra-Atmósfera-Océano, transfiriendo calor entre la superficie de la Tierra (tanto del suelo como del mar) y la atmósfera. Los tres procesos se ilustran en la figura anterior (B).

Para lo que aquí nos interesa, la conducción es la transferencia de calor a través de la materia desde las temperaturas más altas a las más bajas. La superficie del suelo que ha sido calentada por la radiación solar (es decir, la superficie insolada) transmite su calor al aire en contacto inmediato con ella.

Viajemos ahora a los inicios del siglo XIX cuando, estudiando las relaciones entre la presión, la temperatura y el volumen de los gases, JosephLouis Gay-Lussac descubrió que la presión del gas es directamente proporcional a su temperatura: si aumentamos la temperatura, aumentará la presión. Si disminuimos la temperatura, disminuirá la presión.

Según esa regla, cuando una masa de aire desciende, a medida que lo hace se somete progresivamente a una mayor presión atmosférica (recuerde que cuanto menor es la altitud mayor es la presión, de donde se deriva el archiconocido “mal de altura”), se comprime y se calienta: es el aumento de temperatura por compresión. Por tanto, conforme una masa de aire frío y denso desciende su temperatura aumenta por compresión y se vuelve incluso más denso.

Ese aire más denso y frío es el que se extiende estos días por las tierras bajas españolas, produciendo la paradoja de que se estará más calentito en las cumbres de Guadarrama que en las tierras bajas del valle del Henares.

Inversiones térmicas: valles fríos y piscinas de aire frío

El fenómeno climatológico denominado inversión térmica se presenta normalmente en las mañanas frías sobre los valles de escasa circulación de aire en todos los ecosistemas terrestres. También se presenta en las cuencas próximas a las laderas de las montañas en noches frías debido a que la pérdida del calor de la superficie terrestre por la radiación nocturna es tan intensa que el suelo se enfría más rápidamente que el aire contiguo a él.

Cuando hay un anticiclón, el aire desciende desde las capas más altas de la troposfera, se calienta y retiene junto a la superficie el más frío, que aparece por radiación. Modificada a partir de una figura de METEORED.


Recuerde ahora que el calor por conducción siempre se transmitirá desde un cuerpo más caliente (a mayor temperatura) a otro más frío (si no se lo cree, prueba a calentar la cocina dejando abierta la puerta del frigorífico). Esto hace que las capas inferiores de aire cedan su calor al suelo enfriado por la noche por medio de la conducción, ocasionando que las primeras se enfríen más que las capas superiores, las cuales, además, se han calentado otra vez con la nueva radiación solar. Así, el aire que se encuentra justo sobre el suelo está más frío que el aire a niveles ligeramente superiores, lo cual constituye una inversión del descenso térmico vertical típico de la temperatura.

Las inversiones térmicas se producen con tiempo estable, vientos suaves y ausencia de radiación solar. En esas condiciones, el aire frío, más denso, se deposita en la superficie, de modo que será en las zonas deprimidas o hundidas donde se registren las temperaturas más bajas. El fenómeno puede observarse frecuentemente en nuestras latitudes durante los meses invernales, cuando no es extraño obtener temperaturas mínimas más bajas en las mesetas que en las cimas de los sistemas montañosos.

Cuando estas depresiones del terreno son cerradas y se sitúan en entornos donde se producen fuertes inversiones térmicas, porque durante la noche el aire frío y denso de las partes altas de las laderas que desciende por cañadas, gargantas y laderas desciende hacia el fondo de la depresión y puede formar una piscina de aire frío o CAP (cold-air pool en la bibliografía inglesa). Las temperaturas que se llegan a alcanzar en el interior de estas depresiones pueden ser muy inferiores a las de las zonas adyacentes o circundantes.

De modo que lo que está pasando a escala continental es, básicamente, una inversión térmica, un fenómeno que se presenta normalmente en las mañanas frías sobre los valles de escasa circulación. En definitiva, en cuestiones de clima, nada nuevo bajo el Sol. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.