Frutos de Meiogine
heteropetala
El olor de la hojarasca en otoño es una fragancia que evoca memoria
y melancolía. Cuando las hojas secas caen y se acumulan en los suelos húmedos de
los bosques y parques, comienza una lenta descomposición que libera un aroma terroso,
dulce y levemente ácido. Es el perfume del cambio de estación, de lo efímero. Mezcla
de madera, tierra mojada y sol apagado, ese olor nos conecta con la naturaleza en
su ciclo de renovación. Caminar sobre la hojarasca crujiente mientras se respira
ese aire fresco y aromático es una experiencia sensorial profunda. No es solo un
olor, sino un recuerdo táctil del paso del tiempo. Invita a la introspección, al
abrigo, a la calma. El otoño, a través de su fragancia, nos recuerda que todo lo
que muere también nutre, y que en cada final hay un inicio silencioso. Así huele
el otoño: a transformación.
Los imitadores florales engañan a sus polinizadores desarrollando
semejanzas visuales y olfativas que siguen diversos modelos. Por eso, si a nosotros
nos seduce el aroma a hojas marchitas, el escarabajo australiano Loberus sharpi
queda tan atrapado que hace de transportista involuntario del polen de un arbolito
de las flores cuyo aroma le subyuga hasta el punto de que uno y otro están ligados
por el implacable motor de la evolución.
El engaño floral es uno de los engaños más audaces de la naturaleza:
lo practican muchas flores que engañan a los animales para que las visiten, no con
recompensas como polen o néctar, sino con meras ilusiones. Algunas huelen a podrido;
otras liberan aromas que imitan a las feromonas que atraen sexualmente a insectos
a la búsqueda de pareja, y así un sinfín de engaños que sería prolijo enumerar.
En cada caso, el polinizador transfiere polen sin darse cuenta al caer en la trampa.
Una especie, Meiogine heteropetala, ha optado por un disfraz muy original.
Esta planta del noreste
de Australia es miembro de la familia de las chirimoyas (Annonaceae), una familia
con la reconocida capacidad de sus flores que atraen a los escarabajos con aromas
frutales o fermentados. Sin embargo,
un estudio reciente revela
que Meiogine heteropetala imita el aspecto y el olor de las hojas y ramitas
muertas atrapadas en el dosel para engañar a los escarabajos para que lo polinicen:
el primer caso documentado de tal estrategia.
Para descubrir este disfraz
foliar, el equipo de investigación desarrolló cinco años de trabajo de campo en
los bosques de Queensland, Australia. Observaron árboles en flor, tanto
silvestres como en jardines, y registraron qué insectos visitaban las flores y
qué hacían una vez que pululaban por las ramas. Para comprender qué hacía a las
flores tan atractivas, analizaron su tamaño, color y aroma, y compararon estas
características con las de hojas marchitas que permanecían atrapadas en las
ramas.
Las flores, con sus pétalos
marrón oscuro y su aroma a hojarasca, no son lo que uno consideraría
"ostentoso" e incluso parecen penachos de hojas muertas. Sin embargo,
eso no impedía que muchos invertebrados, incluyendo escarabajos, ninfas de cucarachas
y arañas, las visitaran. ¿Qué tienen en común todos estos animales? Forman
parte de la diversa fauna que habita en la hojarasca, lo que sugiere que estas
flores se hacen pasar por hojas muertas.
Entre todos los visitantes
destacó el pequeño escarabajo Loberus sharpi. No solo era lo
suficientemente pequeño como para entrar en la cámara floral interna, donde se
encuentran los órganos productores de polen y los óvulos, sino que también era
la única especie encontrada que transportaba granos de polen. Lo que era aún más
revelador, L. sharpi es un insecto especialista conocido por aparearse y
poner sus huevos en la hojarasca; de hecho, los investigadores encontraron
huevos de este insecto en los pétalos de Meiogine heteropetala. En
conjunto, estos hallazgos proporcionan una sólida evidencia de la eficacia del
engaño floral de M. heteropetala.
El escarabajo Loberus sharpi
(flecha blanca) visitando una flor de Meiogine heteropetala. Foto de Liu
Ming-Fai.
Sin embargo, este engaño es mucho
más que un simple retoque de aspecto. Los análisis de olores demostraron que M.
heteropetala produce un olor notablemente similar al de las hojas en
descomposición; de hecho, el 1.8-cineol es el compuesto aromático más abundante
en las flores y en la hojarasca en descomposición. Esta semejanza era tan
convincente que los experimentos de laboratorio demostraron que L. sharpi
es atraído por el aroma de las flores, por la hojarasca natural y por el
1,8-cineol, lo que sugiere que los escarabajos tienen dificultades para
diferenciar los aromas. Si bien seguían prefiriendo el olor de la hojarasca, el
parecido aromático era suficiente para engañarlos y llevarlos a las flores,
asegurando así la polinización.
Como resultado, este nuevo estudio es más que una simple historia fascinante sobre una flor que engaña a los polinizadores: abre un nuevo capítulo en nuestra comprensión de las relaciones entre plantas y polinizadores al demostrar que incluso las hojas muertas pueden convertirse en un objetivo para el mimetismo evolutivo.