jueves, 3 de julio de 2025

UN ÁRBOL QUE ENGAÑA A SU POLINIZADOR IMITANDO HOJAS MUERTAS


Frutos de Meiogine heteropetala

El olor de la hojarasca en otoño es una fragancia que evoca memoria y melancolía. Cuando las hojas secas caen y se acumulan en los suelos húmedos de los bosques y parques, comienza una lenta descomposición que libera un aroma terroso, dulce y levemente ácido. Es el perfume del cambio de estación, de lo efímero. Mezcla de madera, tierra mojada y sol apagado, ese olor nos conecta con la naturaleza en su ciclo de renovación. Caminar sobre la hojarasca crujiente mientras se respira ese aire fresco y aromático es una experiencia sensorial profunda. No es solo un olor, sino un recuerdo táctil del paso del tiempo. Invita a la introspección, al abrigo, a la calma. El otoño, a través de su fragancia, nos recuerda que todo lo que muere también nutre, y que en cada final hay un inicio silencioso. Así huele el otoño: a transformación.

Los imitadores florales engañan a sus polinizadores desarrollando semejanzas visuales y olfativas que siguen diversos modelos. Por eso, si a nosotros nos seduce el aroma a hojas marchitas, el escarabajo australiano Loberus sharpi queda tan atrapado que hace de transportista involuntario del polen de un arbolito de las flores cuyo aroma le subyuga hasta el punto de que uno y otro están ligados por el implacable motor de la evolución.

El engaño floral es uno de los engaños más audaces de la naturaleza: lo practican muchas flores que engañan a los animales para que las visiten, no con recompensas como polen o néctar, sino con meras ilusiones. Algunas huelen a podrido; otras liberan aromas que imitan a las feromonas que atraen sexualmente a insectos a la búsqueda de pareja, y así un sinfín de engaños que sería prolijo enumerar. En cada caso, el polinizador transfiere polen sin darse cuenta al caer en la trampa. Una especie, Meiogine heteropetala, ha optado por un disfraz muy original.

Esta planta del noreste de Australia es miembro de la familia de las chirimoyas (Annonaceae), una familia con la reconocida capacidad de sus flores que atraen a los escarabajos con aromas frutales o fermentados. Sin embargo, un estudio reciente revela que Meiogine heteropetala imita el aspecto y el olor de las hojas y ramitas muertas atrapadas en el dosel para engañar a los escarabajos para que lo polinicen: el primer caso documentado de tal estrategia.

El disfraz foliar de Meiogine heteropetala. Al fondo se ve una flor de la especie (flecha negra) que se asemeja a las hojas muertas (flecha blanca) situadas entre las ramas del árbol. La foto rodeada de un círculo es un primer plano de las flores de M. heteropetala. Fotos de Liu Ming-Fai y Chun-Chiu Pang.

Para descubrir este disfraz foliar, el equipo de investigación desarrolló cinco años de trabajo de campo en los bosques de Queensland, Australia. Observaron árboles en flor, tanto silvestres como en jardines, y registraron qué insectos visitaban las flores y qué hacían una vez que pululaban por las ramas. Para comprender qué hacía a las flores tan atractivas, analizaron su tamaño, color y aroma, y compararon estas características con las de hojas marchitas que permanecían atrapadas en las ramas.

Las flores, con sus pétalos marrón oscuro y su aroma a hojarasca, no son lo que uno consideraría "ostentoso" e incluso parecen penachos de hojas muertas. Sin embargo, eso no impedía que muchos invertebrados, incluyendo escarabajos, ninfas de cucarachas y arañas, las visitaran. ¿Qué tienen en común todos estos animales? Forman parte de la diversa fauna que habita en la hojarasca, lo que sugiere que estas flores se hacen pasar por hojas muertas.

Entre todos los visitantes destacó el pequeño escarabajo Loberus sharpi. No solo era lo suficientemente pequeño como para entrar en la cámara floral interna, donde se encuentran los órganos productores de polen y los óvulos, sino que también era la única especie encontrada que transportaba granos de polen. Lo que era aún más revelador, L. sharpi es un insecto especialista conocido por aparearse y poner sus huevos en la hojarasca; de hecho, los investigadores encontraron huevos de este insecto en los pétalos de Meiogine heteropetala. En conjunto, estos hallazgos proporcionan una sólida evidencia de la eficacia del engaño floral de M. heteropetala.

El escarabajo Loberus sharpi (flecha blanca) visitando una flor de Meiogine heteropetala. Foto de Liu Ming-Fai.

Sin embargo, este engaño es mucho más que un simple retoque de aspecto. Los análisis de olores demostraron que M. heteropetala produce un olor notablemente similar al de las hojas en descomposición; de hecho, el 1.8-cineol es el compuesto aromático más abundante en las flores y en la hojarasca en descomposición. Esta semejanza era tan convincente que los experimentos de laboratorio demostraron que L. sharpi es atraído por el aroma de las flores, por la hojarasca natural y por el 1,8-cineol, lo que sugiere que los escarabajos tienen dificultades para diferenciar los aromas. Si bien seguían prefiriendo el olor de la hojarasca, el parecido aromático era suficiente para engañarlos y llevarlos a las flores, asegurando así la polinización.

Como resultado, este nuevo estudio es más que una simple historia fascinante sobre una flor que engaña a los polinizadores: abre un nuevo capítulo en nuestra comprensión de las relaciones entre plantas y polinizadores al demostrar que incluso las hojas muertas pueden convertirse en un objetivo para el mimetismo evolutivo.