domingo, 6 de agosto de 2023

La cara oculta de la Luna

 

Superluna sobre la plaza de Cervantes en Alcalá de Henares

Después de la publicación de mi reciente artículo sobre la pasada superluna, amigos, familiares y lectores me han tomado por un oráculo astronómico y me lanzan preguntas de lo más interesante. Selecciono algunas:

¿Por qué vemos siempre la misma cara de la Luna?

¿Por qué la cara oculta de la Luna tiene menos cráteres que la cara que siempre vemos?

¿Por qué la Luna (y la Tierra y todos los planetas) son esferas casi perfectas?

¿Por qué los cráteres de la superficie lunar son redondos?

Haré los deberes. Me estudiaré las respuestas y en sucesivos artículos intentaré responderlas con la mayor brevedad de la que sea capaz. Empezaré por las dos primeras.

¿Por qué vemos siempre la misma cara de la Luna?

Considérese el ejemplo de un tiovivo especial en el que se dieran tres situaciones:

a) Va usted subido en un elemento de la plataforma giratoria del tiovivo mirando siempre hacia el eje de giro del carrusel.

b) El elemento del tiovivo en el que va subido es una taza que gira sobre sí misma dando vueltas y más vueltas.

c) En el centro del carrusel, es decir, junto al eje, pero sin estar subido a la plataforma giratoria, hay un observador que, levantado sobre una pequeña plataforma concéntrica a la mayor, pero totalmente independiente de ella, gira sobre sí mismo.

Cuando el tiovivo esté funcionando, usted estará realizando dos movimientos u órbitas: un movimiento de traslación alrededor del eje de la plataforma principal y, como va dentro de una taza giratoria, un segundo movimiento de rotación cuyo eje es usted mismo.

Ajeno al movimiento de la plataforma, el observador solo rotará sobre sí mismo y podrá verlo a usted… mientras pueda, claro, porque llegará un momento en que usted, en su movimiento de traslación, irá escapando poco a poco de su ángulo de visión hasta situarse a su espalda, momento en el que lo habrá perdido completamente de vista. Esa ocultación progresiva de nuestro satélite se refleja en los cambios aparentes de su porción visible iluminada por la Tierra y el Sol, unos cambios que constituyen las fases lunares de las que me ocuparé en otra ocasión.

Volvamos a nuestro tiovivo. Sustituya la Luna por usted y al observador central por la Tierra (haga abstracción de que la Tierra gira también a través del Sol, porque para lo que aquí nos importa es irrelevante) y ya puede hacerse una idea cabal de los movimientos relativos de uno con respecto al otro. Veamos ahora la velocidad y la sincronía o asincronía de los tres movimientos implicados.

Aunque la Tierra realiza su movimiento de traslación alrededor del Sol a una velocidad escalofriante (107.000 km/h), rota sobre sí misma a una velocidad más de sesenta veces inferior (1.700 km/h), lo que hace que cualquier punto de la superficie terrestre haga un giro completo cada 24 horas. El movimiento de la Tierra es independiente de los movimientos de la Luna, es decir unos y otros son asincrónicos.

Para comprobarlo, mire la imagen superior izquierda de este video que presenta en tiempo real los movimientos de la Luna a lo largo de 2023.

En cambio, ambos movimientos lunares son sincrónicos, porque la velocidad de traslación es la misma que la de rotación: la Luna da una vuelta completa alrededor de su eje en aproximadamente 27,32 días (mes sidéreo), el mismo tiempo que emplea en completar una órbita alrededor de la Tierra. Gracias a eso vemos siempre la misma cara de la Luna y, de paso, le dimos la oportunidad a Pink Floyd para crear uno de sus mejores discos The dark side of the Moon. Por si no he explicado bien los movimientos relativos de la Tierra y su satélite, vean este vídeo breve y didáctico.

¿Por qué la cara oculta de la Luna tiene menos cráteres que la visible?



El próximo mes de octubre se cumplirán 64 años desde que la sonda espacial soviética Luna 3 enviara a la Tierra las primeras imágenes de la cara oculta. Cuando llegaron las primeras imágenes, los técnicos descubrieron que en ese lado inexplorado había valles, montañas y cráteres, pero ninguno de los muchos mares inertes característicos de la cara lunar visible

En este video puede ver el lado oculto de la Luna desde su Polo Sur filmado por la cámara de una de las naves gemelas GRAIL, lanzadas por la NASA en 2012.

El enigma de la ausencia de mares lunares tardó más de medio siglo en resolverse. En 2014 unos astrónomos lo desvelaron en un artículo que dejo en este enlace. En resumen, lo que allí se concluía era que la ausencia de mares en el lado oculto se debía a una diferencia en el espesor de la corteza lunar originada desde el mismo momento de la formación lunar.

La historia comienza hace 4.500 millones de años, cuando Theia, un objeto sideral del tamaño de Marte, chocó violentamente contra la Tierra. En aquel colosal Armagedón, capas externas de la Tierra y de Theia salieron disparadas hacia el espacio; con el tiempo algunas de ellas se ensamblaron y formaron la Luna. Ni que decir tiene que después del enorme impacto Tierra y Luna estaban muy calientes. La Tierra y Theia no sólo se derritieron; partes de ellas se convirtieron en vapor, creando un disco de roca, magma y vapor alrededor de nuestro mundo.

La Luna, de tamaño mucho más pequeño, se enfrió más rápidamente. La Tierra todavía caliente a más de 2.500 grados centígrados, emitía calor hacia el lado próximo de la Luna. El lado contrario, más alejado de aquella Tierra en ebullición, se enfrió lentamente, mientras que el que miraba hacia nuestro planeta se mantenía fundido, creando una diferencia de temperatura entre las dos caras, un fenómeno térmico que cualquiera puede comprobar arrimando el trasero a las resistencias de una estufa.

Mapa en relieve de la Luna creado a partir de datos de la sonda japonesa Kaguya


Esa diferencia fue decisiva para la formación de la capa más externa de la Luna, la corteza, que contiene altas concentraciones de aluminio y calcio. Como la cara ahora visible estaba todavía demasiado caliente, ambos elementos se condensaron preferentemente en la atmósfera de la relativamente fresca parte que ahora permanece oculta.

Cientos de millones de años más tarde, aluminio y calcio se combinaron con los silicatos en el manto lunar para formar un tipo de feldespatos que, a modo de armadura o cáscara, formaron la corteza lunar. Por eso, corteza de la cara oculta, que como consecuencia de la mayor concentración de aluminio y calcio posee más feldespatos, es más gruesa.

Actualmente la Luna, ya completamente fría, no está fundida bajo superficie, pero cuando comenzó a formarse y sufría el impacto de grandes meteoritos, debajo de su corteza yacía un océano de magma hipercalentado a presión comparable al que existe en el manto terrestre y que aflora en superficie por las placas tectónicas y con la erupción de los volcanes.

Los impactos de los meteoritos sobre la antigua Luna todavía recalentada liberaron grandes mantos de lava basáltica que formaron los característicos mares lunares de la cara visible. Los meteoritos también golpearon la cara oculta, pero como la corteza era allí demasiado gruesa, resistió los impactos sin que brotaran grandes coladas de basalto magmático: por eso esa cara lunar está repleta de valles, cráteres y montañas, pero casi falta de mares.

Más respuestas en la próxima entrega. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.