sábado, 16 de agosto de 2025

BREVE HISTORIA DE DOS MARIQUITAS

 

Si uno se detiene a observar con calma un rosal plagado de pulgones, descubrirá un pequeño ejército rojo con puntitos negros que libra, gratis y sin pedir subvenciones ni cobrar horas extra, una batalla feroz contra esos chupadores de savia. Esa heroína diminuta es la mariquita de dos puntos (Adalia bipunctata), toda una veterana europea: discreta, eficiente y con el encanto de ser justo lo que esperas de una mariquita de cuento infantil.

Ahora bien, como suele ocurrir con las historias naturales (y con las “soluciones milagrosas” de taxistas y cuñaos), la cosa se complica cuando aparece su prima lejana: la mariquita asiática (Harmonia axyridis), traída desde Asia con la mejor de las intenciones en los años ochenta: acabar con los pulgones de invernaderos y frutales. Una especie superdepredadora, pensaron los científicos. “Una especie que nos hará la vida más fácil”, creyeron los agricultores. Como suele ocurrir, nadie preguntó a la mariquita de dos puntos qué opinaba.

La buena ciudadana: Adalia bipunctata

La mariquita de dos puntos es como esa vecina que riega las plantas cuando te vas de vacaciones. No hace ruido, no molesta y además es extraordinariamente eficaz. Se come pulgones con el mismo entusiasmo con el que un adolescente devora pizza, y al acabar se retira tranquilamente a la sombra, satisfecha y lista para otra ronda. Vive lo justo, se reproduce con moderación y, cuando llega el invierno, se esconde sin hacer mucho alboroto. En resumen: un insecto cívico, trabajador y amable con la comunidad.

Forma típica de Adalia bipunctata. Wikipedia

La prima problemática: Harmonia axyridis

La mariquita asiática, en cambio, es el pariente que llega a la fiesta, se come todos los canapés, bebe tu vino y después echa a los demás invitados. Más grande, más voraz y con un apetito poco selectivo, no se conforma con pulgones: devora también a larvas de otras mariquitas, incluidos los pequeñitos de dos puntos. Y para colmo, su guardarropa es tan variado (puede ser roja, naranja, amarilla, con manchas o sin ellas, incluso negra con puntos rojos) que parece más un carnaval que una especie concreta.

En otoño, además, desarrolla una inquietante costumbre: formar enormes agregaciones dentro de las casas. Imagina abrir tu ventana y descubrir que compartes salón con cientos de bichitos amarillos que, si se sienten molestos, segregan un líquido que huele como si alguien hubiera olvidado fruta fermentada en el coche.

Diversas variantes de la mariquita asiática y su amplia diversidad de manchas y tonos. Wikipedia

Lo bueno vs. lo malo

La diferencia crucial es de equilibrio. Adalia bipunctata se limita a cumplir su rol ecológico de depredador especializado, manteniendo a raya a los pulgones sin causar daños colaterales. En cambio, Harmonia axyridis rompe el equilibrio: desplaza a las especies nativas, altera cadenas tróficas y hasta puede arruinar una cosecha de vino con su sabor amargo si por accidente acaba triturada entre las uvas.

Moraleja

En la naturaleza, como en la política internacional, introducir un “aliado poderoso” sin calcular las consecuencias puede acabar en catástrofe. La mariquita de dos puntos es la trabajadora local que mantiene la paz; la mariquita asiática, el conquistador desmedido que arrasa con todo.

La próxima vez que veas una mariquita en tu jardín, fíjate bien: si tiene dos puntitos negros y un aire educado, celébralo. Si en cambio parece un carnaval ambulante con exceso de confianza, recuerda esta historia. Porque incluso en el diminuto mundo de las mariquitas, hay damas y hay villanos.

Protege tu jardín y tu hogar conociendo a estas pequeñas aliadas (o enemigas).