Si uno se detiene a observar con
calma un rosal plagado de pulgones, descubrirá un pequeño ejército rojo con
puntitos negros que libra, gratis y sin pedir subvenciones ni cobrar horas
extra, una batalla feroz contra esos chupadores de savia. Esa heroína diminuta
es la mariquita de dos puntos (Adalia bipunctata), toda una veterana
europea: discreta, eficiente y con el encanto de ser justo lo que esperas de
una mariquita de cuento infantil.
Ahora bien, como suele ocurrir
con las historias naturales (y con las “soluciones milagrosas” de taxistas y
cuñaos), la cosa se complica cuando aparece su prima lejana: la mariquita
asiática (Harmonia axyridis), traída desde Asia con la mejor de las
intenciones en los años ochenta: acabar con los pulgones de invernaderos y
frutales. Una especie superdepredadora, pensaron los científicos. “Una especie
que nos hará la vida más fácil”, creyeron los agricultores. Como suele ocurrir,
nadie preguntó a la mariquita de dos puntos qué opinaba.
La buena ciudadana: Adalia
bipunctata
La mariquita de dos puntos es
como esa vecina que riega las plantas cuando te vas de vacaciones. No hace
ruido, no molesta y además es extraordinariamente eficaz. Se come pulgones con
el mismo entusiasmo con el que un adolescente devora pizza, y al acabar se
retira tranquilamente a la sombra, satisfecha y lista para otra ronda. Vive lo
justo, se reproduce con moderación y, cuando llega el invierno, se esconde sin
hacer mucho alboroto. En resumen: un insecto cívico, trabajador y amable con la
comunidad.
![]() |
Forma típica de Adalia bipunctata. Wikipedia |
La prima problemática: Harmonia
axyridis
La mariquita asiática, en cambio,
es el pariente que llega a la fiesta, se come todos los canapés, bebe tu vino y
después echa a los demás invitados. Más grande, más voraz y con un apetito poco
selectivo, no se conforma con pulgones: devora también a larvas de otras
mariquitas, incluidos los pequeñitos de dos puntos. Y para colmo, su
guardarropa es tan variado (puede ser roja, naranja, amarilla, con manchas o
sin ellas, incluso negra con puntos rojos) que parece más un carnaval que una
especie concreta.
En otoño, además, desarrolla una
inquietante costumbre: formar enormes agregaciones dentro de las casas. Imagina
abrir tu ventana y descubrir que compartes salón con cientos de bichitos
amarillos que, si se sienten molestos, segregan un líquido que huele como si
alguien hubiera olvidado fruta fermentada en el coche.
![]() |
Diversas variantes de la mariquita asiática y su amplia diversidad de manchas y tonos. Wikipedia |
Lo bueno vs. lo malo
La diferencia crucial es de
equilibrio. Adalia bipunctata se limita a cumplir su rol ecológico de
depredador especializado, manteniendo a raya a los pulgones sin causar daños
colaterales. En cambio, Harmonia axyridis rompe el equilibrio: desplaza
a las especies nativas, altera cadenas tróficas y hasta puede arruinar una
cosecha de vino con su sabor amargo si por accidente acaba triturada entre las
uvas.
Moraleja
En la naturaleza, como en la
política internacional, introducir un “aliado poderoso” sin calcular las
consecuencias puede acabar en catástrofe. La mariquita de dos puntos es la
trabajadora local que mantiene la paz; la mariquita asiática, el conquistador
desmedido que arrasa con todo.
La próxima vez que veas una
mariquita en tu jardín, fíjate bien: si tiene dos puntitos negros y un aire
educado, celébralo. Si en cambio parece un carnaval ambulante con exceso de
confianza, recuerda esta historia. Porque incluso en el diminuto mundo de las
mariquitas, hay damas y hay villanos.
Protege tu jardín y tu hogar conociendo a estas pequeñas aliadas (o enemigas).