En el Creciente Fértil
y durante muchas generaciones la palmera datilera (Phoenix dactylifera)
se ha considerado un símbolo de fertilidad, que brota casi milagrosamente a
lo largo de ríos y oasis en los desiertos más áridos de la región. El árbol ha
sido representado en bajorrelieves, monumentos y monedas. Incluso se cree que
su forma inspiró un estilo de columnas en la arquitectura griega.
Con usos que van desde
referencias botánicas reales hasta símbolos de justicia, victoria, belleza y
vida eterna, el término “palmera” y sus derivados se mencionan alrededor de 36
veces en la Biblia (dependiendo de la traducción al español o al inglés, ya que
algunas versiones dicen “palma” o “árbol de palma”).
Sus hojas se esparcen por todo el
mundo durante las procesiones del Domingo de Ramos para simbolizar la última
entrada de Cristo en Jerusalén, y las hojas de palma cubren las tiendas de
Sucot durante la Fiesta Judía Anual de los Tabernáculos, según lo estipula el
Levítico. Los musulmanes han consumido sus frutos desde hace mucho tiempo para
romper el ayuno diario del Ramadán. De hecho, la palmera datilera (Phoenix
dactylifera), que el profeta Mahoma dijo que fue «creada
del barro que quedó después de la creación de Adán», era y es una especie
fundamental en la cultura y la economía de gran parte del mundo islámico.
La palmera datilera es una
especie dioica, con individuos masculinos (productores de polen) y femeninos
(que generan frutos). Aunque la polinización natural ocurre mediante el viento,
en los huertos comerciales se recurre casi exclusivamente a la polinización
manual para asegurar mejores rendimientos. Un solo árbol macho puede polinizar
hasta 100 hembras, lo que permite reducir la presencia de árboles masculinos en
la plantación.
La técnica más frecuente consiste
en tomar hebras frescas de flores masculinas (espatas abiertas), colocarlas, en
posición invertida, entre las inflorescencias femeninas tras espolvorear algo
de polen sobre ellas. Luego se fijan con una cuerda fina para garantizar
estabilidad y exposición adecuada al polen. Hay otros métodos modernos (algunos
realizados con drones), pero todos ellos consisten básicamente en espolvorear
el polen obtenido de las plantas masculinas sobre las flores femeninas.
En un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pueda leerse que más del 75 % de la producción anual de dátiles y una parte proporcional del mercado mundial de dátiles, valorado en casi 15.000 millones de dólares, provienen de los países predominantemente musulmanes que rodean el Golfo Pérsico y el oeste del norte de África, encabezados por el mayor productor mundial de los últimos años: Egipto.
Pero quizás sea más sorprendente saber
que Estados Unidos completó la lista de los veinte principales productores
mundiales de dátiles. En 2020 la
producción datilera de Estados Unidos rozó las 57.000 toneladas métricas
principalmente de las variedades Deglet Noor y Medjool, con un
valor estimado cercano a los 200 millones de dólares.
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Aspectos generales de Phoenix datcylifera. |
La producción de dátiles en
Estados Unidos se concentra principalmente en los valles desérticos del sur de
California y en menor medida en Arizona y Texas, donde el clima cálido y seco
favorece el cultivo de la palmera datilera. El valle de Coachella, en
California, es la zona más importante y reconocida, en la que se
producen 35.000 toneladas al año, sobre todo de las variedades de alta
calidad Medjool y Deglet Noor, que representan la mayor parte del
suministro nacional. En 2020, la cosecha californiana, extendida sobre unas 6.000
hectáreas, alcanzó
las 47.700 toneladas, y un valor total de 114 millones de dólares.
Esos dátiles no solo abastecen al
mercado interno, sino que también se exportan a diferentes países, lo que sitúa
a Estados Unidos como uno de los productores más destacados fuera de Medio
Oriente y el norte de África.
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Detalles de Phoenix dactylifera. 1: porte general; 2: inflorescencia masculina; 3: detalles de las flores masculinas; 4: inflorescencia femenina; 5, detalle de las flores femeninas. |
La historia del cultivo de
dátiles en Estados Unidos está estrechamente ligada a la introducción de la
palmera datilera a finales del siglo XIX y a los esfuerzos agrícolas del
suroeste del país. Los primeros intentos serios aparecieron en California y
Arizona, donde se sabía que el clima árido y caluroso de los valles desérticos
era muy similar al de Oriente Medio y el norte de África.
El proyecto estadounidense de implantación de la palmera datilera se parece mucho a los esfuerzos que realizaron las potencias imperialistas europeas a finales del siglo XIX y principios del XX para transferir caucho, té, quina y otras plantas a sus propias colonias.
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Phoenix dactylifera. Izquierda: inflorescencia femenina péndula por el peso de los frutos. Derecha: los frutos de los dátiles son drupas. El hueso contiene las semillas de consistencia pétrea. |
Cómo la palmera datilera llegó al
oeste desde su tierra natal, el Golfo Pérsico, a través del Sahara, hasta el
Valle de Coachella es una historia de ingenio, adaptación y persistencia en
algunos de los entornos más hostiles de la Tierra. También es una historia con
capítulos más oscuros: imperios, expropiaciones, esclavitud y, sí, incluso
aranceles.
En la primavera de 1927, el
fitopatólogo y especialista en dátiles del Departamento de Agricultura de Estados
Unidos (USDA) Walter
Tennyson Swingle, el hombre que introdujo en su país la palmera datilera ,
el pistacho entre otras plantas útiles, así como
la avispa del higo, que hizo posible el cultivo de higos de Esmirna en
California, se unió a un equipo de investigación multinacional patrocinado por
Francia, enviado para investigar la recién descubierta enfermedad fúngica Bayoud
(o Baioudh), que amenazaba con extinguir las preciadas palmeras
datileras Medjool (o Mejhoul) del Tafilalet marroquí, al que en 1945 Swingle
llamó el "mayor
oasis de dátiles de África".
La enfermedad de Bayoud es una plaga
de la palmera datilera producida por el hongo Fusarium oxysporum. De la enfermedad
se supo por primera vez en Marruecos en 1870. La palabra "bayoud" se
deriva del árabe abiadh ("blanco"), y alude a la decoloración
blanquecina de las hojas enfermas.
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Una palmera datilera (Phoenix dactylifera) y segmentos del fruto, rodeados por seis escenas que ilustran su uso por el hombre. Litografía coloreada, c. 1840. |
En el camino, el equipo se detuvo durante varios días en el puesto de avanzada de la Legión Extranjera Francesa en Bou Denib, a unas 100 millas al este de su destino, para organizar su escolta militar, ya que el país aún no estaba completamente pacificado. Mientras estaban allí, Swingle se hizo amigo del jerif local, quien lo llevó de visita al oasis donde se cultivaban 9.000 palmeras datileras.
Cuando Swingle descubrió en una
parcela un pequeño grupo de árboles Medjool no infectados, le preguntó
al sharif si podía comprar algunos retoños del árbol "madre" para
enviarlos a casa, ya que por entonces esa famosa variedad no se cultivaba en Estados
Unidos. Poco después, una caja con once retoños se dirigía al suroeste de
Estados Unidos; los descendientes de esos árboles producen ahora una cuarta
parte de todos los dátiles cultivados en Estados Unidos y la mayoría de los Medjool
—considerados los " reyes de los dátiles " por su tamaño y dulzor—
que se cosechan en todo el mundo.
Durante el siglo XX, la
mecanización, los programas de polinización manual y las técnicas de riego por
goteo permitieron aumentar el rendimiento. Estados Unidos se consolidó como uno
de los pocos países fuera del Viejo Mundo con una producción de dátiles de alta
calidad, y el cultivo se convirtió en un símbolo agrícola y cultural del
desierto del suroeste norteamericano.
Valor nutritivo de los dátiles:
ojo con los azúcares
Es importante destacar que los
dátiles se comercializan sin añadido de azúcares. A lo sumo, después de
lavarlos, secarlos y pasteurizarlos, se suele aplicar glucosa o jarabe ligero
para dar brillo. Menos mal, porque si algo le sobra a los dátiles son los azúcares.
Cien gramos de dátiles secos, sin
hueso, aportan el siguiente contenido:
Energía: 275–300 kcal.
Carbohidratos: 70–75 gr.
Azúcares naturales (glucosa,
fructosa, sacarosa): 60–66 gr.
Fibra dietética: 6–8 gr.
Proteínas: 2–3 gr.
Grasas: 0.2–0.5 g (muy bajas).
Vitaminas: A (en forma de
carotenoides), B2, B3, B5, B6 y K.
Minerales: potasio (650–700 mg), magnesio
(50–60 mg), cobre, manganeso, hierro, calcio y fósforo.
En resumen, los dátiles son un
alimento rico en energía, fibra, minerales y antioxidantes, excelente para la
recuperación física y como parte de una dieta equilibrada, aunque conviene
moderar su consumo por el alto contenido de azúcares. Son, pues, aptos como
“snacks saludables” porque aportan energía sostenida para deportistas o en
ayunos prolongados (por eso se usan en el Ramadán para romper el ayuno).