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lunes, 16 de octubre de 2017

Tazas de café y cacas de hormiga

Grupos de hormigas tejedoras (Oecophylla smaradigna). Foto.
Las plantas de café se benefician de los excrementos de las hormigas.

El nitrógeno es, con diferencia, el elemento químico más abundante: un 78% de la atmósfera es nitrógeno. Es también un elemento esencial en el metabolismo de todos los organismos, por tratarse de un componente esencial de los aminoácidos y los ácidos nucleicos, vitales para los seres vivos. De todos los nutrientes minerales, el nitrógeno es el que mayor efecto tiene en el crecimiento de las plantas y, por lo tanto, en la productividad primaria de los ecosistemas, lo que afecta a su vez a todos los organismos que dependen de ellas. El aumento en el rendimiento de las cosechas a partir de que se comenzaron a utilizar fertilizantes nitrogenados en el siglo XIX lo demuestra. A pesar de la gran cantidad de nitrógeno atmosférico, este elemento es limitante: pocos organismos pueden asimilarlo en esta forma. Las plantas solamente pueden asimilarlo eficientemente forma de iones amonio (NH4+) o nitrato (NO3-), aunque también pueden absorber pequeñas cantidades de aminoácidos y urea.

Las hormigas y las plantas en las que viven han evolucionado para beneficiarse mutuamente de su estrecha relación. Las plantas proporcionan espacio para anidar y alimento para las hormigas, que a su vez defienden a la planta contra los herbívoros. Ahora sabemos también que las hormigas tejedoras (Oecophylla smaragdina) se ganan la vida proporcionando estiércol fertilizante a las plantas de café (Coffea arabica).

En un artículo que se acaba de publicar en la revista Journal of Ecology, Pinkalski y colaboradores han presentado los resultados de una investigación que demuestra un mecanismo hasta ahora desconocido mediante el cual las hormigas tejedoras suministran nutrientes a las plantas cafeteras. Sus experimentos, tan sencillos como ingeniosos, consistieron básicamente en alimentar a las hormigas con una dieta de glicina que contenía nitrógeno isotópico 15N, lo que les permitió observar cómo el nitrógeno de las heces se absorbía a través de las hojas para después incorporarse a toda la planta. Las hojas de las plantas que alojaban a las hormigas contenían más nitrógeno que las que no albergaban a los himenópteros. El experimento se repitió en plantas con algunas hojas cubiertas con bolsas de plástico: invariablemente, el contenido en 15N era mayor en las hojas descubiertas. 

Aunque todavía es pronto cómo para saber cuán extendido está el fenómeno, estas evidencias sugieren que las hormigas se pagan su hospedaje no sólo combatiendo a los herbívoros, sino alimentando con nitratos a sus hospedantes. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.