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sábado, 15 de septiembre de 2018

Cambio climático y cementerios de pingüinos

Grupo de pingüinos adelia en un iceberg de la Antártida. Foto

El pingüino adelia (Pygoscelis adeliae) es sensible a los cambios climáticos y ambientales. Los estudios paleoecológicos sobre estos pingüinos y su respuesta al cambio climático inducido en la Antártida generalmente abordan los cambios en escalas de tiempo prolongadas. Sin embargo, en la península Long, Antártida Oriental, se han encontrado centenares de cadáveres de pingüinos adelia momificados y fases de deposición rápida de sedimentos de hace tan solo 750 y 200 años, lo que indica dos acontecimientos de mortalidad masiva. Ambos acontecimientos parecen haber sido causados por la fuerte precipitación regional, lo que llevó al abandono de numerosas subcolonias de estas aves.
En primer plano centenares de pingüinos adelia momificados en la península Long. Foto: Yuesong Gao/Institute of Polar Environment.
Los cuerpos de cientos de pingüinos momificados en la Antártida no son un signo de una epidemia que azotara el helado continente, ni tampoco los restos de una masacre realizada por un hipotético depredador voraz. Según un estudio publicado la última semana de agosto en la revista Journal of Geophysical Research, estos pingüinos, que se momificaron gracias al ambiente frío y seco de la Antártida, probablemente murieron justo por lo contrario: por dos acontecimientos extremadamente lluviosos y nevados que ocurrieron en los últimos mil años.
Aunque en la Antártida es relativamente común encontrar restos de cadáveres de pingüinos adelia, incluidas plumas y huesos, en 2016 un equipo del Instituto de Medio Ambiente Polar de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China se topó con algo desconocido: los restos de cientos de momias preservadas y deshidratadas, muchas de ellas de polluelos, en la península Long de la Antártida Oriental. El número de cadáveres oscilaba entre diez y quince por metro cuadrado. De acuerdo con el estudio, es bastante probable que el calentamiento global del clima causara una mayor precipitación, lo que llevó a la masacre de las aves en sus propios nidos.
Polluelo momificado. Foto: Yuesong Gao/Institute of Polar Environment.
La datación por radiocarbono reveló que las aves murieron gradualmente a lo largo de décadas, y eso sucedió en dos períodos diferentes, hace unos 750 y 200 años, respectivamente. Después de estudiar los sedimentos depositados alrededor de las momias, que incluían excrementos, plumón y materiales de anidación, los investigadores concluyeron que unos "eventos climáticos extremos" que abarcaron varias décadas llevaron a la muerte de estos pingüinos.
Además, los investigadores descubrieron evidencias que indican que las inundaciones causadas por la fuerte precipitación habían arrastrado a los cuerpos de los pingüinos, así como a los sedimentos circundantes, ladera abajo. Los pingüinos sobrevivientes abandonaron más tarde el área de anidación, como lo demuestra la pequeña cantidad de sedimentos orgánicos que se depositó después de esas mortandades masivas.
Pingüino adelia. Foto
Los pingüinos adelia son nativos de la Antártida, donde actualmente tienen alrededor de 250 sitios de cría. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) considera a estas aves como una especie de "menor preocupación", lo que significa que actualmente no están amenazadas o en peligro, pero los fenómenos meteorológicos extremos podrían ponerlas en peligro, según los autores del artículo. Además de los informes históricos, la evidencia actual muestra que el aumento de la lluvia y la nieve puede ser letal para los polluelos. Por ejemplo, durante la temporada de reproducción 2013-2014, el 100% de los polluelos de unos 34.000 pingüinos reproductores murieron durante tres oleadas de lluvia incesante y nevadas continuas, puede leerse en el estudio.
Los polluelos tienen serios problemas para sobrevivir a la lluvia y la nieve extremas porque los jóvenes todavía no han desarrollado el plumaje impermeable, lo que significa que pueden morir de hipotermia después de mojarse y pasar frío. Además, las nevadas masivas pueden dificultar que los adultos reproductores ni encuentren guijarros para sus nidos, ni lugares despejados de nieve para desovar. La nieve puede ser peligrosa para incubar a los polluelos que aún no han eclosionado, porque su derretimiento puede anegar los huevos y hacer que los pollos tengan menos peso al nacer.
Aprender cómo les fue a los pingüinos durante los acontecimientos climáticos extremos puede ayudarnos a predecir lo que podría sucederles a estas aves en el futuro. Y estos acontecimientos no son motivo de optimismo. En general, la tendencia actual del calentamiento global continuará o incluso empeorará. A medida que el cambio climático causado por el hombre calienta el planeta, la Antártida verá más lluvia y más nieve, lo que probablemente aumentará las probabilidades de muertes masivas entre las poblaciones de pingüinos.
Evitar estas muertes masivas de pingüinos, es un dato más para saber que la humanidad necesita hacer más para desacelerar la actual tendencia de calentamiento global. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.