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sábado, 17 de mayo de 2025

EL EXTRAÑO CASO DE LA FLORISTA ENVENENADA

En 1932, la intoxicación accidental por nicotina de una florista llevó a descubrir los riesgos de la absorción de compuestos químicos a través de la piel

La joven florista sintió que se mojaba al sentarse en una silla. Se levantó, miró y olió: se dio cuenta de que debía haber derramado Nico-Fume, un producto líquido que usaba como insecticida.

Corría el año 1932, y en aquella época, las soluciones concentradas de nicotina extraída del tabaco se comercializaban como insecticidas sin más riesgo para los humanos que el que se derivara de una ingestión accidental. Por eso, nuestra florista no le prestó más atención al derrame. De repente, quince minutos después, sufrió náuseas, sudoración fría, vértigos, dificultad para respirar, pupilas contraídas y taquicardias. Llamaron a una ambulancia; de camino al hospital, la florista sufrió un síncope y perdió el conocimiento.

Cuando abrió los ojos estaba en una cama de hospital. Si que los médicos tuvieran un diagnóstico ni siquiera aproximado, comenzó a recuperarse lentamente y al cabo de cuatro días le dieron el alta. Pero su calvario no había terminado. Le devolvieron la ropa que llevaba puesta, todavía húmeda después de haberla guardado en una bolsa de papel. Una hora después de abandonar el hospital, volvió a ingresar: los síntomas habían reaparecido.

Aunque el insecticida no tenía etiqueta advirtiendo su posible absorción cutánea, el origen del problema resultó evidente para el doctor James Faulkner, que decidió investigar más a fondo. En su laboratorio, frotó la piel de cinco gatos con la solución insecticida. Todos sucumbieron envenenados. En cambio, tres gatos (más afortunados) a los que aplicó el mismo tratamiento pero con Black Leaf 40, otro insecticida con nicotina, no presentaron síntomas tóxicos.


La diferencia radicaba en la diferente estructura química de los compuestos con nicotina elaborados por cada fabricante. En la planta de tabaco, la nicotina se presenta en forma de sal, a partir de la cual se puede producir nicotina "libre" mediante el tratamiento con una base. Como escribió Faulkner en un artículo publicado en 1933 en el Journal of the American Medical Association, la nicotina libre del líquido Nico-Fume se absorbía fácilmente a través de la piel, mientras que el sulfato de nicotina del Black Leaf 40 se absorbía mucho más lentamente, lo que causaba niveles sanguíneos más bajos.

Aunque ya no se venden insecticidas con nicotina, el problema de la absorción de nicotina a través de la piel continúa. La "enfermedad del tabaco verde" puede afectar a los trabajadores que cosechan hojas de tabaco verde a mano. Pueden presentar dolores de cabeza, náuseas, aumento de la sudoración, tos y problemas respiratorios si están en contacto prolongado con hojas de tabaco húmedas.

Las sales de nicotina (la forma natural con la que la nicotina aparece en las plantas) son solubles en agua y se pueden absorber a través de la ropa y de la piel que se mojan después de cosechar hojas empapadas por la lluvia o por el rocío mañanero. La enfermedad se puede prevenir usando un impermeable o cosechando solo cuando las hojas estén secas.

A veces, sin embargo, se busca la absorción cutánea. Los fármacos penetran la piel con dificultad, pero los que exhiben alta lipofilicidad sí que la cruzan, como ocurre con la nicotina. Hay un puñado de fármacos lipofílicos que se administran por vía cutánea en forma de parches, por ejemplo, los estrógenos en terapias de reposición hormonal, el fentanilo para el tratamiento del dolor agudo intermitente o la nicotina en parches, en programas de deshabituación tabáquica. Los parches tienen la ventaja de que liberan el fármaco de forma sostenida y evitan el metabolismo presistémico.

Ese es el caso no solo de los ya clásicos parches de nicotina, también de las pequeñas bolsitas que contienen nicotina diseñadas para colocarse entre los labios y la encía con el fin de prevenir los daños causados ​​por el tabaquismo, un hábito que cada año mata a millones de personas en todo el mundo. El daño lo causan los numerosos compuestos carcinógenos que se introducen en el organismo al quemar tabaco.

Se espera que proporcionar nicotina sin humo cancerígeno reduzca las enfermedades relacionadas con el tabaco. Las últimas incorporaciones al mercado de los sustitutos del tabaco son las bolsitas ZYN. Al colocarse entre el labio y la encía, liberan lentamente una sal, el bitartrato de nicotina. Sin duda, convencer a los fumadores de que cambien a un método alternativo para satisfacer sus ansias de nicotina es una forma de reducir las enfermedades relacionadas con el tabaco inhalado por combustión.

¿Pero qué pasa con los no fumadores que podrían recurrir al “zynning” como una forma fácil de emborracharse? ¿O con quienes se creen lo que dicen en redes sociales los "zynfluencers", que  afirman que meterse la bolsita en la boca puede aumentar la concentración, mejorar la virilidad, suprimir el apetito, ayudar en los entrenamientos deportivos y mejorar la función cerebral?

Uno de los defensores más activos era el comentarista político conservador estadounidense Tucker Carlson, quien describía el ZYN como un potente potenciador de la calidad de vida, un potenciador de la testosterona y un remedio contra el Alzheimer y el Parkinson. Lo llamaba potenciador de la agudeza mental, una afirmación que parece muy cuestionable teniendo en cuenta la escasa habilidad mental de Carlson, que cree que exponer los testículos a la luz roja aumenta la potencia sexual.

Carlson también afirmado que llevaba una bolsa de ZYN en la boca cada segundo que está despierto, lo cual contradice las instrucciones del fabricante de limitar la exposición a media hora. El uso prolongado puede causar irritación de las encías, llagas en la boca y reducción de la secreción salival, lo que puede provocar caries. De todas formas, el enamoramiento del presentador Carlson con ZYN ha terminado. Ahora lo desdeña porque ha creado su propia marca. Abajo les dejo el video en el que anuncia su cambio (de marca, que no de vicio).

Philip Morris International, la empresa tabacalera que comercializa ZYN, publicita que sólo se dirige a los fumadores que están preocupados por las consecuencias de su hábito para la salud, pero que su intención no es promocionar el producto entre los no fumadores.

Por supuesto, ninguna empresa se opone a incrementar sus ventas, y la incorporación de sabores como canela, menta o cítricos no está diseñada precisamente para ahuyentar a los usuarios más jóvenes. Aunque no conozco estadísticas al respecto, parece inevitable que, con el auge en TikTok e Instagram de contenidos que ensalzan las maravillas del ZYN, algunos no fumadores se animen a experimentar, por lo que es fácil que puedan enviciarse. Por ahora, que yo sepa, se desconoce el efecto de la exposición prolongada a la nicotina en los tejidos bucales, así como su efecto en el cerebro de una adolescente, que aún se está desarrollando.

A pesar de que una bolsita de nicotina es sin duda más segura que un cigarrillo, la nicotina sigue siendo potencialmente venenosa. Esto quedó claramente ilustrado por un caso ocurrido en Nottingham, Inglaterra, en 2021. Una mujer de Zimbabue sufría problemas estomacales que continuaban incluso después de consultar a su médico. Su madre buscó la ayuda de un curandero tradicional zimbabuense, quien la trató con hojas de tabaco en polvo, tanto por vía oral como frotándolas sobre la piel.

En poco tiempo falleció a pesar de los intentos médicos por salvarla. El curandero fue acusado de homicidio involuntario. Aunque el juez dijo en que no hubo intención de causar daño, sentenció que el hombre estaba "sobrepasando sus habilidades y comprensión" y lo condenó a dos años de prisión. La cantidad de nicotina absorbida en este caso fue mucho mayor que la disponible en una bolsa de ZYN, pero eso no puede hacernos olvidar la preocupación por la exposición crónica a pequeñas dosis de una sustancia adictiva.

El “zynning” sin duda puede beneficiar a los fumadores, pero también abre la posibilidad de fomentar la adicción a la nicotina en quienes nunca han fumado, pero desean seguir los pasos de los “zynfluencers”. Como es bien sabido, seguir tontunas es hoy por hoy una costumbre inveterada y combatir esa adicción puede ser difícil.

Mark Twain lo sabía todo sobre el potencial adictivo de la nicotina: «Dejar de fumar fue lo más fácil que he hecho. Lo sé, porque lo he hecho miles de veces».