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lunes, 28 de enero de 2019

Arañas predadoras y plantas carnívoras: unas parejas de aúpa

Una araña merodea en la boca de una jarra trampa de Nepenthes madagascariensis. Foto.

En la naturaleza, uno espera que dos depredadores compitan entre sí por la comida, pero una vez más la investigación ha demostrado que una araña cazadora y una planta carnívora que le sirve de residencia han hecho un pacto de mutualismo. Ecólogos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Singapur (NUS) han realizado investigaciones sobre una especie de araña poco estudiada y de cómo utiliza el mecanismo de captura de una planta para capturar presas, mientras que también proporciona nutrientes a la planta.
Como bien saben quienes se toman la molestia de leer mis artículos, las plantas carnívoras son uno de los temas sobre biodiversidad que más llaman mi atención. Entre las plantas carnívoras destacan las especies del género Nepenthes, cuyas maravillosas relaciones con los murciélagos fueron objeto de un artículo que se cuenta entre los más visitados en mi blog (¡gracias lectores!).
La mayoría de las plantas jarra del género Nepenthes parecen bastante aficionadas a la captura de presas. Estas plantas viven en suelos pobres en nutrientes y su hábito carnívoro evolucionó como un medio para complementar sus necesidades nutricionales, especialmente de nitrógeno, que obtienen gracias a las proteínas de origen animal.
Nepenthes ventricosa x alata. Foto.
Normalmente, las Nepenthes tienen un sistema radicular superficial y un tallo trepador o postrado de varios metros de longitud (15 o más) con un grosor que varía entre unos milímetros hasta 1 cm. De este tallo surgen hojas alternas, en forma de espada de color verde de unos 30 cm de longitud y con márgenes enteros . Una extensión en la punta de la hoja forma el zarcillo, que ayuda a que la planta trepe, y en cuyo extremo, coronada por una tapa, se forma la trampa jarra que contiene un fluido acuoso almibarado producido por la propia planta donde los insectos, atraídos por el olor que producen las glándulas de néctar de la boca y la tapa del odre, caen y son digeridos.
A pesar de la naturaleza altamente evolucionada de sus sofisticadas trampas, las Nepenthes no son máquinas de matar perfectas. En la literatura científica y en los manuales de jardinería de los aficionados a estas plantas, pueden encontrarse innumerables descripciones de artrópodos colgando alrededor de temibles trampas. Algunos de ellos se convierten inevitablemente en presas, pero hay otros que reciben ayuda de sus socias carnívoras que parecen trabajar para ellas pagando un peaje a las plantas que les ofrecen residencia.
Al contrario que otras muchas carnívoras como las atrapamoscas de la familia Droseraceae, las Nepenthes son pasivas, es decir no realizan movimiento alguno para atrapar a sus presas, sino que los atraen con colores brillantes y recompensas para golosos como el dulce néctar. Las arañas no liban néctar, así que desde hace tiempo los botánicos especializados en las plantas jarra se preguntaban a qué se debe la abundancia de algunas especies de arácnidos predadores en los márgenes de las trampas foliares de las Nepenthes.
Una hembra de la araña cangrejo europea Misumena vatia, emboscada en la inflorescencia de una margarita. Foto.
Entre los especialistas más notables de Nepenthes se encuentran algunas arañas de la familia de las tomísidas (Thomisidae) conocidas popularmente como arañas cangrejo, debido al largo tamaño de su par de patas delanteras y a su capacidad para desplazarse lateralmente. Poseen un veneno poderoso contra insectos, lo que les hace unas cazadoras muy eficaces. Abundantísimas en los trópicos, en Europa la especie más frecuente es Misumena vatia.
Las tomísidas se asientan en la boca de la jarra y esperan pacientemente emboscadas a que cualquier insecto goloso acuda a visitar a la planta. Muchas veces, tanto el depredador como su presa caen en la jarra, pero, gracias a su hilo de seda, las arañas escapan fácilmente con su presa bien sujeta. Aunque este comportamiento podría parecer una mala noticia para la planta jarra, a la que se le escaparían cazador y pieza, investigaciones recientes de biólogos de la UNS han demostrado que esta relación no es totalmente unilateral.
Al estudiar las interacciones entre las arañas y las plantas de jarra, tanto en el laboratorio como en el campo, los biólogos descubrieron que al menos una especie de planta jarra (N. gracilis) parece beneficiarse enormemente de la presencia de arañas cangrejo. La clave para entender esta relación radica en los tipos de presa que N .gracilis es capaz de capturar con la ayuda o sin la ayuda de las arañas cangrejo.
Lo que comprobaron las minuciosas observaciones de los biólogos singapurenses es que la presencia de una araña cangrejo en la vecindad de las jarras no solo aumentaba la cantidad de presas caídas en las trampas de N. gracilis, sino que también cambiaba los tipos de insectos capturados. Las arañas cangrejo son depredadores que atacan con frecuencia a presas mucho más grandes que ellas, tan grandes que en muchos casos las arañas no pueden digerirlas por completo. Cuando se han zampado las partes más jugosas, las arañas desechan el cadáver en la jarra donde la planta puede hacer un trabajo rápido para digerirlo en su propio beneficio.
Thomisus nepenthiphilus, una especie de araña cangrejo, vive exclusivamente sobre Nepenthes gracilisFoto.
Con el tiempo, las observaciones demostraron el simple hecho de que tener arañas cazadoras en la boca de la trampa trajo consigo un notable aumento en el número de insectos en cada jarra en comparación con las jarras desprovistas de arañas, de resultas de lo cual la planta ganaba nutrientes. Además, los tipos de presas capturadas por jarras con y sin arañas cangrejo cambiaron. Las arañas fueron capaces de capturar insectos como las moscas de la carne, que normalmente no son capturadas por las Nepenthes. Así las cosas, las arañas cangrejo “residentes” ponen a disposición de las plantas un conjunto más grande de presas de las que estarían disponibles si no las estuvieran utilizando como cotos de caza.
Las arañas cangrejo también pueden beneficiar a la jarra de otras maneras. Algunas investigaciones realizadas en el Instituto de Zoología de la Universidad de Viena sobre las arañas cangrejo han demostrado que sus cuerpos están cubiertos de pigmentos que caen en el espectro ultravioleta (UV). Como es sabido, los insectos pueden ver la luz UV y, con frecuencia, la utilizan como medio para encontrar flores en las que libar, ya que las plantas a menudo producen pigmentos específicos para la radiación UV en sus tejidos florales. La amplia gama de patrones UV en las flores sirve para guiar a sus polinizadores hacia ellas. Los investigadores han documentado que es más probable que los insectos visiten las flores con arañas cangrejo que las que no lo hacen, lo que ha llevado a la idea de que los pigmentos UV en las arañas cangrejo actúan como atrayentes de insectos. Según parece, los insectos visitantes no pueden resistir el estímulo UV y son víctimas propicias para la araña cangrejo residente.
¿Podría ser que al establecerse en una jarra de Nepenthes, las arañas cangrejo aumentan la probabilidad de que los insectos visiten las trampas? Eso está por verse, ya que tal cuestión no estaba entre los objetivos de la investigación de los biólogos de la Universidad de Singapur. Pero todo se andará.  Se necesitan más trabajos para comprobarlo con seguridad, pero cuanto más se analicen esas interacciones, ¡más espectaculares serán! ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.