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sábado, 18 de diciembre de 2021

Breve historia (y algo más) del cactus de Navidad



¿Quién hubiera pensado que un cactus sería símbolo floral de la Navidad? Las fiestas navideñas generalmente invocan escenas de nieve, hogueras, coronas de acebo, ramas de muérdago y abetos, pero ningún cactus, lo que quizás, podrían pensar algunos, resulta obvio si tenemos en cuenta que las cactáceas, una familia americana, poco podía pintar en los alrededores de Belén. Claro que lo mismo podría decirse de la flor de Pascua, Euphorbia pulcherrima, nativa de Centroamérica.

Si hay un nombre de planta difícil de retener, probablemente sea Schlumbergera, el género que agrupa a siete especies de cactus brasileños. Conservar en la memoria el nombre se complica todavía más sabiendo que hay otro género de la familia bromeliáceas, Schlumbergeria, que se parece como una gota de agua a otra. La diferencia está en la “i”. Afortunadamente para nuestra memoria, la taxonomía ha venido a ayudarnos y las antiguas Schlumbergeria han pasado a llamarse Guzmania, un nombre que en su famosa Flora Peruviana et Chilensis de 1802 dos extraordinarios botánicos españoles de la Ilustración, Hipólito Ruiz y José Antonio Pavón, pusieron en honor de Anastasio Guzmán (17??-1807) un farmacéutico y naturalista español que trabajó en la flora de Suramérica.

Fréderic Schlumberger (1823-1893) fue un coleccionista francés que poseía una famosa colección de plantas tropicales, lo que le permitió mantener un amplio intercambio epistolar con los botánicos más famosos de su época. Uno de ellos, Charles Antoine Lemaire (1800-1871), botánico y escritor francés, especialista en cactáceas, fundó una famosa revista,  L'illustration horticole, que dirigió hasta su muerte, pero cuya edición se continuó veinticinco años más, hasta la publicación del último número en 1896.


Página original de L'illustration horticole donde se describe por primera vez el género Schlumbergera 


En el número 5 de la revista, publicado en 1858, Lemaire describió un género de unos curiosos cactus brasileños epífitos recolectados en las montañas que rodean Rio de Janeiro a los que, en homenaje a su amigo y corresponsal Fréderic Schlumberger, denominó Schlumbergera. Uno de sus híbridos, Schlumbergera x buckleyi fue el primer cactus de Navidad conocido.

En los calientes trópicos de donde provienen las Schlumbergera no hay estaciones, así que las plantas florecen cuando les viene en gana. Ocurre, sin embargo, que cuando se trasplantan a otras latitudes y se protegen adecuadamente de las heladas, muchas plantas tropicales adoptan el ritmo estacional de floración que más les conviene.

En el hemisferio norte, las Schlumbergera se han adaptado a un ciclo lumínico de días cortos (las noches más largas del año son las del diciembre) y, en consecuencia, florecen alrededor de las fiestas navideñas. Cabe decir que fuera del ámbito cristiano, las Schlumbergera reciben el nombre popular más laico de “cactus cangrejos”, un guiño a sus tallos aplanados (cladodios) que terminan en "garras" (Foto).

El extremo aplanado con aspecto de hojas dentadas como uñas es la causa de que algunos cactus navideños reciban el nombre de cactus "cangrejos". Foto de Ángela Delgado.  

Hay siete especies de Schlumbergera. Varias de ellas se comercializan con el nombre de cactus "de vacaciones", porque florecen de septiembre a febrero y se venden como regalos alrededor del día de Acción de Gracias, el cuarto jueves de noviembre en Estados Unidos, en Navidad en todo el mundo cristiano y, casi dos meses más tarde, en febrero, cuando comienza a florecer el mismo cactus, pero en ese momento llamado "de Pascua".

Investigar la historia de los cactus navideños revela un pequeño enredo. Muchos botánicos están seguros de que Schlumbergera x buckleyi es el verdadero cactus navideño original. Hoy, este híbrido casi ha desaparecido y es un tesoro de coleccionistas. Schlumbergera truncata es la especie de la que surgen la mayoría de las variedades de cactus "de vacaciones" disponibles en la actualidad. En realidad, es bastante diferente de S. x buckleyi por su flor asimétrica y por presentar ovarios alados. Se puede encontrar en colores blancos, rosas, rojos y amarillos, mientras que el cactus navideño original era más bien de color rosa pálido con una garganta blanquecina.

Las flores de las verdaderas Schlumbergera x buckleyi son simétricas y provistas de unas gargantas rosado-blanquecinas.  Foto de David Hunt.

Pero dejémonos de historias y vayamos a la práctica, a conseguir que repitan su brillante floración alrededor de Navidad. Descubrir cómo hacer que florezca un cactus navideño puede resultar complicado para algunos. Sin embargo, siguiendo unas pautas de riego y asegurándose de que tengan las condiciones adecuadas de luz y temperatura, aprender a forzar su floración en Navidad puede ser bastante fácil. Con esa información en mente, vayamos con algunos consejos para mantener su cactus en plena forma.

Es más fácil aprender a cuidar este tipo de cactus si se sabe un poco de cómo existe en la naturaleza. Se diferencia de la mayoría de los cactus en que no se vive en un entorno árido. Por el contrario, vive como epífito, es decir, colgando de las ramas de los árboles en algunas selvas costeras brasileñas (ver mapa). No es el único caso de cactus epifítico. De uno de ellos, el extraño cactus de la flor de la luna, me he ocupado en un artículo anterior. Por lo tanto, prefiere un clima húmedo y más agua que la mayoría de las demás plantas suculentas que puedas tener, a las que les perjudica el exceso de riego.

Distribución del género Schlumbergera



En primer lugar, teniendo en cuenta que esta planta prospera en los entornos sombríos de las selvas tropicales, está genéticamente adaptada a recibir poca luz solar. A tu ejemplar le irá mucho mejor si la colocas en un lugar donde reciba luz indirecta y nunca la luz solar directa a pleno día.

A tu planta no le gustan las fluctuaciones de temperatura. Lo hace mejor en una temperatura diurna de aproximadamente 21 grados centígrados y una nocturna de 15 a 18. Por lo tanto, si normalmente mantienes tu cactus al aire libre, es mejor llevarlo al interior si la temperatura cae por debajo de 21 durante el día en los meses de invierno. Ten en cuenta también que si sufre una temperatura por debajo de 9 grados, que es la temperatura de helada para muchas plantas tropicales, tu planta se helará.

Las plantas epífitas (del griego epi, sobre, y phyton, planta) viven toda su vida en los troncos o ramas de los árboles usándolos solamente como soportes, pero sin parasitarlos nutricionalmente. La ventaja más evidente de los epífitos respecto a las hierbas terrestres es que reciben más luz en los sombríos ecosistemas selváticos y se mantienen lejos de los herbívoros terrestres.

Si tienes ocasión de pasear por una selva tropical (también te servirá un tropicarium de cualquier jardín botánico) mira hacia arriba y verás que el modo de vida epifítico ha tenido un enorme éxito (Foto). Sobre las ramas de los árboles prosperan ecosistemas completos, con sus propias cadenas tróficas que descansan en la capacidad de producción de las epifitas, capaces de vivir con muy poco suelo y con muy poca agua, la que son capaces de almacenar en sus hojas nidulares, en bulbos especializados o captando mediante raíces aéreas que condensan a su alrededor la humedad atmosférica.

Interior de un bosque tropical en Santa Elena, Costa Rica.

Por tanto, aunque es importante mantener tu cactus bien regado puedes dejar que el nivel superior del suelo se seque, pero nunca debe estar completamente seco. Dicho esto, la planta tampoco debe permanecer nunca en el agua durante períodos prolongados. Empieza por limitar la cantidad de agua que recibe. Por lo general, hay que hacerlo en algún momento durante el otoño, generalmente alrededor de octubre o la primera parte de noviembre. Reduce el riego lo suficiente para permitir que la tierra permanezca ligeramente húmeda. Riega solo cuando la capa superior de tierra (aproximadamente un par de centímetros) esté seca al tacto. Eso favorecerá que la planta entre en dormancia.

La dormancia es un período en el ciclo biológico de un organismo en el que el crecimiento, desarrollo y actividad física se suspenden temporalmente. Eso reduce drásticamente la actividad metabólica permitiendo que el organismo conserve energía. La dormancia tiende a estar íntimamente relacionada con las condiciones ambientales. La dormancia es importante en la producción de flores.

Mantener viva tu planta es una cosa, pero hacer que florezca es otra. Alrededor de octubre, trasládala a un lugar donde tenga de doce a catorce horas de oscuridad para crear un período de "dormancia", que favorecerá la floración. Los cactus de Navidad deben seguir recibiendo un tratamiento oscuro y fresco durante al menos seis a ocho semanas o hasta que comiencen a rebrotar. Una vez que se hayan formado los brotes, se necesitan hasta doce semanas (o menos) para que aparezcan las flores.

Darle a la planta más luz solar indirecta y brillante producirá más floración. Aunque se puede aumentar el riego durante la floración, la cantidad variará según las condiciones de luz, temperatura y niveles de humedad que rodeen la planta. Cuando se fuerza a que un cactus navideño florezca dándole el cuidado adecuado en el lugar correcto en el que tenga las condiciones adecuadas de luz y temperatura, la planta no solo florecerá, sino que también puede sorprenderte produciendo flores varias veces al año.

La primavera es el período conocido como post-floración, y el momento de fertilizar la planta. Puedes continuar fertilizando moderadamente durante el verano antes de prepararse para el período de inactividad de la planta en el otoño. Además de ello, puede que debas trasplantar tu cactus después de cada floración. Si vas a comenzar a fertilizar después de la floración, tiene sentido trasladar tu cactus a una maceta más grande para promover aún más crecimiento justo antes de que comience la primavera.

Con estos consejos para cuidar tu cactus de Navidad antes, durante y después de la floración, deberías conseguir disfrutar de una planta feliz y saludable durante muchos años. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.