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miércoles, 16 de diciembre de 2020

Las plantas murciélago engañan a los mosquitos

Tacca chandrieri. 1: flor abierta. 2: flor semiabierta. 3, flores cerradas. 4: bracteolas. 5: brácteas. Foto

Las estrategias que emplean las plantas para conseguir sus objetivos reproductores son infinitas y fascinantes. Las de las flores murciélago son tramposas. Sus incautas víctimas son algunos mosquitos chupadores de sangre. Pasen y vean.

Las plantas del género Tacca (Dioscoraceae) tienen un extraño aspecto. Su ya de por sí curiosa apariencia cuando no están en flor se queda en nada cuando florecen y exponen sus extravagantes y un tanto macabras flores. Las flores nacen en grupos (inflorescencias) rodeadas por una corona de hojas modificadas (brácteas) grandes y muy vistosas y de muchas otras más delgadas (bractéolas) que parecen mostachos, de donde procede el nombre de “bigotes de gato” con el que se las conoce en algunos lugares.

Las veinte especies descritas de este género prosperan sobre todo en las umbrías húmedas de las selvas tropicales de todo el mundo. Dada la extraña apariencia de sus inflorescencias y su peculiar olor a carne en descomposición, una de las hipótesis más aceptadas para explicar su mecanismo de polinización era la estrategia conocida como sapromiofilia, es decir, la imitación de un cadáver en descomposición tanto en olor como en apariencia como medio para atraer a las moscas carroñeras, un método del que me he ocupado en algún artículo anterior (1, 2, 3).

Sin embargo, a pesar de que se ha especulado mucho al respecto, ha habido que esperar hasta hace poco para que algunos investigadores comenzaran a observar la polinización de estas plantas en sus hábitats naturales. Un estudio realizado en 2005 en poblaciones de Tacca chantrieri de la provincia de Yunnan del Sur, China, encontró que, a pesar de la abundancia de los habituales polinizadores potenciales en los alrededores de donde crecían las plantas, prácticamente ninguno de ellos visitó sus flores.

Tacca integrifolia. Foto

Eso llevó a los autores a sugerir que la mayoría de las plantas murciélago se autopolinizan. De hecho, el análisis genético de diferentes poblaciones de T. chantrieri   contribuyó a reforzar esa hipótesis al demostrar que hay muy poca evidencia de transferencia genética entre las poblaciones de esa especie. No obstante, esa no es una prueba irrefutable. Una relación genética estrecha interpoblacional podría significar simplemente que los polinizadores no se alejan mucho de las flores que visitan. Además, si la mayoría de las plantas murciélago fecundan sus propias flores, ¿por qué han mantenido una morfología floral tan elaborada? No hace falta decir que se necesitaban más investigaciones.

Un estudio reciente llevado a cabo en Malasia ha logrado arrojar luz en el conocimiento de la vida sexual de estas plantas. Al observar siete especies diferentes de plantas murciélago en sus hábitats naturales, los investigadores descubrieron que las flores de las siete son visitadas por varios insectos, desde diminutas abejas sin aguijón hasta hormigas, escarabajos y gorgojos. Sin embargo, los visitantes florales más habituales para la mayoría de esas especies eran pequeños mosquitos mordedores. Ahora viene lo bueno.

Como sugiere su nombre común, los mosquitos mordedores son hematófagos que muerden a otros animales con el propósito de alimentarse a su costa, pero a diferencia de los mosquitos picadores, no pican con su trompa-estilete, sino que extraen pequeñas piezas epidérmicas con sus pequeñas mandíbulas. Aunque habitualmente se alimenten de néctar, las hembras de algunos mosquitos necesitan muchas proteínas para producir sus huevos. Satisfacen sus necesidades proteínicas a base de la piel de insectos y mamíferos.

De los mosquitos mordedores que visitaban con mayor frecuencia las flores de las plantas murciélago investigadas, los más frecuentes eran conocidos por alimentarse exclusivamente de sangre de mamíferos. Encontrarlos en grandes cantidades posados en las flores de las plantas murciélago plantea la cuestión de qué pueden ganar rondando esas flores de aspecto tan extraño.

(A–C) Una hembra hematófaga del género Forcipomyia posada sobre una bráctea floral de Tacca. Las flechas indican los granos de polen sobre el dorso del insecto. Fuente.

La conclusión a la que han llegado los autores es que las plantas murciélago están engañando a las hembras de los mosquitos, las únicas que se alimentan de sangre. Plantean la hipótesis de que los patrones de color de las brácteas y el movimiento oscilante de las bractéolas con forma de bigotes simulan los movimientos de los mamíferos de los que normalmente se alimentan los mosquitos.

Como se sabe que las hembras de los mosquitos localizan a sus víctimas por el olor, también es posible que las flores emitan aromas volátiles que mejoren este mimetismo, aunque se necesita más investigación para decirlo con certeza. Lo que sí saben los investigadores es que el comportamiento de las hembras al visitar una flor es suficiente para recoger y depositar mucho polen mientras buscan un inexistente banquete de sangre fresca. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.