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sábado, 26 de octubre de 2019

Jardines de Alcalá (5): el jardín de los Doctrinos


La plaza de los Doctrinos es uno de los rincones más recoletos y agradables de Alcalá. Mientras que la ermita que le da nombre le sirve de flanco izquierdo, como telón de fondo de la plazoleta aparece la fachada del convento de Carmelitas Descalzas del Corpus Christi o de Afuera, conocido con este nombre porque se levantaba extramuros de la ciudad.
Delante de la fachada barroca del convento en la que, superpuestos al rojo ladrillo dominante, destacan la piedra de la portada y lo grandes escudos del Carmelo y de los Dietrischestein, se levanta una estatua-fuente de San Ignacio de Loyola, erigida en 1957, año en el que, por la talla de los árboles dominantes, debió plantarse también el abigarrado jardín que, junto a bancos y parterres, rodea al fundador de la Compañía de Jesús.
En la plaza hay tres árboles de buen tamaño, dos pinos carrascos (Pinus halepensis) y un cedro del Himalaya (Cedrus deodara). Debajo de los árboles hay diferentes especies de arbustos de sombra todos ellos recortados por la mano del topiario: unos setos de laurel-cerezo (Prunus laurocerasus), tres ejemplares de dos especies de uvas de Oregón (Mahonia aquifolia y Mahonia acanthifolia), otros tres acebos (Ilex aquifolium) y algunos pequeños ejemplares de Euonymus japonicus microphyllus. En la segunda foto aparecen una palmera canaria (Phoenix canariensis) y un ciprés (Cupressus sempervirens) que crecen detrás de la plaza, en el patio "Mataperros" de la ermita de los Doctrinos.
De la descripción de los cedros me he ocupado en un artículo anterior, así que ahora empezaré por ocuparme primero de los pinos y luego de los arbustos.

Pino carrasco
El pino carrasco o pino de Alepo (Alepo, en el Líbano es la localidad donde se describió la especie) es el pino mediterráneo por excelencia y, como tal, el mejor adaptado a la sequía. Como, además, es poco exigente en la calidad de los suelos y puede prosperar en suelos rocosos y pedregosos, ha sido muy utilizado en repoblaciones forestales sobre todo sobre suelos de naturaleza calcárea y arcillosa (las repoblaciones del parque natural de Los Cerros de Alcalá están hechas a base de este pino). Resiste bastante bien la contaminación, por lo que es muy apropiado como árbol urbano. En Alcalá es la conífera ornamental más abundante.
Este pino puede alcanzar 22 m de altura, aunque en general es de poca talla, salvo si las características del suelo y humedad son favorables como ocurre, por ejemplo, con los ejemplares que hay en parque O’Donnell. La copa, clara y con poco follaje, deja ver el cielo a su través. El tronco a veces es tortuoso, aunque con humedad suficiente sus fustes son altos y rectos; la corteza es de color gris plateado, ceniciento o blanquecino, seguramente como defensa frente a las intensas radiaciones solares en los lugares de solana donde suele vivir de natural.
Pinus halepensis.  Foto Luis Monje
Las ramas son delgadas y las ramillas son finas, ásperas y grisáceas, con las hojas finas y aguzadas (acículas) agrupadas como penachos en el extremo superior. Las acículas, de color verde claro, son finas y flexibles, se disponen por pares rodeados de una vaina membranosa y se mantienen sobre el árbol poco más de dos años.
Las piñas son cónicas, están dispuestas sobre un grueso pedúnculo y miden de 6 a 12 cm de longitud por alrededor de 4 cm de anchura, con escamas aplastadas de color marrón brillante, que puede ser canela o chocolate. Aparecen con gran abundancia y suelen permanecer varios años sobre el árbol después de dejar caer las semillas (piñones), de color gris negruzco y dotados de un ala membranosa. Suelen producir semilla fértil a partir de los 20 o 25 años y son tan ligeras que un kilogramo puede contener unas 60.000 semillas.
Las semillas se consumen en el Magreb mezcladas con miel o torrefactas. Dicen que consumidas de este modo tienen propiedades afrodisíacas y favorecen la espermatogénesis. La resina se emplea en Grecia para evitar que el vino blanco se agrie. Para lograrlo se utiliza la resina para embadurnar el interior de las cubas y los corchos de las botellas. El vino tratado así se llama retsina y tiene un sabor muy peculiar.
La madera de este pino es muy dura y nudosa, por lo que ha sido poco apreciada en ebanistería. Solamente se ha usado para cajas de embalaje y traviesas de ferrocarril. En las economías rurales mediterráneas la corteza se ha empleado en el curtido de cueros y pieles. Corteza, piñas y hojas se utilizan por sus propiedades tintóreas con las que se obtienen un bonito color marrón amarillento.
En medicina popular magrebí, la corteza se ha utilizado, por sus propiedades astringentes, para tratar heridas mediante emplastos de corteza pulverizada que favorece la cicatrización. La brea, obtenida mediante destilación seca de la madera, está considerada en medicina popular como antiséptica y se ha empleado para curar heridas y enfermedades de la piel.
Acebo
Hojas y frutos del acebo (Ilex aquifolium). Foto Luis Monje
El acebo (Ilex aquifolium) es un pequeño árbol de 8 a 10 m de altura, con el tronco recto, la corteza lisa y verdosa de joven, pero con el tiempo grisácea, más o menos abigarrada y con pocas grietas verticales. La copa es piramidal cuando joven, muy densa y ramosa, con las ramas erectas, de color verde lustroso, que pasa a grisáceo con la edad. Las ramas se disponen erectas y son de color verde reluciente, aunque las ramillas jóvenes son algo pubescentes y de color verde oscuro.
Las hojas son persistentes, simples, alternas, ovado-oblongas, gruesas, coriáceas, de bordes más o menos ondulados y espinosos y ápice acabado siempre en fuerte espina. Pueden no tener espinas laterales. Miden de 6 a 8 cm de longitud por 3 a 4 cm de anchura, tienen color verde oscuro reluciente por el haz y verde pálido por el envés. El pecíolo es corto y mide de 5 a 16 mm de longitud. Las hojas caen todavía verdes, al cabo de 3 o 4 años. Las hojas, preparadas en infusión, se emplean en medicina popular como diuréticas, expectorantes, febrífugas y antiespasmódicas.
Florece desde marzo hasta finales de junio. Las flores son pequeñas, generalmente unisexuales, pocas veces hermafroditas, olorosas, axilares y de color blanco. Aparecen solitarias o en racimos de corto número y están cortamente pediceladas. Tienen el cáliz de cuatro sépalos y la corola con igual número de pétalos ligeramente soldados por la base.
Los frutos son drupilanios globosos, carnosos, pedunculados, de color rojo coral, del tamaño de y contienen 3 a 5 semillas. Maduran en otoño y suelen permanecer sobre la planta hasta la primavera. Los frutos, muy buscados por los animales, son tóxicos para el hombre. El envenenamiento por su consumo se manifiesta en un malestar general, acompañado de vómitos, gastroenteritis con diarreas y trastornos cardíacos.
Los druidas pensaban que el sol no desaparecía ante el acebo, por lo que le consideraron como una planta sagrada y era la representación del invierno. Para los antiguos las hojas persistentes del acebo simbolizaban eternidad. En los países nórdicos es un símbolo tradicional de Navidad. El acebo, la hiedra y el boj han sido largamente asociados a fiestas religiosas, pero ni la Biblia ni los antiguos griegos hacían mención a este árbol, ya que la palabra ilex la empleaban para designar a la encina.
Es una especie nativa de Europa, norte de África y oeste de Asia, que ha sido muy cultivada desde tiempos remotos. Se dice que el acebo fue muy importante en la decoración para los romanos, que lo dedicaban en honor de Saturno durante las Saturnalias en el solsticio de invierno y de ahí la heredada costumbre cristiana de emplearlo como adorno navideño.
La madera es dura, pesada, compacta y de gran resistencia. Es estimada en tornería, ebanistería y para la elaboración de diferentes utensilios. Sus hojas han sido tradicionalmente muy apreciadas para alimentar al ganado en invierno en zonas de montaña, cuando los pastos carecen de alimento y otros árboles ya han perdido la hoja. De su corteza se extraía la liga para cazar pájaros y contiene entre otros componentes la ilicina, semejante a la quinina. Es una planta muy apreciada como ornamental, de la que existen múltiples cultivares que soportan muy bien la poda topiaria, por lo que se utiliza como seto o para hacer figuras de adorno.
El género Ilex recibe su nombre por la semejanza de sus hojas con las de la encina (Quercus ilex). El nombre específico aquifolium es la denominación latina del acebo, que en latín tardío era acifolium, quizás procedente de la unión de acies, punta o filo, y folium, hoja.
Laurel cerezo
Prunus laurocerasus
Es un arbusto o pequeño árbol que puede alcanzar de 6 a 8 m de altura, con la corteza lisa de color pardo-grisáceo, con pequeños abultamientos y ligeras grietas verticales. La copa es ancha, muy densa, más o menos esférica y muy ramificada, con las ramas rectas, grisáceas, rodeadas de cicatrices marrones y con las ramillas al principio lisas y verdosas, después algo angulosas, con lenticelas.
Las hojas son persistentes, simples, alternas, espiraladas, gruesas, blandas al salir para después hacerse coriáceas, de elípticas a oblongas, apuntadas en el ápice y cuneadas o redondeadas en la base, de borde ondulado algo revuelto, entero o con dientes separados poco aparentes. Miden de 7,5 a 15 cm longitud por 2,5 a 5 cm de anchura, son lampiñas, de color verde oscuro reluciente por el haz y verde más claro en el envés, donde hay de 2 a 6 glándulas a lo largo del nervio medio. Al frotar las hojas exhalan un olor a almendras amargas, debido a la presencia de ácido cianhídrico, por lo que son venenosas. Se desprenden del árbol a los 3 o 4 años.
Las perfumadas flores presentan color blanco y miden 8 mm de diámetro. Están pediceladas, reunidas en vistosos racimos de unas 20 flores pequeñas, más o menos erectos y más cortos que las hojas, de 6 a 12 cm de longitud. Florecen de abril a mayo, aunque a veces vuelven a florecer en otoño.
Los frutos, unas drupas como pequeñas cirueas, son ovoides, apuntados y carnosos. Miden alrededor de 8 mm de longitud, tienen color verdoso, después son rojizos y en la madurez adquieren una tonalidad violácea casi negra y reluciente. Tienen sabor áspero y agrio. Contienen una sola semilla, lisa, con un saliente lateral. Maduran de verano a otoño. Son tóxicos, especialmente los inmaduros.
El laurel cerezo no es nativo de España. Su área natural se extiende por las regiones forestales del sureste de Europa, Cáucaso y Oriente Próximo. Fue introducido en jardinería en Constantinopla alrededor del año 1576 y a partir de entonces ha sido objeto de un intenso cultivo.
La madera es dura y homogénea, poco utilizada por las pequeñas dimensiones de los ejemplares, salvo para leña. Sus hojas secas sirven para la fabricación del Aqua laurocerasi, empleada como medicinal, conocida como esencia de almendras amargas. Las hojas acompañaban a los coleccionistas de mariposas, ya que machacadas y colocadas dentro de un recipiente cerrado matan a los lepidópteros encerrados y los mantiene largo tiempo sin alterar. Es muy utilizada como ornamental, y por eso hay diversas formas de jardinería, con hojas de diferentes características según la variedad. Es uno de los principales arbustos empleados para la formación de macizos, igualmente utilizado para constituir setos, al soportar muy bien un recorte anual.
Prunus es el antiguo nombre en latín del ciruelo. El nombre específico laurocerasus hace referencia a ser considerado como un cerezo con hojas de laurel, de donde se deriva la denominación común.
Uvas de Oregón
Mahonia acanthifolia en flor.
El nombre genérico Mahonia fue dedicado por el botánico estadounidense Thomas Nuttall a un horticultor americano de origen irlandés, Bernard M. Mahon, que vivió en Filadelfia entre 1775 y 1816. El género, nativo del este de Asia, el Himalaya, Norteamérica y Centroamérica, contiene unas setenta especies de arbustos perennes algunos de los cuales son muy apreciados en jardinería por sus grandes hojas lustrosas de 10-50 cm de longitud con 5-15 alas, su brillante floración amarilla y por los lucidos frutos azulados o rojizos.
Mahonia acanthifolia en fruto.
El género comprende arbustos siempreverdes, sin espinas, con hojas alternas, pinnadas, con el foliolo terminal generalmente de mayor tamaño que el resto. Foliolos a menudo con los bordes espinescentes. Flores bisexuales dispuestas en panículas o racimos erectos o colgantes, generalmente en las axilas, pero cerca de los extremos de los tallos. Las flores están rodeadas por quince piezas dispuestas en 2-3 series. Las tres piezas exteriores son a menudo más pequeñas y frecuentemente verdosas o rojizas; el resto son cóncavas y generalmente amarillas. Androceo con seis estambres sensitivos al tacto. Fruto en baya negro-azulada, púrpura o rojiza. Incluye unas 70 especies distribuidas por Asia, desde el Himalaya a Japón e Indonesia, y en Norte y Centroamérica.
Mahonia aquifolium
En la plaza de los Doctrinos hay plantadas dos especies, Mahonia aquifolium y Mahonia acanthifolia. Esta última, nativa del Himalaya, presenta hojas con 17-27 foliolos, con 2-4 dientes espinosos por cada lado y sus flores amarillas nacen agrupadas en espigas colgantes alargadas. Por su parte, M. aquifolium, nativa del oeste de Norteamérica de donde viene el hombre común de “uvas de Oregón” con el que se conoce en jardinería, tiene hojas con 5-11 foliolos ovado-elípticos, de 4-8 cm de longitud y con 5-12 dientes espinosos a cada lado. El haz de la hoja es de color verde brillante, que se vuelve rojizo en el invierno. Las flores amarillas van racimos erectos de 8 cm de longitud. En ambas especies, las bayas de color negro azulado, esféricas, de unos 9 mm de diámetro. Las mahonias, como otros miembros de la familia Berberidáceas, contienen berberina, un alcaloide de probada eficacia frente a diversas patologías médicas.
Evónimo
Euonymus japonicus
Originario del Japón y ampliamente cultivado como ornamental en todo el mundo, Euonymus japonicus, comúnmente llamado evónimo japonés o bonetero japonés, es un arbusto perennifolio provisto de hojas opuestas, de color verde oscuro, limbo obovado o elíptico y márgenes finamente aserrados, excepto cerca de la base. Las flores, que nacen agrupadas en las axilas de las hojas, son hermafroditas y tetrámeras. Corola con pétalos libres. El fruto es una cápsula loculicida. Las semillas llevan una envuelta carnosa rojiza o arilo que atrae poderosamente a las aves. El nombre del género es el nombre griego que se daba a las plantas de este género. En la plaza de los Doctrinos hay un trío de ejemplares de una variedad de hojas pequeñas (var. microphyllum), situados justamente al pie de las jambas de la portada del convento de Afuera. © Manuel Peinado. @mpeinadolorca.