Una de las cuestiones que más me interesaron fueron las baterías, cuyo buen estado está garantizado durante ocho años por el fabricante del coche que he adquirido, un Volvo XE40 con el que estoy encantado. Cuento lo que he aprendido sobre las baterías y, sobre todo, por qué funcionan peor en frío, un problema que no me preocupa pero que debe afectar a quienes viven en climas con inviernos mucho más fríos que el nuestro.
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lunes, 30 de diciembre de 2024
VEHÍCULOS ELÉCTRICOS: POR QUÉ LAS BATERÍAS DE IONES DE LITIO NO FUNCIONAN BIEN CUANDO HACE MUCHO FRÍO
¿CUÁL ES LA ENFERMEDAD QUE HA CAUSADO LA MUERTE DE JIMMY CARTER?
Imagen histológica de un melanoma invasor con un microambiente tumoral ‘caliente’ rico en linfocitos T (diminutos círculos oscuros) y células melanocíticas malignas (cmm). National Cancer Institute |
domingo, 29 de diciembre de 2024
A LAS ABEJAS LES GUSTA EL CAFÉ
Una taza de café no sólo
proporciona un subidón a las personas por la mañana. Las abejas también pueden
desear un subidón. Los científicos han descubierto que algunas plantas como los
cafetos (Coffea) utilizan la cafeína para manipular la memoria de las
abejas. El néctar de sus flores contiene niveles bajos de cafeína que los
polinizadores encuentran muy gratificantes.
Despertarse, irse a trabajar,
buscar bebidas con cafeína, conseguir comida, compartirla con los demás,
guardar las sobras para más tarde y así todos los días. Esta rutina seguro que
te suena familiar, ¿no? Más de 3.500 millones de personas trabajadoras en todo
el mundo siguen variaciones de esa rutina básica, así que los primero que te
vendrá a la cabeza cuando leas el párrafo anterior será que estoy hablando de
humanos.
Pero ¿y si te dijera que en
realidad estoy resumiendo una jornada en la vida de una abeja? Resulta que los
humanos y las abejas tenemos estilos de vida muy similares. Cuidan a su
descendencia, trabajan juntas durante el día y buscan el refugio de la colmena
por la noche. Lo que hasta ahora ha pasado desapercibido es que, como muchos
humanos, las abejas son consumidoras de una sustancia psicoactiva: la cafeína.
Las sustancias psicoactivas se
clasifican como cualquier droga que afecte al funcionamiento del cerebro, influyendo
sobre el estado de ánimo, la conciencia o el comportamiento. Puede que pienses
que nunca has consumido ese tipo de sustancias, pero desengáñate: la cafeína, la
teína (del té), la teobromina (del cacao), el alcohol, la nicotina y ciertos
analgésicos son sustancias psicoactivas. Las abejas no se toman una copita con
sus amigas después de un largo día de trabajo ni toman ibuprofeno para el dolor
de cabeza, pero parecen tener la misma afición que nosotros por la cafeína.
¿Beben café las abejas?
No, no intentarán posarse sobre
tu taza para robarte tu café matutino. Las abejas obtienen su dosis de cafeína
de su propia bebida energética: el néctar de las flores. Este néctar tiene
mucha menos cafeína que nuestro típico expreso doble, pero buscarán las plantas
que contienen cafeína y, después de probarlas por primera vez, seguirán buscándolas
selectivamente más.
Varias especies de plantas, entre
otras los cítricos y las plantas de café contienen cafeína, pero las abejas
tienden a ser un poco exigentes. Así como a nosotros nos gusta que nuestro café
esté perfectamente preparado a nuestro gusto, las abejas prefieren que la
concentración de cafeína en el néctar en el que liban sea inferior a 1 milimol para que el sabor amargo propio de la cafeína quede enmascarado por la dulzura
del néctar en sí.
La cafeína existe en las plantas
como un elemento disuasorio
natural para los herbívoros. Las plantas utilizan la concentración y la
localización de la cafeína para disuadir a los herbívoros de comerlas y, al
mismo tiempo, para animar a
que las visiten los polinizadores para que realicen un trabajo que es
imprescindible para su reproducción. En concentraciones altas, tan altas que
incluso pueden resultar letales para los insectos, el sabor amargo hace que los
animales dejen de consumir la planta. La mayor concentración de cafeína en las
plantas se encuentra ligada a hojas y semillas. Afortunadamente para las
abejas, el néctar y el polen tienen una concentración perfecta para que
obtengan su “subidón” de cafeína.
¿Qué hace realmente la cafeína?
En los seres humanos, la
cafeína es un estimulante conocido que aumenta la frecuencia cardíaca, la
agudeza mental y la energía física, lo que es un efecto secundario muy
bienvenido. Curiosamente, las abejas experimentan una reacción similar al
consumir este metabolito vegetal. En la dosis adecuada, la cafeína mejora la
retención de la memoria en las abejas e incluso las ayuda a aprender más
rápido.
Parece extraño pensar que las
abejas tienen memoria, pero la tienen. En 2004, se publicó en las Actas de la
Academia Nacional de Ciencias un estudio que evaluaba la capacidad de
recordar de las abejas. Las pruebas consistían en mostrar un patrón a una
muestra de abejas y luego colocar este patrón a cierta distancia de un túnel
llamado el "túnel de decisión".
Se colocaba un patrón incorrecto
cerca del patrón correcto y las abejas tenían que decidir cuál se les mostraba
primero. Este estudio demostró que las abejas no solo adivinaban cuál era el
patrón correcto, sino que podían recordar lo que se les mostraba, por lo que la
mayoría elegía continuamente el patrón correcto después de varios intentos.
Pero la cafeína no solo ayuda al
cerebro de las abejas, que obtienen una ventaja adicional que no proporciona a
los humanos. Se ha demostrado que la cafeína aumenta la expresión de genes de
inmunidad en las abejas, lo que reduce las posibilidades de infección. Además,
esta sustancia psicoactiva no daña la microbiota intestinal de las abejas, lo
que podría ser catastrófico. En general, la cafeína aumenta las posibilidades
de supervivencia de las abejas que luchan contra ciertas infecciones
bacterianas o fúngicas. Por lo tanto, en la dosis adecuada, la cafeína es
básicamente una medicina para las abejas. ¡Ojalá fuera lo mismo para nosotros!
No es ningún secreto que la
cafeína es una sustancia adictiva. Muchas personas resultan ocasionalmente afectadas
por “dolores de cabeza por abstinencia de cafeína”. No es de extrañar que la
capacidad adictiva de esta droga también se extienda a las abejas. Una vez que
descubren que una flor tiene este néctar energizante, recuerdan
dónde está y continúan visitándola. Incluso comparten esta información con
el resto de la colonia para que todas puedan cosechar los beneficios. Es una
especie de círculo vicioso; la cafeína hace que las abejas recuerden para que
puedan recordar dónde está la cafeína.
Cuando se trata del poder de la
cafeína sobre las poblaciones humanas y de abejas, no hay duda de que mostramos
respuestas muy similares a esa sustancia. Ambos la buscamos, nos hace sentir
bien y, si tomamos demasiada, puede hacernos daño.
Las abejas tienen una gran
responsabilidad: garantizar biodiversidad y con ella la prosperidad de todo
nuestro planeta. Son el sustento de nuestra dieta, del aire que respiramos y
del buen funcionamiento de ecosistemas enteros. No es de extrañar que necesiten
un pequeño estímulo de vez en cuando. Así que, la próxima vez que una abeja
parezca molestarte, recuerda que quizás aún no haya obtenido su dosis de
cafeína.
sábado, 28 de diciembre de 2024
CAMELLOS BÍBLICOS
Dedicado a Manuel González, estudioso de la Biblia.
Contradiciendo
a la Biblia y la Torá, arqueólogos judíos de la Universidad de
Tel Aviv han fechado el período durante el cual los camellos domesticados
llegaron a Israel.
Los
camellos se mencionan como animales de carga en las narraciones bíblicas de
Abraham, José, Jacob y Esaú que conforman la llamada “Era
de los Patriarcas” (2000-1500 a. C.). Pero los arqueólogos han demostrado
que los camellos no fueron domesticados en tierras de Israel hasta muchos
siglos después de ese tiempo fabuloso. Además de cuestionar la historicidad de
la Biblia, este anacronismo es una prueba directa de que, como la Torá
judía, ambos fueron compilados mucho después de los acontecimientos que
describe.
«E
hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos,
criadas, asnas y camellos».
Tomado
del Génesis (12: 16), el párrafo precedente es, me parece, la cita bíblica
más antigua de la presencia de camellos en las tierras del Israel bíblico.
Dependiendo de la versión que se use, el camello se cita en la Biblia unas
sesenta veces, la mayoría de ellas en el Antiguo Testamento. Hasta donde
yo sé, en el Nuevo Testamento se citan (metafóricamente) dos veces. Una
(Mateo 18: 24; Marcos 10: 25; Lucas 18:25) para señalar la imposibilidad de algunas cosas:
«Es
más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico
entre en el reino de Dios».
Mateo
(23: 24) también los usa para resaltar la hipocresía de los fariseos:
«¡Guías
ciegos, que coláis el mosquito y tragáis el camello!».
El
término hebreo que se emplea en las Sagradas Escrituras para referirse al camello es gamal. En
arameo es gamala, en griego kámelos y en latín camelus, de
donde pasó a las lenguas occidentales europeas.
Aunque
en la Biblia se habla tanto de camellos como de dromedarios (Isaías
60: 6), en realidad, son estos últimos (Camelus dromedarius), unos
camélidos originarios de las cálidas tierras de la península arábiga, los que se
citan casi exclusivamente en ella. El verdadero camello de dos jorobas (Camelus
bactrianus) es propio de ambientes mucho más fríos del Asia Central. Ambas
especies han sido muy utilizadas por el hombre como animales de carga y silla
desde la más remota antigüedad.
Los
dromedarios bíblicos
En
la Biblia se sitúa al camello en el tiempo de los antiguos patriarcas
hebreos como Abraham y Jacob (Génesis 12: 16; 30: 43). Rebeca fue
transportada a lomos de un camello cuando fue al encuentro de Isaac (Génesis
24: 64). Los ismaelitas que se llevaron a José a Egipto también los usaban como
animales de carga en sus desplazamientos (Génesis 37:25).
Esto
significa que, según la legendaria historia bíblica, los dromedarios ya habían sido
domesticados por el hombre en el segundo milenio a. C. No obstante, como la
arqueología no suele aceptar los datos bíblicos como ciertos hasta que no se
confirman mediante alguna prueba ajena a la Biblia, ciertos descubrimientos
realizados en Arava, al sur del Mar Muerto, ponen en duda la antigüedad que les
atribuye el Antiguo Testamento.
Después
de
estudiar y datar mediante radiocarbono restos de huesos de camellos
encontrados junto a antiguas minas de cobre, dos investigadores israelitas han
llegado a la conclusión de que esos huesos datan de finales del siglo X a. C.
Es decir, datan de un milenio después de la época de Abraham.
Los
dromedarios de las minas de cobre del Levante Sur
El
Levante Sur es una
región geográfica que corresponde aproximadamente a las actuales Palestina,
Israel y Jordania; algunas definiciones también incluyen el sur del Líbano, el
sur de Siria y/o la península del Sinaí. Como descripción estrictamente
geográfica, a veces es utilizada por arqueólogos e historiadores para evitar
las connotaciones religiosas y políticas de otros nombres usados para esta
zona.
A: imagen satelital del Levante Sur. B-C: mapas que muestran la extensión del Levante Sur basados en características geográficas (B) y en fronteras políticas modernas (C). |
Al facilitó el comercio a través de los vastos desiertos de Arabia impulsando tanto la economía como las costumbres sociales, la introducción del dromedario como animal de carga en el Levante Sur debió de ser un hito de primera magnitud en la historia de la región, especialmente notable en las actividades económicas que exigían el transporte desde los alejados centros de producción a los de consumo.
Situados
entre los desiertos de Arabia y las tierras colonizadas de la región
mediterránea, los centros de producción y comercio de cobre del valle de Arava,
cuya explotación exigía el transporte de grandes cantidades de cobre,
constituyen unos excelentes indicadores del momento de la introducción de
camellos domésticos como animales de carga en todo el Levante Sur.
Los
arqueólogos habían establecido que los camellos fueron probablemente
domesticados en la península Arábiga para utilizarlo como animales de carga en
algún momento hacia finales del segundo milenio a. C. En Levante Sur, los
huesos de camellos domesticados más antiguos conocidos proceden del valle de
Arava, que se extiende a lo largo de la frontera entre Israel y Jordania desde
el mar Muerto hasta el mar Rojo y fue un antiguo centro de producción de cobre.
En
una excavación realizada en un campamento de fundición de cobre situado en el
valle de Arava se encontraron los huesos de camellos domesticados entre los
siglos XI y IX a. C. Para determinar exactamente cuándo aparecieron esos camellos
domesticados en el Levante Sur, los arqueólogos utilizaron la datación por
radiocarbono y otras técnicas gracias las cuales descubrieron que los huesos de
camello yacían casi exclusivamente en capas arqueológicas que datan del último
tercio del siglo X a. C. o más tarde, siglos después de que vivieran los
patriarcas y décadas después del Reino de David, según la Biblia.
Los
escasos huesos de camello encontrados en capas arqueológicas anteriores
probablemente pertenecían a camellos salvajes, que los arqueólogos creen que
estaban en el Levante Sur desde el Neolítico o incluso antes. Cabe destacar que
todos los yacimientos activos en el siglo IX en el valle de Arava tenían huesos
de camello, que faltaban por completo en los yacimientos activos más antiguos.
La aparición de camellos domesticados en el valle de Arava parece coincidir con cambios drásticos en la explotación minera local del cobre. Muchas de las minas y fundiciones fueron cerradas; las que permanecieron activas comenzaron a utilizar una mano de obra más centralizada y una tecnología más sofisticada, según las pruebas arqueológicas.
Los investigadores afirman que los antiguos egipcios pudieron haber impuesto estos cambios: trajeron consigo camellos domesticados después de conquistar lel territorio en una campaña militar dirigida por el faraón Shoshenq I citada tanto en fuentes bíblicas como egipcias, habida cuenta de que en ella los soldados egipcios arrasaron el templo de Salomón y saquearon todos sus tesoros.
Desde
Arava hasta la India
El
origen del camello doméstico probablemente se encuentra en la península
Arábiga, que bordea el valle de Arava y habría sido un punto de entrada lógico
para los camellos domésticos hacia el Levante Sur. Según los investigadores, la
llegada de camellos domesticados promovió el comercio entre Israel y lugares
exóticos a los que antes no se podía llegar; los camellos pueden viajar
distancias mucho mayores que los burros y las mulas que los precedieron.
Hacia el siglo VII a. C., rutas comerciales como la Ruta del Incienso se extendían desde África a través de Israel hasta la India. Los dromedarios abrieron a Israel al mundo más allá de los vastos desiertos, alterando profundamente su historia económica y social, dejando tras de sí unos restos óseos que denuncian por enésima vez los desajustes entre los textos bíblicos y la historia real.
EL RELOJ FLORAL DE LINNEO
El reloj floral era un plan de
jardín hipotetizado que diseñó el botánico sueco Carl Linneo en el siglo XVIII.
Linneo, considerado el padre de la taxonomía moderna, aprovechando varias
plantas que abren o cierran sus flores en momentos particulares del día para
indicar con precisión la hora, lo diseñó para observar y predecir la floración
de las plantas.
¿Quién era Linneo y en qué consiste
su sistema?
Carlos Linneo, al que Jean-Jaques
Rousseau llamó “Príncipe de los botánicos” cosechó fama y prestigio en sus
setenta años de vida. Nacido en Suecia en 1707, realizó muy joven su primera
expedición científica a Laponia. Aunque su formación era médica, supo
compaginar zoología, botánica, medicina y farmacia. Gracias a su conocimiento
enciclopédico, elaboró un sistema de clasificación que unificó los criterios de
descripción, lo que le valió para ser considerado el padre de la taxonomía
moderna.
Como buen botánico, Linneo viajaba
habitualmente para recoger y estudiar especímenes vegetales, lo que sirvió para
reflexionar sobre un problema que se encontraba cuando debatía con colegas de
profesión. Dependiendo del idioma, incluso de la región del país en que se
encontrara, la misma planta se llamaba de diferentes formas, lo que hacía
extremadamente difícil clasificar, registrar e incluso contrastar información.
En 1731, Linneo desarrolló un
sistema de nomenclatura en latín basado en la utilización de un primer término
escrito en letras mayúsculas, indicativa del género, y una segunda parte
correspondiente al nombre específico de la especie descrita, en letra
minúscula. Por otro lado, agrupó los géneros en familias, las familias en
clases, las clases en tipos y los tipos en reinos.
A él le debemos poder identificar
a una especie inequívocamente, pues gracias a su sistema no puede haber dos plantas
o animales diferentes con el mismo nombre, evitando la pluralidad de
sustantivos comunes con el que se la pueda conocer según en qué lugar del mundo
nos encontremos. Esas fueron las bases de la actual taxonomía.
Muchos biólogos consideran que
fue Linneo quien se planteó por primera vez el origen del hombre. Colocó a los
humanos dentro del mismo sistema de clasificación biológica que utilizaba para
el resto de los animales o vegetales. Tras estudiar varias especies de monos, en
su obra más celebrada, el Systema naturae (1735), escribió que pertenecían
en su clasificación a la misma familia; los primates.
Esquema muy simplificado del árbol de la vida basado en la clasificación de Linneo |
Subrayó que hombres y monos
compartían la misma anatomía y diferían en la capacidad de hablar. A los
hombres los incluyó en la especie Homo sapiens, que colocó con el resto
de los primates en una clase a la que llamó Antropomorpha (de forma
humana). Esta afirmación le puso en el disparadero de la iglesia, que no estaba
dispuesta a aceptar tal comparación pues hacerlo sería, en base a que los
hombres fueron creados a imagen y semejanza de Dios, equiparar a monos y
hombres con el Creador.
El sueño de las plantas
En el siglo I Plinio el Viejo
había observado cómo el tamarindo habría y cerraba sus hojas siempre a la misma
hora del día. En 1729, Jean Jacques d’Ortous de Mairan realizó el primer
experimento cronobiológico de la historia, registrando la espontánea y precisa
apertura diaria de la mimosa púdica, aunque estuviese encerrada en un cuarto
donde no llegaba a luz del sol. En su libro El poder del movimiento en las
plantas Darwin argumentó en 1880 que cada planta genera su propio ritmo
diario, y ya en el siglo XX Erwin Bunning describió los ritmos circadianos de
las plantas.
Mucho antes de esto Linneo, en su
Philosophia botanica (1751), tras observar cómo ciertas plantas
clasificadas como “aequinoctales” se abrían y cerraban siempre a la misma hora
particular del día, y que esas horas variaban de una especie a otra, afirmó que
se podía deducir la hora aproximada en función de qué especies abrían sus
flores. Dispuestas en secuencia, este registro constituyó lo que llamó horologium
florae, o reloj floral:
Funcionamiento del reloj floral
El reloj floral es un sistema que
se basa en la observación de la floración de las plantas en relación con el
tiempo del día y la estación del año. Linneo identificó una serie de plantas
que florecen en determinados momentos del día y la estación del año y las
utilizó como "indicadoras" para crear su reloj.
El reloj se divide en doce
secciones, cada una correspondiente a una hora del día. Cada sección se asocia
con una planta específica que florece en ese momento del día. De esta manera,
el reloj floral permite a los observadores determinar la hora del día con base
en la floración de las plantas.
En el lado izquierdo, empezando a
las seis, se encuentran las plantas que se abren por la mañana. Algunas de
estas son:
5 y 6h:
calabaza, amapola, achicoria.
6 y 7h: crepis
rubra, enredadera.
7 y 8h: lirio
de la hierba, nenúfar, tusílago, alquimia, hipérico.
8 y 9h:
anagalis, calta palustre, centaurea.
9 y 10h:
betónica silvestre, margarita, caléndula.
10 y 11h:
anémona de tierra, vinagrera, espergularia.
11 y 12h:
tigridia, cerraja, aizoácea.
En la mitad derecha de la esfera,
comenzando a las doce, se encuentran las plantas que se cierran pasado el
mediodía:
12 y 13h:
caléndula, petrorhagia.
13 y 14h:
anagalis, hieracium.
14 y 15h:
achicoria, diente de león, calabaza.
15 y 16h: lirio
de hierba, tusílago, hieracium rojo.
16 y 17h:
dondiego de noche, vinagrera, nenúfar.
17 y 18h:
amapola.
Utilidad del reloj floral:
Más allá de su limitada utilidad como
marcador del tiempo, el reloj sirve al menos para tres funciones:
1. Estudiar la fenología de las
plantas: El reloj floral permite a los investigadores estudiar la fenología de
las plantas, es decir, el estudio de sus patrones de crecimiento y desarrollo en
relación con el tiempo y el entorno.
2. Predecir la floración: El
reloj puede utilizarse para predecir la floración de las plantas, lo que es
importante para la agricultura y la horticultura.
3. Estudiar la relación entre las
plantas y el entorno: El reloj floral permite a los investigadores estudiar la
relación entre las plantas y el entorno, lo que es importante para entender la
ecología de las plantas.
Hay que tener en cuenta que,
dependiendo de la latitud en que nos encontremos, algunas de estas plantas no
se darán, pero podrán ser sustituidas por otras entre las más de doscientas
noventa y ocho mil especies de plantas con semillas conocidas.
No es mi intención que los
lectores cultiven un jardín botánico en sus casas (o sí, por qué no), pero tal
vez en estos tiempos de urgencia, de citas y obligaciones cronometradas, puedan
encontrar un momento para la simple observación entre la flora que les rodea.
Quizá puedan tomarse un ratito, ahora que incluso las manecillas del reloj mecánico comienzan a ser algo arcaico, sepultadas por lo electrónico y digital, para reflexionar y admirarse por la inventiva de aquellos que hace siglos, careciendo de medios, se servían del tiempo para volcarse en el estudio y fijaban la vista para admirarse de su entorno.
viernes, 27 de diciembre de 2024
BREVE HISTORIA DE LA ESTRELLA DE BELÉN
Representación de la Adoración de los Magos en un sarcófago del siglo IV procedente del cementerio de Santa Inés de Roma, conservado actualmente en los museos vaticanos. |
El Nuevo Testamento proporciona pocos detalles del nacimiento de Cristo. De los cuatro evangelios, solo el de Lucas presenta al niño envuelto en pañales en el pesebre rodeado por María, José, los pastores y los ángeles celestiales.
El relato de la Natividad que conocemos hoy en día surgió en el siglo VII cuando apareció lo que se creía que era un Evangelio desconocido de Mateo. El texto fue refutado más tarde como apócrifo y es conocido desde entonces como el “pseudo-Mateo”.
Antes de que el pseudo-Mateo proporcionara una narrativa más rica, el arte religioso centrado en el nacimiento de Jesús se basaba en los pocos detalles proporcionados por los Evangelios bíblicos y en la creatividad de los artistas. Una de las representaciones más antiguas conocidas de la Adoración de los Magos es una pintura mural de finales del siglo III o principios del IV en las catacumbas de Priscila en Roma.
Mosaico de la basílica de Santa María la Mayor. Roma |
Domingo 13 de diciembre. Saturno, arriba y Júpiter abajo, se ven después del atardecer en el Parque Nacional Shenandoah, Virginia. Los dos planetas se acercan uno al otro en el cielo mientras se dirigen hacia su "Gran Conjunción" el 21 de diciembre. Créditos: NASA / Bill Ingalls. |
Cuando en diciembre de 2020 se miraba hacia el cielo, se podía ver a Júpiter en el carril interior, acercándose a Saturno hasta acabar por adelantarlo el 21 de diciembre. Aunque ambos estén separados por 613 millones de km, para un observador terráqueo los dos gigantes gaseosos parecían muy juntos. El 21 de diciembre aparecían tan próximos que, con el brazo extendido, nuestro dedo meñique podía ocultarlos.
Como estaba ocurriendo en 2020, en 1623 Júpiter y Saturno viajaban juntos por el cielo. Júpiter alcanzó y rebasó a Saturno en un acontecimiento astronómico conocido desde entonces como la "Gran Conjunción", un hecho que, lejos de ser excepcional, se repite regularmente una vez cada veinte años.
La Adoración de los magos, de Giotto, que muestra el cometa Halley. Capilla Scrovegni, Padua, Italia. DEA / A. Dagli Orti / De Agostini. |
jueves, 26 de diciembre de 2024
¿LAS MUJERES TRANS SON “BIOLÓGICAMENTE MASCULINAS”?
Las elecciones de medio mandato han traído una novedad al Congreso estadounidense: por primera vez, una representante será una mujer transgénero. Eso ha sacado a flote una vieja discusión de: ¿el sexo es o no es binario?
La congresista Nancy Mace (representante republicana por Carolina del Sur, un estado profundamente conservador) aparece en un video añadiendo un papel con la palabra “biológica” al rótulo de un baño para mujeres del Capitolio. Lo hizo después de que Mace presentara dos proyectos de ley para limitar el uso de las instalaciones para mujeres (primero en el Capitolio y luego en todas las instalaciones federales) a miembros del “sexo biológico” correspondiente.
El proyecto de ley de Mace afirma que la presencia de “varones biológicos” en «baños, vestuarios y zonas para cambiarse diseñados para mujeres pone en peligro la seguridad y la dignidad” de los miembros y empleados “femeninos” de la Cámara de Representantes».
Como dejó claro su correligionaria Marjorie Taylor Greene (congresista republicana por Georgia), lo que mueve la iniciativa de Mace obedece a una sola circunstancia: Sarah McBride, congresista demócrata electa por Delaware, la primera persona transgénero elegida para el Congreso, es un «hombre biológico».
¿Pero lo es realmente?
Ni Mace ni Greene ofrecieron pruebas de que McBride sea varón. De hecho, los opositores a los derechos de las personas transgénero en Estados Unidos no están de acuerdo sobre lo que quieren decir con “sexo biológico”. En eso coinciden con la mayoría de los científicos.
Los debates sobre los derechos de las personas transgénero suelen girar en torno a una pregunta central sobre sus cuerpos: ¿una mujer transgénero que ha transformado clínicamente su cuerpo sigue siendo un “hombre” o ha cambiado su sexo biológico? La respuesta es complicada.
Breve historia del cambio de sexo
En la era moderna, el concepto científico de transgénero –que surge de la diferencia percibida o sentida entre el sexo psicológico de una persona y su sexo biológico– se remonta al menos a fines del siglo XIX. En esa época, la propia definición de sexo estaba cambiando.
Durante siglos, el sexo se determinaba mediante una simple inspección visual de la anatomía que sirviera para responder a una simple pregunta: ¿la persona en cuestión tiene pene o vulva? Pero en la década de 1870, los avances científicos en la disección y el estudio de las condiciones intersexuales llevaron a algunos investigadores a proponer una nueva definición del sexo biológico basada en las gónadas (es decir, en la anatomía reproductiva interna; testículos u ovarios) en lugar de tener en cuenta los genitales externos.
Herculine Barbin fue un ejemplo de ese cambio. Registrada como mujer al nacer en la Francia del siglo XIX, fue criada como una niña. En su adolescencia, un médico descubrió que tenía testículos ocultos junto a su canal vaginal. Basándose en esta anatomía interna, un tribunal dictaminó que el sexo de Barbin debía reasignarse a masculino. Su "verdadero sexo", resolvió el tribunal, era el “gonadal”.
Cuando la medicina transgénero surgió como objeto de investigación en las décadas de 1920 y 1930, la visión gonadal del sexo era la que imperaba. Las investigaciones de Eugen Steinach, un científico austríaco, demostraron que el sexo de un conejillo de Indias podía modificarse quitándole las gónadas y reemplazándolas por las gónadas del sexo opuesto.
Los defensores de los derechos transgénero, como el médico alemán Magnus Hirschfeld, se dieron cuenta de que el sexo humano funcionaba como el de los conejillos de indias de Steinach. Si las características inducidas por las hormonas que muchas personas consideran “masculinas” y “femeninas” (como el vello facial, el crecimiento de los senos, la prominencia visible de la nuez de Adán o el tono de voz) están determinadas en gran medida por las gónadas, una persona podría cambiar de sexo cambiando las gónadas. Por lo tanto, a partir de ese momento las cirugías más comunes para las mujeres trans consistieron en orquiectomías (extirpación de los testículos).
La revolución sexual
En las décadas de 1960 y 1970 —la era de la segunda ola del feminismo y la revolución sexual— el debate sobre el sexo biológico era más confuso que nunca. En el atletismo de competición se pasó de las inspecciones genitales a la prueba corporal de Barr, que determina el sexo en función de los cromosomas. Pero al mismo tiempo, con los avances en cirugía plástica, los principales cirujanos especializados en medicina transgénero creyeron que podían cambiar el sexo de una mujer trans transformando su pene en una vagina.
Como ejemplo de la complejidad de esta época, cuando Renee Richards, una jugadora de tenis transgénero, que se vio obligada a someterse a una prueba cromosómica para clasificarse para el Open de Estados Unidos de 1976, impugnó esa política por considerarla discriminatoria. El Tribunal Supremo de Nueva York estuvo de acuerdo y el juez dictaminó que hay «evidencia médica abrumadora de que ahora [Richards] es mujer».
¿Cómo había cambiado de sexo? La respuesta, según dijo, era ginecológica: «Que un ginecólogo me examine —propuso en una entrevista televisiva en 1976— y tendrá cumplida respuesta a si soy un hombre o una mujer?»
A finales de la década de 1970, las definiciones de sexo biológico eran tan discutidas que incluso Janice Raymond, la teórica antitransgénero más influyente del siglo XX, afirmó que los científicos entendían que había al menos seis tipos diferentes de sexo: cromosómico, anatómico, gonadal, hormonal, legal y psicológico.
Para Raymond, una feminista lesbiana comprometida que creía que incluso las mujeres transgénero sin testículos ni pene seguían siendo una amenaza para los espacios reservados para mujeres, era en última instancia su socialización como niños y como hombres jóvenes lo que determinaba que las mujeres transgénero fueran “hombres”, sin que el argumento biológico sirviera en absoluto.
Pánico en el baño
En respuesta al proyecto de ley de Mace, la representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez preguntó si las mujeres tendrán que «bajarse los pantalones» y dejar que un funcionario «inspeccione sus genitales» para poder usar los baños del Capitolio. Su comentario pretendía ser provocativo, pero lo cierto es que no hay manera de que ningún funcionario de la Cámara haga cumplir una regla sobre el sexo biológico cuando no existe una definición aceptada del término.
Por eso, los colegas republicanos de Mace están impulsando una definición estricta del sexo. Algunos legisladores quieren reescribir la ley federal para que declare que el sexo son las «estructuras corporales (fenotipos) que, en el desarrollo normal, corresponden a la producción de espermatozoides para los hombres y de óvulos para las mujeres».
Si esa frase parece extraña, tal vez sea porque la mayoría de los estadounidenses entienden que “masculino” y “femenino” se definen por el “sexo asignado al nacer”, lo que comúnmente se asigna a través de la inspección genital, no en base a la capacidad interna oculta de producir óvulos o espermatozoides.
Entonces, ¿por qué los republicanos pretenden reescribir el término “sexo” en una ley federal para referirse a la producción de gametos, en lugar de mantener nociones familiares de sexo que han perdurado durante siglos, como los genitales o las gónadas?
Por una vez, la respuesta no es complicada: la definición de “sexo” en términos de gametos garantizará que las mujeres transgénero siempre sean clasificadas como “hombres” sin importar cuánto cambien sus cuerpos. Los proyectos de ley federales que definen el sexo imponiendo que una mujer sea alguien «que naturalmente tiene, tuvo, tendrá o tendría la capacidad reproductiva de producir óvulos», es algo que una mujer transgénero nunca podrá cumplir.
Pero ¿qué tienen que ver los espermatozoides y los óvulos con el uso del baño? Durante la mayor parte de la historia moderna, científicos, médicos y jueces han estado de acuerdo en que los seres humanos pueden cambiar de sexo, pero no se han puesto de acuerdo sobre cómo lograrlo.
Cambiar la definición ahora es invitar a un mayor escrutinio gubernamental de los historiales médicos privados de todas las mujeres. Queda por ver si la mayoría de los estadounidenses estarán de acuerdo con esa nueva definición.
lunes, 23 de diciembre de 2024
BREVE HISTORIA DEL AUTÁRQUICO PERO SIMPÁTICO BISCUTER
Biscuter "Rubia". Foto |
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