Artículo publicado en The Conversation. Os dejo el enlace:
Vistas de página en total
jueves, 5 de septiembre de 2024
martes, 3 de septiembre de 2024
LA IMPARABLE LLEGADA DE LOS VIRUS “EXÓTICOS”
Micrografía electrónica de transmisión de partículas del virus del Nilo Occidental (rojo) que se replican dentro del citoplasma de una célula / Imagen capturada en el Centro de Investigación Integrada (IRF) del NIAID. |
Virus Usutu , virus Zika,
chikunguña, virus del dengue, virus del Nilo occidental… En los últimos años,
estos nombres que suenan exóticos han encontrado un lugar en los medios de
comunicación.
Y con razón: responsables de
enfermedades que hasta ahora sólo prevalecían en regiones remotas, estos virus
están en proceso de escapar de las regiones en las que han sido endémicos
durante mucho tiempo para conquistar todo el planeta. España no es inmune a
esta amenaza, como lo demuestra la implantación actual de algunos de estos
virus en toda la cuenca mediterránea.
Resumo a continuación lo que nos
ha enseñado en los últimos años el trabajo de las redes de vigilancia y los
laboratorios de investigación que estudian estos virus.
Enfermedades transmitidas de animales a humanos
Muchas enfermedades infecciosas
emergentes se transmiten a los humanos a través de un “vector” animal, frecuentemente
un artrópodo chupador de sangre, como los mosquitos, los flebótomos
o incluso las garrapatas. En estos casos, si la enfermedad es causada por un
virus, el virus implicado es un "arbovirus" (del inglés
"arthropod-borne virus", "virus transmitido por
artrópodos").
La mayoría de los arbovirus son
zoonosis, es decir, provienen de animales domésticos o salvajes portadores del
agente patógeno. Esta se transmite posteriormente al hombre, cuando este es
picado por un artrópodo vector que previamente ha extraído sangre de un animal
infectado. Lo que suceda a continuación depende de las características del
arbovirus transmitido.
Algunos pueden pasar de un ser
humano a otro, siempre a través de un vector. Otros pueden propagarse también
gracias a otros modos de transmisión (el virus Zika puede transmitirse a través
de mosquitos y sexualmente, por ejemplo). Ciertos arbovirus no se transmiten
entre humanos: se dice entonces que somos un “callejón epidemiológico sin
salida”. Este es el caso, por ejemplo, del virus
del Nilo Occidental (VNO) o del virus del Valle del Rift.
Entre los principales vectores
propagadores de arbovirus se encuentran los mosquitos, en particular el
mosquito tigre (Aedes albopictus), un visitante relativamente reciente
que se ha adaptado perfectamente en zonas templadas españolas. Por sí solo, es
capaz de propagar varios virus “exóticos” causantes de enfermedades como el
dengue, el zika, la fiebre amarilla y el chikungunya.
El mosquito tigre continúa su meteórica expansión
Catalizada por el comercio
internacional, la expansión del mosquito tigre, vector de varios virus
“exóticos”, ha sido muy rápida. Originario del sureste de Asia, este pequeño
mosquito negro con cuerpo y patas rayadas de blanco fue detectado por primera
vez en Cataluña en 2004. Desde entonces, su expansión ha sido notable. Menos de
veinte años después se ha detectado en más de 40 provincias españolas, desde
las regiones costeras del Mediterráneo hasta el norte y oeste del país. En los
próximos años, la expansión de su territorio será inexorable.
Una hembra del mosquito tigre (reconocible por las bandas blancas) succiona sangre de un humano. Foto. |
Las áreas urbanas y suburbanas,
con abundancia de recipientes con agua estancada (como macetas, bidones o
piscinas pequeñas), son sus lugares preferidos para criar, dado que la hembra
deposita sus huevos en dichos entornos. El cambio climático también ha
favorecido la expansión de este insecto, ya que las temperaturas más cálidas y
los inviernos más suaves permiten a los mosquitos sobrevivir y reproducirse
durante más tiempo. No obstante, aún se está estudiando su posible adaptación a
los entornos de mayor altitud y más fríos de la península.
Dengue: una tendencia creciente en los casos autóctonos
El caso del dengue es especial,
pues es la arbovirosis de mayor incidencia e impacto a nivel global. Según la
OMS, en diciembre de 2023 se habían registrado más de cinco millones de casos y
más de 5.000 muertes por la enfermedad en el mundo, el 80% de ellas en
el continente americano. Ese año, el último del que se disponen datos, en
España se confirmaron 398 casos de dengue y 615 casos sospechosos.
No obstante, las cifras oficiales
subestiman la realidad, porque muchas infecciones son asintomáticas (entre el
50% y el 90% de los casos, según las epidemias o causan pocos e inespecíficos
síntomas que se confunden con los de la gripe o, más recientemente, con los de
la Covid, y no son de declaración obligatoria en muchos países.
En España, como era de esperar,
la gran mayoría de los casos son importados, pero, debido a la presencia
estable de A. albopictus en diversas regiones (y de Aedes aegypti
en Canarias), es posible la transmisión local, como ya ha ocurrido. En 2023 se
registraron tres casos de trasmisión local en Cataluña. A finales de 2022 hubo
un caso confirmado y otros cinco probables en Ibiza.
Aunque la enfermedad causada por
el virus del dengue suele ser benigna, puede conducir a una forma
potencialmente mortal en aproximadamente el 1% de los casos. Esta forma de
dengue se denomina “hemorrágica” porque se acompaña de sangrado de múltiples
órganos. Además, también se han informado ciertos daños neurológicos.
El chikunguña es discreto
Identificado por primera vez en
Tanzania en 1952, el virus
chikunguña circuló durante varias décadas en África, India y Asia, así como
en la cuenca del Índico. A pesar de su nombre exótico, la “enfermedad del
hombre doblado” (traducción de “chikunguña”, término proveniente del makondé,
lengua bantú hablada en Tanzania) ni es el ébola ni se le parece en nada.
Los dos primeros casos se
detectaron en España en 2015. En
2023 se registraron 82 confirmados a los que se unen 191 casos sospechosos.
A veces el paciente ni se entera de que ha sido infectado. Y cuando lo hace, lo
más probable es que todo se quede en fiebre y malestar general, al estilo de
una gripe. Se caracteriza por la aparición de fiebre y fuertes dolores
articulares muy incapacitantes que suelen afectar a las manos, las muñecas, los
tobillos o los pies. Por lo general se han descrito dolores de cabeza y dolores
musculares, así como sangrado de encías o nariz. La convalecencia puede durar
varias semanas y, en ocasiones, el dolor puede persistir durante varios años.
Tiene una mortalidad muy baja y
desaparece a los pocos días. En la inmensa mayoría de los casos, no deja
secuelas. La "parte mala" es que en aproximadamente uno de cada diez
casos los dolores articulares reaparecerán con el paso del tiempo, afectando
moderadamente a la calidad de vida.
El chikunguña no se transmite ni
por contacto directo ni por vía aérea (a diferencia de la gripe). Para
propagarse necesita al mosquito tigre. Un infectado conserva el virus en su
sangre durante los cinco o seis días siguientes al inicio de la fiebre. Si
durante este periodo es picado por un mosquito tigre, este puede contagiarlo a
otra persona mediante picadura. Una vez que estás infectado, pasan entre dos y diez
días antes de sentir los primeros síntomas.
A la espera de un resurgimiento del virus Zika
El virus Zika saltó a los
titulares en 2015-2016. Fue la causa de una epidemia de gran escala,
principalmente en Latinoamérica. Más de un millón de personas resultaron
infectadas. El daño más grave asociado con este virus es el desarrollo de
microcefalia (reducción de la circunferencia de la cabeza del feto) en mujeres
embarazadas infectadas.
En 2023, en España, se
identificaron seis casos confirmados de zika (24 casos sospechosos). Este
virus, que aún figura en la lista de las 10 enfermedades más peligrosas
establecida por la Organización Mundial de la Salud, casi ha desaparecido
misteriosamente del radar en los últimos años. Sin embargo, no se descarta su
regreso al primer plano del panorama viral: recientemente se volvió a hablar de
ella en Tailandia y cinco viajeros desarrollaron la enfermedad en Alemania, el
Reino Unido e Israel, después de haber visitado ese país del sudeste asiático.
Aunque los mecanismos que
favorecen la aparición del virus Zika son poco conocidos, los estudios de
seroprevalencia (presencia de anticuerpos en la sangre) muestran que todavía
circula activamente en determinados territorios (especialmente en el continente
africano). Su seguimiento requiere una vigilancia particular por parte de la
comunidad científica, con el fin de prepararse para una posible reaparición.
Culex, un viejo conocido, no se queda al
margen
Uno de nuestros mosquitos
“tradicionales”, Culex pipiens, presente en toda España, también es
capaz de transmitirnos virus “exóticos”. Este es particularmente el caso del
virus del Nilo Occidental (VNO) y del Usutu, dos virus muy similares que
ocasionalmente pueden causar daños neurológicos graves como encefalitis
(inflamación del cerebro), meningitis (inflamación de las meninges) o incluso meningoencefalitis
(inflamación de las meninges y el cerebro) en humanos.
Culex pipiens, el mosquito más común en España |
Esos virus aparecen regularmente
no sólo en muestras de sangre humana, sino también en animales como aves (sus
reservorios naturales), perros, caballos y mosquitos.
Los primeros casos del VNO en
humanos se detectaron en España a principios de los 2000, pero hubo que esperar
hasta 2020 para que su nombre empezara a tomar relevancia en nuestro país, ya
que se produjo el mayor brote hasta la fecha, dando como resultado 76
infecciones en humanos y ocho fallecidos.
Este año está siendo el segundo
peor verano en nuestro país desde que hay registros en cuanto a brotes del VNO.
Cinco personas han fallecido en España en estos meses a consecuencia de la
infección, una situación que está alarmando a los vecinos de las zonas más
afectadas, en Andalucía y Extremadura.
Sin embargo, es importante seguir
la dinámica de propagación de este virus, ya que actualmente circulan varios
linajes con distintos grados de virulencia, lo que exige precaución. Sobre todo,
desde que una
gran epidemia azotó Europa en 2018, con más de 2.000 casos identificados y
más de 180 muertes registradas. En 2022, el sur de Europa volvió a verse
afectado: Italia registró en particular 723 casos y 51 muertes asociadas.
En Francia, a finales de agosto
de 2023 se
detectaron ocho casos de infección por el VNO en Nueva Aquitania, lo que
demuestra una tendencia a la propagación de este virus más al norte de Francia.
De hecho, hasta ahora sólo se habían detectado casos de infección por este
virus en la zona del Mediterráneo.
Actividades y emergencias humanas
El paso de una enfermedad de los
animales al hombre no es necesariamente sinónimo de un brote epidémico, ni de
una epidemia a gran escala, una pandemia o un establecimiento en nuevos
territorios. Para que esto suceda, deben confluir varios factores.
El problema es que los
intercambios comerciales o turísticos, que crecen exponencialmente en nuestro
mundo hiperconectado, pueden facilitar la difusión de determinados vectores y,
por tanto, el riesgo de propagación de enfermedades.
Este riesgo se ve incrementado
aún más por el cambio ambiental y climático. Las condiciones climáticas, en
particular la temperatura, la humedad del aire y las precipitaciones, afectan
la distribución geográfica, la actividad, la tasa de reproducción y la
supervivencia de estos vectores, en particular los mosquitos.
Además, los cambios en el clima y
el impacto de los humanos en su entorno influyen en ocasiones en el
comportamiento animal, por ejemplo, modificando el área de distribución de
ciertas especies, lo que puede promover interacciones entre animales y humanos.
Tales cambios ambientales han
sido causa de epidemias de fiebre hemorrágica argentina, provocada por el virus Junín, un arenavirus. En la década de
1950, para intensificar el cultivo del maíz, se llevaron a cabo desmontes
masivos de tierras, en particular mediante el uso de herbicidas. Este cambio de
entorno provocó una proliferación de roedores, algunos de los cuales portaban
el virus, lo que provocó que la enfermedad alcanzara la fase epidémica,
especialmente entre los trabajadores agrícolas. Luego miles de personas
resultaron infectadas. Una situación similar se ha observado también en el este
de Asia durante la reconversión de tierras para el cultivo de arroz, con el virus
Hantaan como responsable de la "fiebre hemorrágica coreana".
Otros factores que favorecen la
aparición de nuevas enfermedades son los factores socioeconómicos, como el
aumento del transporte de mercancías y personas, especialmente a través del
transporte aéreo intercontinental, o el crecimiento cada vez mayor de las zonas
urbanas. Las
altas densidades de población, que favorecen la rápida transmisión de
enfermedades, así como las dificultades de suministro de agua relacionadas con
la rápida urbanización, contribuyen en particular a la proliferación de
mosquitos potencialmente portadores de virus.
Prueba de la importancia de estos
factores, es que durante la pandemia de Covid-19 el número de casos de
infecciones “exóticas” importadas (es decir, reportadas a partir de viajes)
disminuyó considerablemente, debido principalmente a la drástica caída del
transporte aéreo internacional. Sin embargo, con la reanudación de dicho
tráfico, comenzó a registrarse un aumento de estos casos en 2023.
La prevención, la primera arma contra los virus
“exóticos”
En ausencia de un antiviral o de
una vacuna eficaz, como en el caso del chikunguñaa o del Zika, o cuando la
vacuna tiene ciertas limitaciones (como en el caso del dengue, contra el cual la única vacuna
actualmente aprobada tiene el inconveniente de aumentar el riesgo de
hospitalización y dengue grave en personas no infectadas previamente con el
virus del dengue, la única solución es anticipar la aparición de estos
patógenos.
La mejor manera de lograrlo es
establecer redes adaptadas y reactivas, lo más cerca posible del campo, para
estudiar eficazmente las interacciones entre los animales, los humanos y sus
diversos entornos, según el enfoque One
Health.
Desde la pandemia de Covid-19,
las redes nacionales e internacionales de vigilancia de enfermedades virales se
han ampliado. Lamentablemente, sus capacidades siguen estando muy por debajo de
lo necesario para monitorear eficazmente la circulación de virus de alto
riesgo, no solo en los países endémicos, sino también en los países donde
emergen.
La aparición, y luego rápida
propagación en 2020, del coronavirus SARS-CoV-2, responsable de la pandemia de
Covid-19, tuvo un impacto importante en nuestra salud, nuestros comportamientos
y nuestra vida cotidiana. Esta situación nos hizo repentinamente conscientes de
la importancia de monitorear y estudiar virus “nuevos”.
Más allá de estos virus hasta
ahora “inéditos”, también es fundamental examinar los virus “desatendidos”
porque son responsables de enfermedades que ocurren lejos de nuestros
territorios. La propagación fuera del continente africano, y en particular en Europa,
del
virus Mpox, antes llamado viruela del mono, nos ha recordado los problemas
relacionados con esa vigilancia.
lunes, 2 de septiembre de 2024
DRÁCULA, PUENTES Y POLISONES
Polisón de finales del XIX. Museo del Traje de Madrid |
Publicado en 1964, El puente es el segundo libro del periodista Gay Talese cuando aún estaba en la nómina de The New York Times, la única cabecera para la que ha trabajado a jornada completa antes de dedicarse a escribir perfiles y reportajes en libros que, como La mujer del prójimo, son historia del periodismo.
Durante cinco años Talese
escribió una docena de artículos para su periódico sobre la construcción del
puente colgante Verrazano-Narrows,
una ambiciosa obra que uniría el distrito neoyorquino de Brooklyn con Staten
Island en 1981.
Ese Talese, por entonces un novelista
en ciernes que elaboró su primera obra importante con este tipo de reportajes,
es un narrador mayúsculo. En El puente Talese hace inmortales a esos
trabajadores cuyos nombres nunca aparecen en las crónicas. Los «boomers»,
los hombres que levantaron el puente, son en la pluma del escritor como
personajes del Far West: recorren Estados Unidos en busca de puentes y
rascacielos que levantar, trabajan como si estuvieran en una carrera de
caballos, jugándose la vida y perdiéndola en algunos casos. Los «boomers»
son una secta forjada entre tragos de güisqui y cerveza.
Pero por más que Talese enaltezca
la épica de esa construcción, la dura vida de esos obreros era un paraíso de la
comodidad si se compara con la de los trabajadores que cien años antes construyeron
los cimientos submarinos del puente de Brooklyn, terminado en 1883. Antes de
hablar de ellos, demos un salto en el vacío y ocupémonos de Drácula y de lo
polisones.
Drácula y los polisones
El Óscar de 1993 al mejor
vestuario fue para Eiko Ishioka por crear los magníficos trajes y vestidos de
la película Drácula
de Bram Stoker. Particularmente impresionantes eran los vestidos que
usó Wynona Rider en su papel de Mina Harker, la novia más deseada por el conde
vampiro.
La película está ambientada a
finales de 1800, cuando la moda femenina presentaba una prenda interior
acolchada conocida como "polisón", destinada a
acentuar la rotundidad de los glúteos. El polisón (del francés «polisson»)
era un armazón interior que reemplazó al miriñaque en 1870.
Atado a la cintura bajo un par de enaguas, lo usaban las mujeres de finales del
siglo XIX para que abultasen los vestidos por detrás, pero cayendo rectos por
delante.
El polisón fue un elemento
fundamental en el vestuario de las mujeres acomodadas occidentales durante
veinte años. Resultaba mucho más funcional que su predecesor, el aparatoso miriñaque.
Para destacar todavía más sus traseros sobresalientes, muchas damas se
inclinaban hacia adelante mientras caminaban, asumiendo una postura que llegó a
conocerse como la "curva griega". En un giro curioso, este término
también se aplicaba a los trabajadores que por aquellos tiempos construyeron
los cimientos submarinos del puente de Brooklyn.
Eran los tiempos de la Edad
Dorada, el período entre la década de 1870 y la de 1890, después de la guerra
de Secesión y de la Reconstrucción, durante el cual el país conoció una
expansión económica, industrial y demográfica sin precedentes, sobre todo en el
norte y oeste, pero también un gran conflicto social y grandes desigualdades
económicas y sociales.
Las curvas griegas y el puente de Brooklyn
La construcción del puente de
Brooklyn comenzó el 3 de enero de 1870 y concluyó trece años más tarde, el 24
de mayo de 1883. En el momento de su inauguración era el puente colgante más
largo del mundo (un 50% más largo que ninguno construido anteriormente).
Además, durante muchos años las torres que lo sostienen a ambos lados fueron
las estructuras más altas del hemisferio occidental.
Los gigantescos pilones que
sostienen el puente tuvieron que construirse en lo profundo del lecho del río.
Los trabajadores trabajaban en grandes cámaras de madera de fondo abierto, con
forma de cajones, apoyados en el fondo del Hudson. Dentro de estos cajones, se
afanaban excavando tierra y roca. El agua que los rodeaba ejercía una tremenda
presión sobre las paredes de los cajones, por lo que el aire del interior tenía
que ser presurizado para evitar que los cajones colapsaran.
Los túneles y los cimientos de puentes bajo el nivel del agua son algunas de las estructuras de ingeniería civil más asombrosas de la humanidad. Los espacios de trabajo, o cajones, se presurizaban con aire comprimido durante la construcción para mantener fuera el agua y los trabajadores conocidos como sandhogs pasan a través de esclusas de presión dentro y fuera de los cajones. Los cajones del puente de Brooklyn tenían 44 pies de profundidad. Cada semana, los cajones se hundían más cerca del lecho rocoso. Cuando alcanzaban los 44 pies en el lado de Brooklyn y los 78 pies en el de Manhattan, comenzaban a colocar los cimientos de granito. Los trabajadores seguían construyendo hasta que regresaban a la superficie. |
Cuando terminaban la jornada de
doce horas, muchos sufrían un dolor insoportable cuando regresaban a la
superficie del río Hudson. El mal que les aquejaba por la descompresión hacía
que se doblaran, un poco como las mujeres con polisón con sus "curvas
griegas".
Burbujas, buceadores y la Ley
de Henry
Las burbujas pueden formarse
incluso en el interior de nuestro cuerpo. El crujido de los nudillos, por
ejemplo, es causado por la explosión de burbujas. El líquido que rodea nuestras
articulaciones contiene gases disueltos. Cuando se estira una articulación, la
presión sobre el líquido se reduce y los gases pueden "salir" de la
solución articular. Estos gases tardan unos quince minutos en volver a
disolverse, lo que explica por qué existe un período antes de que se pueda
volver a hacer crujir el mismo nudillo. Hacer crujir los nudillos no es
peligroso, pero la formación de burbujas en la sangre puede ser un problema
grave.
Los buceadores deben respirar
aire comprimido para superar la presión que ejerce el agua sobre sus pulmones.
Bajo tales presiones, el nitrógeno, que constituye el 80% del aire que
respiran, se vuelve más soluble en la sangre que en condiciones normales. Si el
buceador sale a la superficie demasiado rápido, el nitrógeno gaseoso se
desprenderá de la solución burbujeando a medida que se reduzca la presión.
Estas burbujas pueden interferir con el flujo sanguíneo y causar un efecto
doloroso y potencialmente letal.
Salir a la superficie lentamente
permite una liberación controlada del nitrógeno y reduce el riesgo. Aun así,
algo de nitrógeno permanece disuelto en la sangre. Por eso no es una buena idea
bucear y luego volar en avión el mismo día. La presión reducida en el avión
puede provocar la liberación de burbujas de nitrógeno residuales. El problema,
especialmente en inmersiones profundas, se puede evitar reemplazando el
nitrógeno en el tanque con helio, que es mucho menos soluble en la sangre.
Dado que el grado en que un gas
se disuelve en un líquido está determinado por la presión ejercida por el gas
en la superficie del líquido (Ley
de Henry), a altas presiones, se disuelve más nitrógeno (que constituye el
80% del aire que respiramos). Si la presión se libera demasiado rápido, como
ocurría cuando los trabajadores del puente subían a la superficie del río, el
nitrógeno burbujea y los hombres se encorvaban abrumados por el síndrome
de descompresión o "enfermedad de los buzos"
Los riesgos de trabajar en una
cámara de aire comprimido en el fondo de un río eran poco conocidos a finales
del siglo XIX. Incluso el ingeniero jefe del puente, Washington A. Roebling, no
apreció la gravedad del problema. En 1872, después de pasar doce horas
respirando aire presurizado en un cajón sumergido, perdió el conocimiento y
quedó paralizado permanentemente de la cintura para abajo. Más de un centenar
de trabajadores del puente se vieron afectados por el encorvamiento, y tres
murieron.
El mismo problema atormentó a los
constructores del túnel Holland, el primer
túnel excavado bajo el río Hudson, hasta que E. W. Moir instaló
cámaras de descompresión en el lugar de trabajo. Moir se dio cuenta de que cualquier
víctima del encorvamiento podía ser tratado colocándola dentro de una cámara de
alta presión. Permanecía allí hasta que el nitrógeno de su cuerpo era forzado a
volver a la solución y el gas se liberara a un ritmo controlado mediante una
descompresión lenta.
Cuando se completó el túnel en la
década de 1920, la situación estaba bien controlada y ni un solo trabajador
murió a causa del encorvamiento. El túnel fue diseñado para que los
trabajadores tuvieran que pasar a través de cámaras de descompresión, y a los
que trabajaban bajo alta presión solo se les permitía trabajar por períodos
cortos. Hoy en día, los buceadores son muy conscientes de la Ley de Henry y
saben todo sobre la importancia de subir a la superficie de forma controlada.
La culebra de Robert Boyle
Robert
Boyle, quizás el más grande científico del siglo XVII, fue el primero en
notar que la descompresión rápida puede hacer que los gases previamente
disueltos salgan de la solución. ¿Cómo lo demostró? Colocó una serpiente dentro
de una cámara, redujo la presión y observó que se formaba una burbuja de gas en
el ojo del reptil.
Esos experimentos y otros
parecidos lo llevaron a formular la Ley de Boyle,
que dice que el volumen de un gas es inversamente proporcional a la presión.
Se llame como se llame, todo buzo o trabajador que tenga que inhalar aire presurizado debe tenerla muy en cuenta.
sábado, 31 de agosto de 2024
LECTURAS DE VERANO: ANACARDO, CURIOSO, SABROSO Y MUY PELIGROSO
El
anacardo es uno de los frutos secos más conocidos, aunque quienes lo saborean
muy probablemente ignoran que mastican uno de los frutos más venenosos del
mundo.
Tranquilos:
los anacardos que se compran en los establecimientos de alimentación no son
crudos, aunque así rece en su envase. Tostados son inofensivos. De lo
contrario, es probable que miles de aficionados a los frutos secos hubiesen
fallecido víctimas del urushiol, un aceite cuyo solo contacto provoca una
respuesta inmunológica letal.
El
anacardo o marañón, Anacardium occidentale, es un arbolillo nativo del
nordeste de Brasil, ampliamente cultivado en zonas tropicales de Suramérica África
y Asia. De hecho, África –con Costa de Marfil a la cabeza– suministra el 90% de
la producción mundial de anacardos crudos del mundo, pero procesa menos del 15%
a escala local, porque la mayor parte de la producción se exporta a Asia, donde
las fábricas de procesamiento funcionan a pleno rendimiento para, una vez
tostados y salados, producir unos frutos secos que inundan los mercados
europeos y americanos.
El
nombre del género deriva del prefijo griego ana- = arriba, en lo alto, y
kardia = corazón, por la curiosa forma del falso fruto (un pedúnculo
engrosado), que se encuentra encima de la nuez, que es en realidad el fruto
comestible. El epíteto específico procede del latín occidentalis,-e = de
occidente, en oposición a Semecarpus anacardium, la especie que produce un
fruto parecido originario de oriente (India).
Aunque en castellano su nombre común procede directamente del latino, el nombre original en portugués es caju, palabra que deriva del tupí brasileiro acajú. De cashú se deriva el término inglés cashew, con el que se conoce el anacardo en ese idioma.
Aspectos
botánicos
El
anacardo es un arbolito de hoja perenne cuyo tronco irregular y ramificado, que raramente supera los 10 m de
altura y los 30 cm de diámetro, exuda una resina que se emplea como goma. A la
corteza se le atribuyen propiedades medicinales para curar diarreas,
disenterías, infecciones de la garganta, hemorragias y cicatrizar heridas;
también se usa para curtir pieles. Con la madera se fabrican mangos para
herramientas.
Las hojas, dotadas de un cabillo (pedúnculo) muy corto, pueden alcanzar un palmo de largo y tienen el ápice redondeado. Las flores se disponen en grupos ramificados terminales de numerosas flores verdes o amarillentas, aromáticas, unas masculinas y otras femeninas, cada una de ellas naciente en un cabillo y provista de un cáliz con cinco sépalos y de una corola con otros tantos pétalos blanquecinos ornados con una franja rojiza.
El
fruto es sumamente original. Consta de dos partes: el falso fruto (pseudofruto)
y la nuez. El pseudofruto, denominado “manzana de cajú”, pende de un corto
cabillo o pedúnculo, que se desarrolla en una estructura carnosa característica
con forma de corazón, de sabor ácido y astringente, rica en vitamina C, en cuyo
extremo el ovario de la flor crece, se desarrolla y madura posteriormente en una
nuez arriñonada rica en proteínas y grasas.
Las manzanas de cajú, de forma rechoncha y carnosa, que se desarrollan después del fruto, cuelgan de tallos delgados unidos a las ramas, cayéndose del árbol cuando maduran. Por lo general, las manzanas tardan entre 2,5 y 3 meses en desarrollarse después de la floración. Las manzanas se consideran un cultivo secundario en relación con la semilla y a menudo se dejan en el suelo como alimento para el ganado.
Sin
embargo, en algunas regiones productoras las manzanas se recolectan y se venden
como una fruta especial en los mercados locales, porque se dañan fácilmente, y solo duran aproximadamente
un día después de la cosecha. A pesar de su naturaleza fugaz y delicada, lhan seguido siendo un ingrediente favorito a pequeña escala en
todas las regiones tropicales del mundo y se han convertido en una fuente
secundaria de ingresos al procesarlas en jugos, licores y conservas.
Las
manzanas de cajú son famosas por su fermentación y destilación en un alcohol
llamado feni, elaborado en Goa, India. El licor fue desarrollado por monjes portugueses
que residían en Goa en el siglo XVIII y se elabora a partir de las manzanas de
anacardo que se descartaban durante la producción de semillas. Durante esa
época, los cultivadores de semillas de anacardo solo recolectaban las pequeñas
semillas en forma de riñón adheridas a las manzanas y arrojaban los pseudofrutos
carnosos al suelo, dejándolos para alimento del ganado.
Los
trabajadores locales y los monjes vieron la oportunidad de utilizar las manzanas descartadas para elaborar un licor. Una vez recolectadas, se prensaban para
extraer el jugo, que se dejaba fermentar y se destilaba tres veces hasta que se
lograba el sabor picante y afrutado y el contenido de alcohol deseados. El
nombre feni se deriva de la palabra sánscrita "phena", que
significa "espuma", por las burbujas que se forman cuando el licor se
vierte en un vaso. El feni también se utilizaba en Goa como remedio natural
para los resfriados, la tos y los síntomas similares a los de la gripe. En la
actualidad, todavía se elabora con métodos tradicionales y se considera
un licor tan especial que tiene acreditada una denominación de origen.
La nuez tiene dos paredes o cáscaras. La cáscara exterior es lisa, fina
y algo elástica y es de color verde oliva hasta la madurez, cuando se vuelve
marrón. La cáscara interior es más dura y debe romperse como las
cáscaras de otros muchos frutos secos para obtener la semilla comestible del interior.
Entre las dos cáscaras se produce una resina oleosa sumamente cáustica, que si se
toca puede causar ampollas, sarpullidos e irritaciones intensas de la piel, similares a las de la temible hiedra venenosa (Toxicodendron
radicans).
Esta
resina es muy utilizada en la industria química para la producción de
materiales plásticos, aislantes y barnices. En medicina se emplea como materia
prima para crear medicamentos y las industrias de todo el mundo lo incluyen
como componente de productos para insecticidas, pinturas, etc.
El
venenoso aceite de urushiol, que así se llama esa sustancia oleosa que rellena las
paredes de los frutos y que se elimina mediante el tostado seguido de la
eliminación de las cáscaras, provoca una fuerte dermatitis
de contacto por una respuesta inmune en las proteínas de la piel. El
resultado es una dermatitis alérgica eccematosa caracterizada por
enrojecimiento, hinchazón, pápulas, vesículas, ampollas y estriaciones.
Los
anacardos comercializados como frutos secos son las semillas tostadas y limpias
de las cáscaras de la nuez. Tienen una gran demanda a
nivel mundial por sus propiedades nutricionales. Son ricos en carbohidratos
(30%), lípidos (43%) y proteínas (18%), además de vitaminas B6 y C, calcio, hierro,
magnesio, fósforo y potasio.
¡Qué aprovechen!
jueves, 29 de agosto de 2024
LECTURAS DE VERANO: TRES MILENIOS COMIENDO QUESO
El biólogo
evolucionista Faustino Cordón sostenía que nuestro éxito como especie es el
resultado de la cocina, porque una vez que comenzamos a cocinar el tracto
digestivo humano se redujo y el cerebro creció. El tiempo dedicado antes a
masticar alimentos crudos y duros empezó a utilizarse para cazar, recolectar,
atender a la prole y cuidar del campamento.
Una masa sólida y blanca encontrada
en una tinaja rota en
una tumba del antiguo Egipto es la muestra más antigua de un queso sólido. Elaborado
en su mayor parte a base de leche de oveja o de cabra, los arqueólogos
encontraron este queso en la tumba de Ptahmes,
un alto funcionario egipcio. La sustancia se pudo reconocer tras una identificación
biomolecular de sus proteínas.
Este hallazgo de 3.200 años de
antigüedad es extraordinario porque demuestra que los antiguos egipcios
compartían nuestra afición al queso hasta el punto de que lo utilizaban como
ofrenda funeraria. Pero no solo eso, también encaja con las investigaciones
arqueológicas sobre la importancia de los productos lácteos en el desarrollo de
la dieta humana moderna.
Una masa sólida y blanca encontrada en una tinaja rota en una tumba del antiguo Egipto es la muestra más antigua de un queso sólido. Foto cortesía de las universidades de Catania y El Cairo. |
Los productos lácteos en la dieta
Cerca de dos tercios de la población
mundial es intolerante a la lactosa, por lo que, aunque los productos
lácteos sean una parte habitual de la dieta para muchas personas de Europa, el norte de la
India y Norteamérica, beber leche en edad adulta solo ha sido posible desde
la Edad de Bronce, o lo que es lo mismo, durante los últimos 4.500 años.
Durante la mayor parte de la
historia, los adultos dejaban de digerir la leche tras la infancia, como les
ocurre actualmente a las personas intolerantes a la lactosa. Tras el destete,
las personas con intolerancia a
la lactosa dejan de producir lactasa, una enzima necesaria para convertir
el azúcar de la lactosa de la leche fresca en compuestos que puedan ser de
fácil digestión. Al no poder digerirla bien, las personas intolerantes a la
lactosa sufren síntomas molestos si consumen productos lácteos de forma
habitual, como pueden ser hinchazón, flatulencias y diarrea.
Varios
análisis de ADN en esqueletos humanos prehistóricos procedentes de
diferentes lugares de Europa sitúan las primeras apariciones del gen de la
lactosa (LCT), el gen que permite que los adultos sigan produciendo lactosa, en
torno al año 2.500 antes de nuestra era. Sin embargo, existen muchas pruebas
que demuestran que ya se consumía leche en el Neolítico (6.000-2.500 a.C. en
Europa).
No se trata de algo sorprendente,
puesto que el Neolítico marca el comienzo de la agricultura en la mayor parte
de las regiones de Europa y fue la primera vez que los humanos convivieron con
animales. Aunque no pudieran digerir la leche, sabemos que los pueblos del
Neolítico elaboraban productos a partir de la leche.
Evidencias arqueológicas
Gracias a una técnica conocida
como "análisis de
lípidos" se pueden analizar las capas de la alfarería antigua e
identificar las grasas que han sido absorbidas por la arcilla. A partir de esos
análisis, los arqueólogos pueden deducir qué alimentos habían sido cocinados o
procesados en su interior.
Aunque todavía no es posible
identificar de qué animal son las grasas encontradas, se pueden distinguir las grasas
procedentes de productos lácteos. También es difícil determinar que técnicas se
empleaban para elaborar los productos lácteos aptos para el consumo, porque hay
varias posibilidades. La leche fermentada, por ejemplo, convierte la lactosa en
ácido láctico. El queso es bajo en lactosa porque para su elaboración es
necesario separar la cuajada (con la que se hace el queso) del suero, que es
donde permanece la mayor parte de la lactosa.
En unas artesas de arcilla polacas, parecidas a los tamices modernos de queso , se han encontrado lípidos lácteos en los poros de la arcilla, lo que sugiere que se utilizaban para separar la cuajada del suero. Se desconoce si se consumía esta cuajada o si se intentaba preservarla de alguna forma elaborando un queso más duro. Nuestros antepasados también podían fermentar la leche, pero según la tecnología actual al alcance de los arqueólogos es muy difícil saber si lo hacían.
Elaboración del queso a la antigua
La bioarqueología ha aportado ese
fantástico detalle sobre la dieta del Neolítico, pero la arqueología
experimental puede explorar otras posibilidades.
Los humanos hemos elaborado queso
utilizando los utensilios,
plantas y técnicas disponibles en el Neolítico. El objetivo de los
experimentos arqueológicos no es elaborar los quesos antiguos tal y como eran,
sino empezar a entender algunas de las alternativas disponibles para los
primeros productores de quesos. Los experimentos han dado resultados
interesantes. Utilizando las técnicas antiguas se ha descubierto que era
posible utilizar un buen número de técnicas para cuajar la leche y que cada una
produciría diferentes formas, sabores y cantidades de queso.
Este tipo de conocimientos especializados podrían coincidir con la propagación de la fundición en bronce a finales del Neolítico. Puede que los productos lácteos hubieran tenido un estatus especial entre los alimentos. Por ejemplo, en la zona reservada para comedor en el yacimiento neolítico de Durrington Walls se han encontrado restos de productos lácteos en un tipo concreto de recipiente y concentrados en la zona alrededor de un círculo de madera, un tipo de artefacto de finales del Neolítico.
Sin embargo, a partir de la Edad
de Bronce la tolerancia a la lactosa ofrecía una ventaja a aquellas personas
que podían transmitírsela a sus descendientes. Esta ventaja no se debía
solamente a la capacidad de poder consumir más calorías y nutrientes, sino por
el estatus especial que podían haber tenido los productos lácteos. El
desarrollo de esta adaptación biológica a la leche fresca tuvo lugar después de
que los humanos hubieran encontrado formas seguras de incluir productos lácteos
en sus dietas.
Esto demuestra que los humanos no
solamente son capaces de manipular alimentos para hacerlos comestibles, sino
que lo que consumimos también puede hacer que, como sostenía Faustino Cordón,
nuestra biología se adapte a nuevas alternativas gastronómicas.
miércoles, 28 de agosto de 2024
LECTURAS DE VERANO. BREVE HISTORIA DE LA ARROBA (@)
El nacimiento del símbolo más
usado de la era de Internet, la arroba (@) se remonta a hace más de 500 años. Usada
para formar correctamente las direcciones de los correos electrónicos, la arroba es,
sin ninguna duda, el símbolo de la era de Internet más antiguo.
La invención del email
Cuando el ingeniero Ray Tomlinson creó el e-mail en 1971, buscaba un símbolo que identificase las direcciones de correo electrónico y la @ era, entonces, uno de los menos utilizados en informática, a pesar de que, sorpendentemente, estuvies presente en los teclados de los ordenadores.
«Otro punto a favor de este símbolo es que al traducirse
como “at” en inglés daba una sensación de localización», decía su creador. Su
dirección, “tomlinson@bbn-tenexa”, fue la primera dirección de correo
electrónico de la historia, pero Tomlinson nunca se tomó la molesta de guardar
el primer e-mail enviado porque jamás imaginó la revolución que estaba
generando.
Un símbolo medieval
Dado su utilización actual, casi
siempre ligada al ámbito de los ordenadores o del correo electrónico, se podría
pensar que la @ es un símbolo especialmente concebido para ese uso, con una
antigüedad de décadas. Pero lo cierto es que se trata de un símbolo antiguo,
conocido y utilizado en la Edad Media, hace más de cinco siglos.
La mayoría de los historiadores
aceptan que el origen de la palabra “arroba” proviene del idioma árabe,
concretamente del término “ar-roub“, que significa cuarto o cuarta
parte. En cuanto al símbolo en sí mismo, esa especie de “a” encerrada por un
círculo, tiene sus orígenes en una práctica común entre amanuenses y copistas
encargados de copiar libros en latín, a mano, en la Edad Media.
Estos copistas utilizaban “@”,
uniendo entre sí las letras “a” y “d” para formar la preposición latina “ad”,
que significa “hasta” o “hacia“. Parece bastante lógico: si tienes que copiar a
mano decenas de veces cientos de páginas, lo más probable es que busques todas
las formas posibles de ahorrar trabajo.
La preposición “ad”
aparecía con mucha frecuencia en esos textos, por lo que tiene sentido que haya
sido reemplazada por un solo símbolo. Poco a poco, la “@” fue haciéndose
popular en otros ámbitos, y se extendió a otros ámbitos como, por ejemplo, las
cartas oficiales, donde se ponía la @ delante del nombre del destinatario.
La @ en un documento de 1775 |
Uno de los documentos más
antiguos que se conocen que contiene una “@” impresa data del año 1536 y se
trata de una carta enviada por un mercader italiano desde Sevilla a Roma. A
pesar de la antigüedad de ese documento, algunos historiadores aseguran que el
símbolo de la arroba ya
se utilizaba en el año 1448, en el detalle de un envío de trigo desde
Castilla hacia el Reino de Aragón que se incluye en la Taula de Ariza.
En el documento de 1536 se
detalla la llegada de tres barcos provenientes de América, cargados de mercancías.
Pueden leerse párrafos como «Así, una @ de vino, que es 1/13 de un
barril, vale 70 u 80 ducados…». En ese contexto, la arroba
representaba una unidad de medida utilizada por griegos y romanos que equivalía
a un cuarto de ánfora.
En lo que se refiere a capacidad
o volumen, el valor de la arroba variaba de acuerdo con el producto que se
estuviese comerciando. Por ejemplo, si se trataba de líquidos, una arroba de
aceite era equivalente a unos 12 litros y medio, mientras que si se estaba
negociando con vinos, su valor era de algo más de 16 litros.
La arroba aparece en este apunte de 1448 que figura en un documento aduanero aragonés, la Taula de Ariza. |
También se utilizó la arroba como
medida de masa. En efecto, la “@” representa una masa equivalente a la cuarta parte de un quintal,
una antigua unidad de masa y de capacidad usada en España y en Hispanoamérica
que equivale exactamente a 46,0093 kg. Una “@”, por lo tanto, equivale a poco más
de 11 kilogramos y medio.
Pero con el paso del tiempo, y
salvo en determinados ámbitos rurales muy especificos, la “@” dejó de
utilizarse. Solamente se mantuvo más o menos viva en los Estados unidos, donde
se empleaba en los registros contables, estableciendo el precio unitario de un
producto en una factura.
En medio de la descripción de una
operación, por ejemplo, podía aparecer algo como “15 cajas @ 5 dólares cada
una”, lo que indicaba que el valor de cada caja facturada era de cinco dólares,
que en algunos apuntes contables españoles pasó a ser “c/u” (“cada una”). Como
en Estados Unidos fue donde se inventó la máquina de escribir a finales del
siglo XIX, el símbolo de la arroba se incluyó en su teclado. Y, como el teclado
de los ordenadores es una evolución de los de aquellas máquinas, la arroba
también se encuentra en ellos.
Hoy, más de cinco siglos después
de que alguien la escribiera en la Taula de Ariza, un listado aduanero del
Reino de Aragón, la @ ha pasado de medir arrobas de trigo a viajar por las
redes sociales de un extremo a otro del planeta. Una carrera estelar para un
símbolo tan pequeño.
martes, 27 de agosto de 2024
LECTURAS DE VERANO: CÓMO SOBREVIVIERON LOS TARDÍGRADOS A LAS EXTINCIONES MASIVAS
Los únicos cuatro fósiles de tardígrados
que se han encontrado hasta ahora custodian toda la información relativa a cómo estas resistentes
criaturas desarrollaron su increíble resiliencia.
Según un estudio publicado en la revista
Nature Communications, la enorme capacidad de resistencia de la cucaracha
(Periplaneta americana) se debe a la ampliación que ha experimentado en las
familias de genes relacionadas con el gusto y el olfato, la desintoxicación y la
inmunidad, en comparación con otros insectos, factores clave de una supervivencia
que ha llevado a decir que las cucarachas serían los únicos animales capaces de
sobrevivir a una explosión atómica.
Hace justamente cinco años, la sonda
espacial no tripulada Beresheet se colocó en órbita alrededor de la Luna.
Entre la carga útil de la sonda se encontraban tardígrados, famosos por su capacidad
de sobrevivir incluso en los climas más duros. Estaba preparada para realizar un
alunizaje suave, pero fracasó cuando se estrelló a 3 000 km/h contra la superficie
lunar. El impacto fue violento: la sonda se hizo añicos y sus restos se esparcieron
a una distancia de unos cien metros. Si hubo algunos sobrevivientes, pudieron
ser los tardígrados.
Capaces de sobrevivir a temperaturas
extremas, presión, radiación e inanición y a soportar la exposición al espacio exterior
que los ha llevado hasta la Luna, los tardígrados son conocidos por ser unos de
los animales más resistentes. Conocemos poco de la evolución de su genoma, pero
las escasas pruebas que aportan sus fósiles indican que su increíble resiliencia
se debe a la criptobiosis, una estrategia similar a la hibernación.
Reconstrucción artística de las dos especies de tardígrados halladas en un trozo de ámbar del tamaño de una piedra en Canadá. Imagen de Franz Anthony publicada en Communications Biology, 2024. |
Aspectos biológicos de los tardígrados
En 1773, el zoólogo alemán
JAE Goeze examinaba con el microscopio una muestra de agua y se sorprendió al descubrir
un animal diminuto, de ocho patas y de movimientos lentos. Su cuerpo parecía una versión arrugada y encogida de un mamífero
surrealista. Decidió llamarlo “kleiner Wasserbär”, que en alemán significa
“osito de agua”. Tres años después, el biólogo italiano Lazzaro Spallanzani bautizó
a la criatura como “tardigrada”, que en italiano significa “de pasos
lentos”.
Los tardígrados son animales microscópicos
que miden menos de un milímetro de longitud. Todos tienen neuronas, una abertura
bucal al final de una probóscide retráctil, un intestino que contiene una microbiota
y cuatro pares de patas no articuladas que terminan en garras, y la mayoría tienen
dos ojos. A pesar de su pequeño tamaño, comparten un ancestro común con artrópodos
como los insectos y los arácnidos.
La mayoría de los tardígrados viven
en ambientes acuáticos, pero se pueden encontrar en cualquier entorno. Para estar
activos, alimentarse de microalgas, desplazarse, crecer y reproducirse, los tardígrados
necesitan estar rodeados de una película de agua. Se reproducen sexual o asexualmente
por partenogénesis o incluso por hermafroditismo autofecundable. Una vez que el
huevo ha eclosionado, la vida activa de un tardígrado dura entre tres y treinta
meses. Se han descrito un total de 1.267 especies, incluidos cuatro fósiles.
Fósiles de tardígrados
Hasta ahora, solo se
han encontrado cuatro fósiles de tardígrados, y todos ellos están preservados
en ámbar. Uno de estos fósiles, un trozo de ámbar del tamaño de un guijarro descubierto
en Canadá en la década de 1940, contiene dos tardígrados del Cretácico de hace 72
a 83 millones de años. En 1963, se describió uno de ellos como una nueva especie, Beorn leggi,
El fósil canadiense permaneció en el misterio durante décadas.
En un estudio publicado el pasado 6
de agosto, los científicos han vuelto a examinar los especímenes
fosilizados mediante la toma de imágenes de alta definición una técnica llamada
microscopía
de fluorescencia confocal.
Los resultados desvelaron datos desconocidos sobre las garras
de ambos especímenes, que son características taxonómicas muy importantes en los
tardígrados. Para tener una idea de la su tamaño, las garras de los animales tienen
aproximadamente una décima parte del ancho de un cabello humano.
Debido a que la anatomía de los tardígrados se ha mantenido prácticamente
invariable durante millones de años, las nuevas imágenes de las garras contienen
información muy valiosa para situar a los especímenes en el árbol filogenético de
los tardígrados.
En el estudio recién publicado el
fósil canadiense se ha descrito como una nueva especie, Aerobius dactylus
que, junto con Beorn leggi —ambos extintos en la actualidad— pertenecen al
mismo de los dos linajes principales de tardígrados. Esta conclusión —unida a la
comparación con otros dos fósiles procedentes de Nueva Jersey y con tardígrados
actuales— permitió calcular cuándo divergieron los dos linajes de tardígrados y
proporcionó pistas sobre cuándo esas criaturas adquirieron lo que quizás sea su
mecanismo de supervivencia más poderoso: la criptobiosis.
Arriba: imagen en microscopia de fluorescencia cofocal del tardígrado Beorn leggi; abajo: un dibujo esquemático del tardígrado con cada uno de los cuatro pares de patas etiquetados con una L. Imagen de Malpaso et al. en Communications Biology, 2024. |
Criptobiosis: el secreto de la increíble resistencia de los
tardígrados
La criptobiosis es un estado vital
que consiste en la suspensión de los procesos metabólicos, en el que algunos
seres vivos entran cuando las condiciones ambientales son extremas. Un
organismo en estado criptobiótico puede vivir indefinidamente hasta que las
condiciones reviertan a tolerables.
En situaciones de supervivencia, los
tardígrados expulsan el agua de sus cuerpos y suspenden su metabolismo casi por
completo. Además, producen una proteína especial que preserva su ADN mientras hibernan
durante años, superando así su esperanza de vida de solo unos pocos meses. Con el
objetivo de sobrevivir a las condiciones desfavorables de su entorno, en este estado
de vida suspendida permanecen inactivos por tiempo indefinido.
Sin embargo, los tardígrados no siempre
poseyeron esta capacidad. Al menos los dos linajes de tardígrados desarrollaron
la criptobiosis de forma independiente, uno entre hace 175 y 430 millones de años
y el otro entre hace 175 y 382 millones de años.
Aunque estos períodos temporales
sean amplios, sobresalen porque incluyen una serie de eventos de extinción masiva,
incluida la extinción del Pérmico, cuando la Tierra perdió el 96% de la vida marina
y el 70% de la terrestre.
La criptobiosis podría ser uno de
los factores que han ayudado a los tardígrados a evitar la extinción, soportando
cambios dramáticos en el clima, disminuciones en la concentración de oxígeno, cambios
en la salinidad a medida que se expandían desde sus orígenes marinos a los
hábitats de agua dulce y otras condiciones ambientales extraordinarias que caracterizaron
esos períodos.
lunes, 26 de agosto de 2024
LECTURAS DE VERANO: LA IGNORANCIA ES EL VENENO, NO LAS MANZANAS
Los anaqueles de las fruterías de
los supermercados parecen muestrarios de juguetes preciosos. Las frutas,
especialmente las manzanas, lucen como ábacos polícromos del tamaño de bolas de
billar que nos atraen como nos subyugaban de niños las esferas luminosas de los
árboles de Navidad.
Quizás la manzana más famosa de
nuestra niñez fuese la que empleó la malvada madrastra de Blancanieves para
poner a la joven anémica en un estado de animación suspendida. Sospecho ahora
que los hermanos Grimm, autores del cuento Blancanieves y los siete enanitos,
sabían algo de química y toxicología. Hicieron que la madrastra preparara un
veneno extraordinario. Pero ¿cómo lograr que lo ingiriera? ¿Quién, pensó la
malvada reina, podría resistirse a una manzana brillante y reluciente?
Blancanieves, ciertamente, no pudo. Y ya conocen el resto de la historia.
Según algunos alarmistas,
no hace falta una reina depravada para envenenar las manzanas; sólo hacen falta
algunos distribuidores que apliquen cera a la fruta. La cera puede contener un
compuesto llamado morfolina,
que, según dicen algunos, representa un riesgo para los humanos. ¿Por qué? Porque en determinadas circunstancias la morfolina, puede convertirse en nitrosomorfolina,
un compuesto que se sabe que causa cáncer en roedores.
Ceras naturales y artificiales
Antes de ponerse a lavar la cera
de las manzanas, tal vez sea necesario un pequeño baño de realidad.
La mayoría de las frutas y verduras están cubiertas de forma
natural por pruina, una fina capa
de cera. La pruina evita la pérdida de humedad y dificulta que los hongos se introduzcan
en la fruta. Si coges una manzana, una ciruela o una cereza directamente del
árbol notarás la capa cérea que es particularmente visible en los racimos de
uvas.
Cuando los procesadores lavan las
manzanas para eliminar la suciedad, los microbios y los residuos de pesticidas,
se pierde gran parte de la capa cerosa protectora. Esto significa que la fruta
pierde humedad más fácilmente, es más susceptible al ataque de los hongos y
tiene un aspecto menos atractivo.
Para contrarrestar ese problema
se han desarrollado diversas ceras que pueden sustituir fácilmente a la cera
natural. Casi todas esas ceras se derivan de una de las siguientes fuentes:
cera de abejas, cera de la palmera carnauba Copernicia
prunifera, cera de la candelilla Euphorbia
antisyphillitica, goma laca o polietileno
oxidado.
La cera de abejas, por supuesto,
se procesa a partir de panales. La cera de carnauba y de candelilla provienen
de las hojas de las plantas y la goma laca deriva de la resina que secretan las
chinches de la India (Kerria laca) para proteger sus huevos. El
polietileno es un plástico sintético que al reaccionar con productos químicos
como el permanganato de potasio se convierte en una sustancia cerosa que puede
adherirse a la fruta.
A veces, en condiciones de humedad
elevada, la capa cérea se agrieta y la fruta adquiere un aspecto lechoso. Esto
es poco atractivo desde el punto de vista estético, pero no supone ningún
riesgo añadido. Notarás que es casi imposible quitar la cera lavándola, ya que
no es soluble en agua.
Si sufres de “cerafobia”, pelar
la fruta es la única solución. Algunas personas tienen la costumbre de pelar siempre
la fruta porque temen que la cera selle los residuos de pesticidas y
fungicidas, mientras que otras desaconsejan pelar la fruta por temor a la
pérdida de nutrientes de la piel. En realidad, pelar para deshacerse de los
microbios es probablemente más realista que pelar para eliminar los residuos de
pesticidas. En cuanto a la pérdida de nutrientes, no hay por qué preocuparse.
Si comes las 5-10 porciones de fruta recomendadas al día, los nutrientes que se
pierden al pelarlas son insignificantes.
La cantidad de cera que se aplica
a cada pieza de fruta es extremadamente pequeña. Solo alrededor del 0,1% del
peso final de la fruta se debe a la cera. Para fijar una capa tan fina, la cera
se mezcla con un disolvente, normalmente una combinación de agua y alcohol, y
se rocía sobre la fruta. A medida que el disolvente se evapora, queda una fina
capa cérea.
Para garantizar que la cera se
disperse uniformemente en el disolvente, se utilizan diversos productos
químicos de procesamiento. Uno de ellos es la morfolina, un emulsionante que
ayuda a distribuir la cera de manera uniforme. Este es el producto químico que
en algunas noticias de prensa y en
algunos vídeos como este se ha señalado como un riesgo de cáncer.
¿Cuánta morfolina hay en la cera?
Un porcentaje típico es de 3-4%
en peso de la solución de cera que se aplica. La morfolina es volátil, lo que
significa que parte de ella se evapora durante la aplicación. La cantidad que
queda en la fruta es del orden de millonésimas de gramo.
¿Cuánta de esta cantidad se
absorbe en el cuerpo? Eso es casi imposible de determinar, pero dado que la
cera es indigerible (lo que significa que la mayor parte de lo que entra por un
lado sale indemne por el otro) y que la morfolina está incrustada en la cera,
es probable que la cantidad sea insignificante.
Además, la morfolina en sí misma
(químicamente es una "amina") no es el problema. Tiene que sufrir una
"nitrosación",
para convertirse en nitrosomorfolina, que de hecho es un carcinógeno. Si bien
en teoría esto puede suceder en el cuerpo, la cantidad formada sería
extremadamente pequeña.
¿Y por qué preocuparse solo por
la nitrosación de la morfolina? Nuestra dieta contiene muchas aminas que pueden
incorporar el grupo nitroso (NO) es decir, nitrosarse. La prolina se produce de
forma natural en la carne y produce nitrosoprolina. El pescado contiene
numerosas aminas. Las verduras tampoco se van de rositas en este asunto. Tienen
un alto contenido de nitratos, que el cuerpo convierte en nitritos, que a su
vez reaccionan con aminas para formar nitrosaminas.
Básicamente, el mensaje es que los carcinógenos están en todas partes. No podemos evitarlos. Así que disfruta de esa manzana encerada. Puede que no mantengas alejado al médico, pero tampoco vas a obligarlo a que te visite.