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sábado, 22 de septiembre de 2012

¡Cuerpo a tierra Mariano, que vienen los nuestros!


El pasado 2 de septiembre, al comprobar que Mariano Rajoy había dado su primera entrevista en prensa a ABC y no a El Mundo, como solían hacer Zapatero y Aznar, el director de este último diario, Pedro J. Ramírez, abrió el curso político con un duro artículo dominical en el que recordaba lo señalado por un antiguo hombre de confianza del presidente del Gobierno, Gabriel Elorriaga, en un artículo titulado Así no es posible, publicado en ese mismo periódico. Con ese inesperado renacer del olvidado Elorriaga, Pedrojota – que ni aprende ni se corrige en sus filias y sus fobias- desempolvaba fantasmas 'peperos' y ponía a parir a Rajoy, al que ya dio por muerto políticamente en 2008 cuando gastó chorros de tinta y se desgañitó desde la radio episcopal -donde mandaba Federico Jiménez Losantos- para que el PP echase al “inútil” Rajoy para colocar a otro en su lugar.
En su nueva homilia dominical que transcribo íntegra en este enlace, el director empieza fuerte. Tras preguntarse retóricamente "¿Y si Gabriel Elorriaga tenía razón?", Ramírez habla de la "profunda decepción" que está causando Rajoy a la vista de las encuestas después de una cómoda victoria electoral en la que "Como González en el 82, Rajoy ocupó una ciudad abandonada por sus defensores". Cuando todavía no ha pasado un año de la toma de posesión del inquilino de La Moncloa, Pedrojota subraya: “Camino ya del primer aniversario de la gran victoria popular, España está peor que entonces, con más paro, más deuda, menos consumo y en recesión, hasta el punto de que acabaremos pidiendo un rescate que supondrá todo lo que la mayoría absoluta otorgada a Rajoy pretendía evitar".
"Nunca nadie, ni siquiera Calvo-Sotelo, había sido capaz de concitar menos empatía e ilusión desde la cima del poder ejecutivo", continúa la homilia, en la que acusa al presidente de hacer gala de "fatalismo y resignación" y de una "tendencia innata a la componenda y al enjuague". Entre las críticas de Ramírez se encuentra la "clamorosa ausencia de un vicepresidente económico o el del nombramiento como ministro del Interior de un amigo personal nada idóneo para el cargo" [...] "Rajoy no habla con los empresarios. Tampoco hay intelectuales o periodistas de prestigio en el entorno de Rajoy". Y lanza un dardo cargado de sarcasmo neokennedyano: "Que nadie busque hoy la tabla redonda de Camelot en La Moncloa; sólo encontrará una mesa camilla con brasero y un ama de llaves con toquilla haciendo calceta".
Echemos la vista atrás. El 20 de noviembre de 2011 Mariano Rajoy disfrutaba del mejor momento de su vida: el PP había obtenido una victoria abrumadora sobre su competidor principal: 186 escaños frente a 110 de su rival, casi once millones de votos frente a menos de siete millones.
En el ambiente de euforia, se desataron los ditirambos. Todo era poco para bailarle el agua al prodigioso político pontevedrés. Pedrojota, que tres días antes, en un editorial de El Mundo titulado Un voto útil, exigente y crítico a favor de Rajoy y del PP, había pedido el voto para el PP (y para su “marca blanca”, el partido de Rosa Díez, dicho sea de paso), se apresuró a escribir que esa noche “Rajoy hizo un discurso de estadista”. No fue el único en comparar a Rajoy ni más ni menos que con Churchill. Todas las flores eran pocas para elogiar al carismático líder que venía a salvarnos de las miserias a las que nos había conducido, él solito, el malvado ZP.
Quienes en esos jubilosos momentos se rompían las manos de tanto aplaudir y dedicaban las editoriales y los artículos de sus medios a ensalzar la figura de nuestro gallego salvador sin escatimar exaltaciones, elogios y alharacas, eran los mismos que años antes le habían puesto a caldo por haber sido incapaz de derrotar a José Luis Rodríguez Zapatero (elecciones generales de 9 de marzo de 2008), repitiendo la pérdida de las generales del 14 de marzo de 2004.
Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte. En este enlace el lector podrá encontrar una selección de frases literalmente transcritas en las que los periodistas más celebrados de la derecha española no se quedaban cortos en los insultos que dedicaban al entonces candidato a la Presidencia del Gobierno, a quien en ambas ocasiones se pretendía sustituir por Esperanza Aguirre o por quien fuese menester, que cualquiera bastaba si Rajoy se marchaba a Santa Pola.  
Corría la primavera de 2008 cuando Pedrojota y Federico Jiménez Losantos  estaban empeñados en una campaña contra Mariano Rajoy, que algunos –como Isabel San Sebastián o el alucinado partero Sánchez Dragó- aprovechaban para remar a favor de Esperanza Aguirre. Los más desconfiados pueden acudir a las hemerotecas, que no me dejarán mentir. Los más interesados no dejen de leer Fuego amigo o cuando Rajoy era el más inútil de todos los inútiles, del maestro de periodistas José María Izquierdo (Ediciones El País, 2012).
Quienes se tomen la molestia de leer el centón periodístico que he seleccionado, al que Antonio Burgos pone un florido colofón “Ole tus cojones” [los de don Mariano], comprobarán que lo que ahora escribe Ramírez en El Mundo y Losantos en Libertad Digital no es nada nuevo. Para quienes no tengan tiempo (o ganas) de hacer una lectura completa, las que transcribo son algunas de las lindezas dedicadas a nuestro presidente del Gobierno por lo más granado del periodismo neoliberal:
“Antropófago político, apocalipto, avieso, carne de ventrílocuo, desjarretado, desnortado, dontancredo, embaucador, embustero, falso, gandul, inepto, invertebrado, mariacomododado, maricomplejines, mediocre, merengoso, muñeco, perdedor, psicólogo de TBO, reptil galáctico, señorito tronado, tiranuelo, tonto contemporáneo, tonto del bote, trilero, tuerto, vago, zafio y zombi”.
Estos y otros cariñosos calificativos que ahora comienzan a reaparecer a la vista de que don Mariano y su Gobierno están destrozando el país.
Pero entonces como ahora, pelillos a la mar.