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miércoles, 6 de marzo de 2024

Una propuesta ecológica para Taylor Swift: los Bosques Eras

Taylor Swift es, sin duda, una de las mejores artistas actuales. Fue elegida Personaje del Año 2023 por la revista Time. Recientemente, ganó el premio Grammy al Álbum del Año, su cuarta victoria, el récord en esta categoría. Alrededor de 123 millones de espectadores vieron la reciente Super Bowl, la mayor audiencia televisiva desde que el hombre pisó por primera vez la Luna. Una razón importante fue que la Swift estaba entre el público animando a su novio Travis Kelce, líder de los Kansas City Chiefs.

Swift es una gran “influencer” con 281 millones de seguidores en Instagram. Gracias a su apoyo, en 2023 se registraron 35.252 nuevos votantes el Día Nacional del Registro de Electores, un aumento del 23% con respecto al año pasado.

No cabe duda de que Taylor Swift está en la cima de su carrera. Casi rompió Ticketmaster con The Eras Tour, que se prevé recaudará alrededor de 2.200 millones de dólares, lo que la convertiría en la gira de conciertos con más éxito de la historia.

Visto el éxito de esa gira, me parece que la cantante tiene una excelente oportunidad para enmendar la controversia sobre su responsabilidad climática. Irónicamente, pero haciendo de la necesidad virtud, la gira puede servir para contrarrestar la mala imagen que le ha creado la huella de carbono que deja tras sus continuos desplazamientos en avión.

La controversia de la huella de carbono

Dada la naturaleza de su actividad, Swift viaja con frecuencia por todo el mundo. Debido a los horarios preestablecidos, los vuelos comerciales suelen ser inapropiados para agendas apretadas y podrían crear problemas de seguridad, Swift vuela en su avión privado, un Dassault Falcon 900LX.



En 2022, el Daily Mail la nombró la principal celebridad contaminadora de dióxido de carbono (para ver la respuesta de rechazo de Swift, cliquee aquí). Para la Super Bowl de febrero de 2024, Swift viajó desde Japón a Las Vegas en su avión privado. Según algunas estimaciones, este único vuelo probablemente generó 41 toneladas de dióxido de carbono. Para hacerse una idea, las emisiones globales anuales per cápita son 6,5 toneladas. Es decir, un solo vuelo de Swift generó más emisiones de ese gas de efecto invernadero que las que generan seis personas en todo un año.

Como dijo la cantante en su refutación al Daily Mail, compensa sus emisiones comprando créditos de carbono. Sin embargo, esas compensaciones se enfrentan a críticas por motivos morales y prácticos. La objeción moral es que las compensaciones son como “bulas de indulgencia”, que dan a los ricos el derecho a contaminar mientras continúan con sus estilos de vida intensivos en carbono. La objeción práctica es que muchas compensaciones no funcionan según lo anunciado. Por ejemplo, con frecuencia no está claro dónde se plantarán los árboles que secuestran carbono, qué especies, cuánto tiempo podrían sobrevivir y cuánto carbono capturarán a lo largo de su vida.

Las giras Eras son una parte importante de la trayectoria profesional de Swift. Supongamos que, en lugar de comprar compensaciones a proveedores externos, aprovecha las giras para participar directamente en el negocio de las compensaciones creando “Bosques Eras”. Esa iniciativa tendría dos componentes: autoimponerse un impuesto al carbono y presentar una forma creíble de utilizar el dinero de esos impuestos para compensar las emisiones.

¿Qué pasaría si Swift considerara el coste social del carbono para determinar su nivel impositivo? La administración Biden fijó el coste social en 51 dólares por tonelada, pero intenta revisarlo para fijarlo en 190 dólares por tonelada. Para su contabilidad de carbono Swift podría autoimponerse la cifra más alta.

Actualmente, la cantante compra créditos de carbono que compensan el doble de sus emisiones. Dada la controversia sobre las compensaciones, duplicar parece insuficiente. ¿Por qué no multiplicar por diez? No hay nada mágico en el número diez, pero sería un buen índicador de su fuerte compromiso con la responsabilidad y la equidad climática.

En cualquier caso, haciendo eso no le saldría caro. Consideremos el viaje de Tokio a Las Vegas, que generó 41 toneladas de dióxido de carbono. Si Swift trabajara con un coste social del carbono de 190 dólares por tonelada y tratara de compensar diez veces la huella de carbono, estamos hablando de un coste de 77.900 dólares (41 x 10 x 190), pura calderilla para una artista que recientemente se unió al club de los mil millonarios.

Los Bosques Eras

¿Pero cómo utilizar ese dinero? Alguien tan creativo como ella podría aplicar su creatividad para plantar árboles. Supongamos que Swift creara un “Bosque Eras” en cada ciudad que visite y los situara en los barrios más pobres. Además de secuestrar carbono, los bosques urbanos mejoran la calidad del aire y reducen el efecto isla de calor. Estos beneficios son especialmente importantes en distritos de ingresos bajos, que generalmente son deficitarios en espacios verdes en comparación con las comunidades de ingresos altos.



Su organización podría colaborar con ONGs y gobiernos locales y contratar a los mejores expertos para seleccionar especies autóctonas. Es también muy importante que, para evitar críticas sobre el “lavado verde”, su organización podría permitir que el público monitoree estos bosques las 24 horas del día, los siete días de la semana a través de su página web.

Esto solucionaría el problema de la verificación e incrementaría la confianza de que Swift se toma en serio la cuestión de la huella de carbono. Cada año podría publicar un informe de situación (similar a los informes de responsabilidad social corporativa) sobre cuánto carbono han secuestrado sus bosques.

Además, involucrar a las comunidades locales podría hacer que los “Bosques Eras” fueran algo más que una simple acción climática: podrían convertirse en una estrategia de participación social. Incluso podría animar a que sus fans apadrinaran árboles en sus bosques. Las posibilidades son infinitas.

En resumen, los “Bosques Eras” fortalecerían la marca Swift dotándola de una agenda climática y social, y podrían establecer un modelo para que los artistas y otros agentes con una huella de carbono inevitablemente alta aborden los problemas climáticos y las desigualdades asociadas a ellos

En lugar de intentar librarse de las críticas sobre su huella de carbono, Swift pasaría a ser alguien que influye positivamente en el clima global.