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miércoles, 30 de agosto de 2023

No, no hace falta beber tanta agua

 


Las olas de calor, el clima más cálido y los días más largos han servido para machacarnos con el recordatorio "mantéganse hidratados", que no pocos talibanes hidrofílicos con vocación de anfibios elevan a una letanía que repite que debemos beber ocho vasos de agua (unos dos litros) al día.

No pretendo desanimar a quienes cargan todo el día con una botella de agua como Sísifo con su pedrusco, pero es conveniente saber que la hiperhidratación es insana y que personas en perfecto estado de salud como triatletas o maratonianos pueden morir por beber demasiada agua. Dado que el equilibrio fisiológico entre el agua y el sodio es esencial para la vida, es extraordinariamente raro que alguien muera por beber demasiado o muy poco líquido, mientras que hacer lo contrario provoca hiponatremia. Lo normal es que nuestros elaborados procesos moleculares internos nos estén cuidando sin que nos demos cuenta.

Agua sí o agua no

Las necesidades individuales de agua corporal se basan principalmente en la cantidad de agua que perdemos. La cantidad de agua que cada uno de nosotros necesita beber depende principalmente de tres factores:

Peso corporal. A mayor peso, más agua.

Temperatura ambiente. Cuando hace más calor, sudamos y perdemos agua.

Nivel de actividad física. El aumento de la intensidad del ejercicio aumenta las pérdidas de agua por sudoración.

Por tanto, las estrategias de ingesta de líquidos basadas en la "talla única" de beber ocho vasos de cuarto de litro de agua al día, no son en absoluto adecuadas con carácter general.

No está claro de dónde proviene la recomendación de beber ocho vasos de agua al día. Quizás proceda de una mala interpretación de las recomendaciones ofrecidas en 1945 por la Junta de Alimentos y Nutrición (U.S. Food and Nutrition Board) de Estados Unidos, y por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria de 2017, que coinciden en decir que la cantidad diaria recomendada de agua (dos litros) incluye todas las bebidas más el agua contenida en los alimentos.

Esto significa que el agua contenida en los alimentos, especialmente frutas y verduras frescas, zumos, refrescos, sopas, leche, café y sí, incluso la cerveza, el vino o cualquier otra bebida alcohólica, contribuye al requerimiento diario recomendado de agua. Las recomendaciones de los organismos citados sugieren que la mayor parte de la ingesta de agua recomendada se puede lograr sin beber vasos adicionales de agua.

Es importante tener en cuenta que, aunque el alcohol tiene propiedades diuréticas (el etanol actúa directamente sobre los riñones para hacernos orinar más), las bebidas con cafeína, como el té y el café, no aumentan las pérdidas de agua miccionada por encima de la cantidad de agua que nos aportan, dicho de otra forma: por cada taza de café, otra de orina, ni más ni menos.

El riñón manda

Mantener el equilibrio total de agua corporal es complicado, pero los mamíferos sobrevivimos porque la naturaleza nos ayuda haciendo ajustes en tiempo real mediante el riñón. Por eso, en cuestiones de hidratación, nuestros riñones son los reyes.

El sistema o aparato urinario es el conjunto de órganos que producen y eliminan la orina del cuerpo. Se divide en dos partes: el aparato urinario superior incluye los riñones y los uréteres, y el aparato urinario inferior incluye la vejiga y la uretra. Los riñones eliminan los deshechos y el exceso de líquido de la sangre, y producen la orina que sale de los riñones, pasa por los uréteres y se almacena en la vejiga hasta que sale del cuerpo por la uretra. En las células de los túbulos hay millones de canales de acuaporina que regulan el paso del agua a través de sus membranas.

Dentro de cada riñón, solo necesitamos uno (es decir, nacemos con un repuesto, por si las moscas), hay una red de canales de acuaporinas AQP2, unas proteínas que forman poros en las membranas biológicas por los que se transporta principalmente agua, aunque algunas también pueden transportar otros solutos pequeños como urea, glicerol, amonio o gases.

Las acuaporinas responden a una hormona llamada arginina vasopresina, la principal hormona antidiurética (retención de agua) del cuerpo. Es secretada por la glándula pituitaria posterior en respuesta a las señales nerviosas enviadas desde sensores cerebrales especializados, los órganos circumventriculares, que detectan cambios sutiles en el equilibrio hídrico.

Los riñones hacen ajustes moleculares en respuesta tanto a la falta de hidratación como a la sobrehidratación dentro de los 40 segundos siguientes a cualquier alteración en el equilibrio hídrico. Estos ajustes son el resultado del funcionamiento de los canales AQP2, de los que hay alrededor de 12 millones en cada célula del conducto colector.

Gracias a esa regulación automática, cuando bebemos más agua de la que nuestro cuerpo necesita una vez saciada la sed, tenemos que orinar inmediatamente el exceso de agua. Por el contrario, cuando hacemos ejercicio sin beber dejamos de orinar para conservar el agua corporal. Esta acción coordinada rápida entre el cerebro, el sistema nervioso y los riñones es mucho más eficiente y precisa que cualquier aplicación o dispositivo de los que algunos obsesos hidrofílicos se sirven para regular su hidratación.

Conclusión

Los datos disponibles sugieren que beber alrededor de dos litros de agua al día reduce la formación de cálculos renales y disminuye las infecciones de la vejiga en personas con antecedentes clínicos.

Quienes argumentan que beber mucha agua mejora la tersura de la piel, la función renal o el estreñimiento tienen un problema: esos resultados no están respaldados por la ciencia. Beber agua extra por sí sola tampoco ayuda a perder peso a menos que su ingesta reemplace la de bebidas con mayor contenido calórico como los refrescos, o haga que nos sentamos saciados antes de las comidas.

Por tanto, ¿es necesario beber ocho vasos de agua al día? Es probable que beber agua cuando no se tiene sed no mejore la salud, pero probablemente tampoco la empeore. Sin embargo, si los riñones pudieran hablar dirían que se bastan por sí solos para mantenernos fisiológicamente bien hidratados. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.