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viernes, 28 de agosto de 2020

Noticias de mi costilla de Adán



En la foto que encabeza este artículo les presento una planta que crece en la terraza de mi vivienda familiar en Dènia (Alicante). Para un botánico es Monstera deliciosa, pero para la mayoría de la gente es la “costilla de Adán”. Es una liana que crece de forma exuberante en las selvas tropicales húmedas de América. Como podrán ver en el ejemplar de mi terraza, de exuberancia nada, aunque la planta, constreñida en un tiesto, muestra la potencia de su tallo trepador y unas enormes hojas de casi un metro cuadrado de superficie, que ponen de relieve que, en su ambiente natural, es una planta de sombra que trepa en busca de la luz.

Este año, la planta, que nunca había visto florecer hasta que lo hizo en 2017, ha vuelto a producir flores en sus características agrupaciones cilíndricas. La mayor de ellas, que ha abierto esta noche, comenzó a despuntar a mediados de julio. Dos de las cuatro restantes (marcadas como 2 y 3 en la fotografía, lo harán a lo largo de septiembre, mientras que una muy pequeña y que apenas despunta entre las bases de las hojas (4) supongo que lo hará a lo largo del otoño si el tiempo es suficientemente cálido.

Monstera deliciosa, llamada costilla de Adán por la forma de sus hojas (A), es una especie trepadora de la familia Araceae endémica de selvas tropicales americanas. En países extratropicales como España se cultiva en macetas como planta de interior si hay riesgo de heladas. En zonas cálidas, como la costa levantina, prospera bien y florece en el exterior.

Las flores (B), poco vistosas y diminutas, van agrupadas en inflorescencias cilíndricas rodeadas de una hoja verde-amarillenta (espata). El fruto (C, D), que técnicamente es una infrutescencia porque proviene de la unión de muchas flores minúsculas, tiene unos 30 cm de largo por 3-5 cm de diámetro y la forma y el tamaño de una mazorca de maíz con toda la superficie cubierta de escamas hexagonales, cada una de las cuales corresponde a una flor.

Cuando están verdes (C), los frutos contienen tanto ácido oxálico que resultan tóxicos, causando inmediato dolor, ampollas, irritación, picazón y pérdida de la voz. Tras un año de maduración resulta seguro ingerirlos.  El punto de consumo se alcanza dejándolos madurar y cortándolos cuando las primeras escamas comienzan a resaltar y a exudar un olor acre (D). En ese momento se envuelve en una bolsa de papel. Las pepitas después se deshacen solas, y muestran su pulpa comestible, que se corta del resto del fruto y se consume. Tiene el mismo delicioso sabor de la piña (Ananas comosus). ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.