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sábado, 22 de enero de 2022

Frutos dentro de otras frutas o viceversa

 


Antes de comenzar, permítanme una pequeña digresión semántica. En el texto escribiré indistintamente “fruta” y “fruto”. Son lo mismo. Fruto es el nombre técnico, biológico si se prefiere, para referirse a los ovarios fecundados de la inmensa mayoría de las plantas que se reproducen por semillas, las cuales, como es bien sabido, están encerradas en los frutos. En el lenguaje coloquial, o comercial si se quiere, una fruta es un fruto comestible puesto en el mercado, de la misma manera que decimos “peces” cuando están vivos y “pescados” cuando los encontramos en el mostrador de la pescadería. Escribiré “fruto” desde el punto de vista biológico y “fruta” cuando me refiera al fruto se ha comercializado o está listo para el consumo.

A veces cuando uno se acerca a manipular alimentos se encuentra con fenómenos un poco intrigantes. Les voy a contar dos casos que me han ocurrido abriendo dos frutas: un pimiento (¡sí!, aunque los vendan como verduras, los pimientos o los tomates ꟷdos plantas de la misma familia, por ciertoꟷ son frutos) y una papaya.

A veces, cuando abro un simple pimiento (cualquiera de las muchas variedades de la especie Capsicum annuum) encuentro en el interior un pimiento pequeño pero perfectamente formado como el que muestro en la fotografía del encabezamiento. Aparece unido a la placenta junto con las semillas. La primera vez que me encontré uno fue toda una sorpresa, pero una búsqueda rápida en la bibliografía (¡gracias, Google!) me puso al corriente de que no es un fenómeno tan raro.

¿Qué pasaba en ese fruto para que se formara otro dentro? Como las papayas de las que me ocuparé más adelante, los pimientos son plantas que se reproducen por semillas. Si hacemos una comparación con la reproducción en animales diríamos que son plantas ovíparas, porque de la misma forma que los embriones de los animales que ponen huevos (ovíparos) nacen a partir de estos una vez depositados en el medio y convenientemente incubados, los embriones de las plantas con semillas nacen desde estas después de que hayan pasado por un periodo de reposo llamado dormancia.

Papaya con semillas germinadas en el interior


Como he comenzado por decir, la formación de los frutos (y de las semillas que encierran) es consecuencia de la fecundación. Sin embargo, hay excepciones: la partenocarpia es una de ellas. La partenocarpia es la capacidad de producir frutos sin necesidad de fecundación, como le ocurre, por ejemplo, a los plátanos y a los caquis. ¿Ha visto alguna vez una semilla dentro de un plátano o de une persimón? Seguro que no. Y es que ambos son frutos virginales, es decir, se forman sin necesidad de fecundación sexual. Técnicamente decimos que proceden de partenogénesis, (del griego parthenos = virgen + génesis = generación), una forma de reproducción basada en el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas.

En el caso de los pimientos con "pimientitos" dentro, la respuesta es esa: se trata de un caso de partenocarpia, de formación de frutos sin fecundación. De hecho, cuando abro ese pimientito no encuentro semillas dentro. En algunas publicaciones especializadas le llaman a este fenómeno "proliferación interna", pero la pregunta sigue siendo ¿qué provocó su formación? No he encontrado respuesta, aunque algunos investigadores sugieren (sugieren, no afirman, así que estamos hablando de especular) que el daño a los óvulos (de donde nacen normalmente las semillas) u otros factores estresantes externos, como los cambios de temperatura que se producen en la manipulación comercial, pueden inducir su formación. A pesar de la validez de estas hipótesis, pocos se han molestado en recopilar y analizar datos.

Encontré al menos un artículo que hablaba, un poco, pero hablaba, de "óvulos aberrantes" en pimientos y las fotografías que incluía ese artículo (y otro de las que he tomado la que encabeza este) mostraban proliferaciones internas que se parecían mucho a lo que he observado alguna vez en mis pimientos. Estos óvulos aberrantes variaban en apariencia desde lo que son básicamente pimientitos hasta proliferaciones tumorales de los tejidos del ovario. Las únicas conclusiones sólidas que saqué de ese trabajo fueron que parece haber alguna evidencia de la implicación de los genes en esos casos.

Los experimentos que se citaban en ese artículo demostraban que algunos linajes genéticos de pimientos tenían más probabilidades de producir frutos con óvulos aberrantes que otros. Dicho esto, ahí quedó la cosa. No es mucho, pero algo es algo y menos da una piedra. Eso sí, sea cual sea la causa, el pimientito es perfectamente comestible.

Una curiosidad de los papayos es que reparten su sexo en tres individuos diferentes; unos con flores femeninas (A), otros con flores hermafroditas (B) y otros con flores masculinas (C). Los frutos son bayas de pulpa firme y anaranjada y con muchas semillas negras.

El caso de la papaya es diferente. La papaya (Carica papaya) es el fruto de un arbusto tropical originario de México que se cultiva en varias regiones del mundo, como las Canarias. Una curiosidad de los papayos es que reparten su sexo en tres individuos diferentes; unos con flores femeninas (A), otros con flores hermafroditas (B) y otros con flores masculinas (C). Los frutos son bayas de pulpa firme y anaranjada y con muchas semillas negras (Foto).

Como el pimiento, la papaya se reproduce por semillas. Por tanto, sigue el modelo “ovíparo”. Sin embargo, en la papaya se puede observar una germinación vivípara. Se llama vivíparo a todo animal cuyo embrión se desarrolla, después de la fecundación, en una estructura especializada dentro del vientre de la hembra, en cuyo seno recibirá el alimento y el oxígeno necesarios para formar sus órganos, para crecer y madurar hasta el momento del nacimiento.

En las plantas la germinación vivípara se produce cuando las semillas o los embriones comienzan a desarrollarse antes de que se desprendan del fruto original. Esa germinación de plántulas se observa naturalmente en algunas especies de manglares (a las que se llama vivíparas sexuales o verdaderas vivíparas), que producen semillas que germinan antes de separarse de la planta madre.

Sin embargo, cuando las condiciones dentro de una papaya son húmedas imitando las de un suelo húmedo, la semilla puede comenzar a germinar mientras aún está unida a la planta madre. Ese fenómeno es conocido como viviparismo vegetativo o pseudoviviparismo. Eso es lo que ocurre cuando se compra una papaya semimadura y se deja madurar a temperatura ambiente en el ambiente seco de una cocina antes de meterla el frigorífico.

Pasados unos tres días el ambiente húmedo del interior del electrodoméstico “engañará” a las semillas encerradas en la papaya y estas comenzarán a germinar. Como las papayas se consumen después de apartar las semillas (que tienen un sabor áspero algo amargo), las papayas con semillas germinadas son tan perfectamente comestibles y tan ricas como las papayas “normales”. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.