Algunos productos supuestamente energéticos o dietéticos que se venden en tiendas de conveniencia, estancos y gasolineras contienen un ingrediente llamado tianeptina. Forman parte de una creciente clase de productos no regulados, potencialmente adictivos y ampliamente disponibles.
Acabo de recorrer varios miles de
kilómetros por Estados Unidos, conduciendo por carreteras secundarias. En los
mostradores de las abigarradas tiendas de conveniencia que suelen acompañar a
las solitarias gasolineras perdidas en el corazón de la “América profunda”,
entre paquetes de chicle, paquetes de tabaco, latas de rapé, bolsas de jerky y
latas de bebidas energéticas, llamaron mi atención unos pequeños frascos con
aspecto de medicamentos.
En una de ellas interrogué hábilmente
a un encargado que debía haberse gastado toda la paga mensual en gomina y tomé
unas fotografías mal que bien; una botellita de la marca que movió mi
curiosidad, Neptune's Fix, disponible en sabor limón, tropical, cereza o
chocolate con vainilla, costaba alrededor de 16 dólares. El vendedor me dijo
que los clientes solían comprar cajas de una docena y que un cliente compraba diez
cajas cada semana; no sabía si era para revender o para uso personal. A mi
regreso a casa, una sencilla búsqueda en internet me ha llevado a una información
muy interesante. Aquí la cuento.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos está lanzando campañas para que los consumidores eviten comprar o consumir tianeptina —a la que por allí llaman "heroína de gasolinera"—, una droga sintética que suele venderse en tabletas o polvo y que se puede comprar online y en tiendas de conveniencia de gasolineras y estancos. Es el ingrediente activo de Neptune's Fix, la marca que movió mi curiosidad.
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Hojas y flores de Mitragyna speciosa |
Aprobada en algunos países como medicamento antidepresivo con receta, la tianeptina produce efectos similares a los de opioides como el fentanilo. Por lo tanto, su consumo acarrea riesgos similares de adicción, síndrome de abstinencia y efectos psicóticos, convulsiones, daño renal y muerte.
A pesar de que, desde 2022, la FDA ha estado pidiendo a los consumidores estadounidenses que eviten el fármaco, vendedores sin escrúpulos continúan promomocionándolo como un suplemento dietético, a pesar de que la FDA ha comunicado oficialmente que no "cumple con la defición legal de un ingrediente dietético y es un aditivo alimentario peligroso".
También se vende online, supuestamente
con fines de
investigación y no para consumo
humano. Actualmente, se realizan ensayos clínicos
de tianeptina para el tratamiento del dolor y la depresión, pero los vendedores
no hacen nada para que este tipo de etiquetado sea claro para los consumidores
ni para restringir las compras a los investigadores.
Mecanismo de acción de la tianeptina
La tianeptina estimula los mismos
receptores que opioides conocidos como el fentanilo, la heroína y la morfina.
Cuando estos fármacos pasan de la sangre al cerebro, se unen al receptor opioide de
tipo "mu", que desencadena el ansiado alivio del dolor y la
euforia propios de estos fármacos, así como efectos peligrosos como la
respiración lenta o interrumpida traducida en jadeos.
Las dosis altas de tianeptina pueden
producir efectos eufóricos similares a la heroína y también pueden generar el
efecto disociativo (la percepción de que la mente está desconectada del entorno
y del cuerpo) que recuerda a
la ketamina, un anestésico que tiene un papel en el tratamiento del
trastorno de estrés postraumático y la depresión, pero del que también se ha
abusado como droga callejera.
Los productos que contienen tianeptina
a menudo se denominan “drogas
legales de consumo excesivo”, también llamadas a veces “drogas de
gasolinera”, un término utilizado para todas las drogas sintéticas no aprobadas
por la FDA que se venden de forma informal en gasolineras, en línea y en otros
lugares poco transparentes.
Los datos de ensayos clínicos y los informes
de casos registrados en hospitales y centros de control de intoxicaciones de
Estados Unidos cuentan que la tianeptina suele inducir agitación, acompañada de
taquicardia e hipertensión arterial, confusión, pesadillas, somnolencia,
sequedad bucal y náuseas, entre otras afecciones. Los efectos adversos más
graves son la dificultad para respirar que puede llegar a la interrupción completa
de la respiración, coma, arritmia cardíaca y muerte. Cuando los consumidores habituales
intentan dejar el consumo de la droga, suelen experimentar síntomas de
abstinencia similares a los de los opioides.
Además, los consumidores deben ser
conscientes de que es más que posible que los productos que contienen
tianeptina no se elaboren siguiendo las buenas prácticas de fabricación. Esto
significa que podrían contener plomo u otros metales pesados, o estar
contaminados por microorganismos como salmonela o mohos. También podrían
contener otros ingredientes farmacológicos desconocidos.
Además, la cantidad de ingrediente
activo del producto puede variar considerablemente, incluso con el mismo
fabricante. Por lo tanto, el uso previo no garantiza que la misma cantidad
produzca el mismo efecto.
Incluso en los estados donde los
productos que contienen tianeptina son ilegales, todavía se encuentran en los
estantes de algunas tiendas, entonces:
¿Por qué se venden estos medicamentos si
no están aprobados por la FDA?
Sencillamente, porque la FDA no da abasto frente a tanto fraude.
Si un producto farmacéutico no está
aprobado por la FDA para su venta con o sin receta, la Agencia de Control de Drogas (DEA)
es la responsable de controlar el acceso al mercado. Pero antes de que la DEA
pueda prohibir un ingrediente activo en un medicamento, este debe estar
clasificado en la Lista I, lo que significa que el medicamento no tiene un
propósito médico legítimo y presenta un alto potencial de abuso. Algunos
ejemplos de drogas de la Lista I son: heroína, dietilamida del ácido lisérgico
(LSD), éxtasis, metacualona y peyote.
El problema: los fabricantes no tienen que informar a la DEA antes de vender sus productos a ciudadanos estadounidenses. Esto significa que la DEA debe detectar un problema, identificar los productos que lo causan, encontrar los ingredientes activos del producto en cuestión y realizar una revisión científica completa antes de clasificarlo en la Lista I.