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martes, 29 de julio de 2025

LAS CUENTAS DE VIDRIO DE VON DER LEYEN Y TRUMP

 

El acuerdo energético UE-EEUU (Gas + Petróleo = 750.000 millones de dólares) es imposible de cumplir

La prensa internacional del día siguiente a la firma del acuerdo entre Úrsula von der Leyen y Donald Trump lleva en sus primeras páginas un diagnóstico realizado por numerosos expertos estadounidenses y europeos sobre el acuerdo en materia de energía (compra de GNL + petróleo) incluido en el pacto arancelario alcanzado por Washington y la UE.

La coincidencia es total entre analistas y expertos. La conclusión unívoca es demoledora respecto al pacto. Las principales razones que ofrecen los expertos consultados a uno y otro lado del Atlántico son variaciones sobre el mismo tema: Úrsula von der Leyen ha vendido humo.

Financial Times es seguramente el medio que presenta con mayor vehemencia las conclusiones de sus expertos: «El acuerdo de compra de Gas natural licuado (GNL) y petróleo entre Trump y la UE es una quimera imposible de cumplir y se basa en cifras ilusorias. Europa no puede obligar a las empresas a comprar combustibles más caros que los precios energéticos más competitivos que ofrecen ahora las renovables».

La UE no tiene capacidad para comprar mucho más gas y petróleo del que está importando en la actualidad -435.700 millones de dólares en 2024, de los cuales los suministros de combustibles fósiles estadounidenses representaron apenas 75.000 millones de dólares. Incluso desvinculándose del gas ruso, intentar llegar a la cifra de 250.000 millones de dólares anuales es imposible de alcanzar.

En cuanto a la transición energética, el Financial Times recuerda que la UE está centrada en descarbonizar su economía. No puede asumir regresar a los combustibles fósiles. En este punto, los analistas del periódico británico trasladan la percepción de la imposibilidad de alcanzar esas cifras de importación de combustibles fósiles estadounidenses, porque hacerlo pondría en peligro la transición energética europea.

Europa necesita energía más barata y competitiva, no precios más elevados, por lo que el objetivo de 250.000 millones de dólares al año es imposible de cumplir mientras se mantenga el deseo de Europa —y de Trump— de contar con suministros de energía baratos y seguros. Queremos reducir las facturas energéticas y el presidente Trump quiere reducir los precios del petróleo, así que este acuerdo no tiene sentido.

Las renovables están dando energía a precios más competitivos que los combustibles fósiles. Por eso, los analistas del diario londinense «no ven la forma en que la UE podría quintuplicar el valor de las importaciones de energía de Estados Unidos, porque lo que está haciendo Europa es girar hacia las energías renovables. La demanda europea de gas es baja y los precios de la energía están disminuyendo. En cualquier caso, son las empresas privadas, no los Estados, las que contratan las importaciones de energía. Nos guste o no, en Europa los aerogeneradores están ganando».

La UE no puede forzar a las empresas privadas a perjudicar a sus accionistas, por lo que los analistas son muy escépticos ante un objetivo que implicaría decisiones por parte de empresas propiedad de accionistas en una Europa que también intenta descarbonizar su economía. Incluso si Europa quisiera aumentar sus importaciones, se desconoce el mecanismo por el cual la UE podría mandatar a estas empresas para decirles que compren más energía estadounidense (más cara). Las empresas se deben a sus accionistas y tienen el deber de comprar la materia prima más barata.

La agencia de noticias estadounidense Bloomberg coincide en este mismo diagnóstico, tanto en lo que se refiere a la imposibilidad del cumplimiento del acuerdo como en los argumentos para sostener esa afirmación. Aseguran los analistas de Bloomberg que «la enorme cifra de importaciones de energía no tiene sentido, ya que es inalcanzable no sólo porque la demanda de la UE no puede crecer tanto, sino también porque los exportadores estadounidenses tampoco pueden suministrar tanto.

La falta de detalles subraya que el acuerdo entre von der Leyen y Trump en Escocia es un acuerdo político pragmático, más que un pacto legalmente vinculante. Esa es, ni más ni menos, la estrategia seguida por Pedro Sánchez para desvincular a España del acuerdo europeo para llevar el gasto militar hasta el 5% del PIB.

El propio modelo (energético) de la UE sugiere que la demanda de gas se debilitará a medida que se acelere la transición hacia una economía más verde a lo largo de esta década. La UE aún no ha proporcionado un desglose de las cifras, y sigue sin estar claro cómo se puede convencer a las empresas privadas de comprar o vender petróleo y gas estadounidenses».

Los expertos de Politico manifiestan una rotunda incredulidad acerca del cumplimiento de este acuerdo energético. «La fantasiosa promesa energética de 750.000 millones de dólares de la UE a Trump», titula este diario, para luego coincidir también en los mismos argumentos y la misma conclusión: los problemas técnicos, los limitados suministros estadounidenses y el nulo control de la UE sobre unas importaciones que dependen de los intereses empresariales, hacen que el acuerdo sea inviable. «Al comprometerse a comprar 750.000 millones de dólares de petróleo y gas estadounidense antes del final de su mandato, la UE ha evitado por poco una guerra comercial en toda regla con Donald Trump, pero cumplir con esas cifras será casi imposible».

Reuters complementa esta radiografía general informando de los planes del gobierno de Friedrich Merz en Alemania para abaratar el precio de la energía para su industria. Para ello, la agencia adelanta el primer borrador de presupuestos germano y asegura que «Alemania planea reducir los costes energéticos para consumidores y empresas en 42.000 millones de euros entre 2026 y 2029. Para ello, recurrirá a su Fondo de Clima y Transformación. De esta cantidad, unos 26.000 millones de euros se destinarán a subvenciones para los costes de la red de transmisión eléctrica».

Se hace complicado conjugar esfuerzos fiscales como estas ayudas milmillonarias de fondos públicos alemanes para abaratar el precio de la energía en su tejido productivo y doméstico, con la necesidad de quintuplicar las compras de combustibles fósiles estadounidenses a precios menos competitivos).

Les Echos, el principal diario económico en Francia, subraya el mismo pronóstico y los mismos argumentos expresados por los demás medios globales. Utiliza el siguiente titular: «La promesa imposible de Europa en materia energética», para luego ahondar en que «el acuerdo alcanzado entre Washington y Bruselas prevé la compra de productos energéticos estadounidenses por valor de 250.000 millones de dólares al año. Esto triplicaría el nivel actual. Un compromiso con líneas generales imprecisas, pero que parece imposible de alcanzar».

La entrega de cuentas de vidrio —a menudo llamadas “cuentas de comercio” o “cuentas de trueque”—por parte de los conquistadores y colonizadores europeos a los pueblos indígenas de América eran pequeñas piezas decorativas fabricadas en Venecia, Bohemia y Países Bajos, que se producían masivamente a bajo coste. Se ofrecían a los pueblos indígenas como objetos de intercambio durante el siglo XV al XIX, especialmente en las etapas iniciales de los contactos coloniales.

¿Habrá hecho lo propio la menuda Úrsula von der Leyen con el gigantón Donald Trump?