Secuestrado y vendido como esclavo, Mbarak Mombée fue fundamental
para el éxito de las expediciones europeas más famosas del siglo XIX en África.
En la Gran Bretaña del siglo XIX,
abundaban los
rumores sobre la maldición del Nilo. La mayoría de los exploradores que
buscaban las fuentes del gran río no solo fracasaban en su misión, sino que
también sufrían finales desgraciados. James Bruce de
Kinnaird, que pasó más de una docena de años en el norte y este de África y
en 1770 se convirtió en el primer europeo en documentar el curso del Nilo,
siguiéndolo desde Egipto a través de Sudán hasta sus orígenes en el Nilo Azul,
en Etiopía, murió obeso tras caerse por unas escaleras en su casa de Kinnaird.
El extraordinario talento de Richard Francis Burton,
un antropólogo que hablaba veintinueve lenguas europeas, asiáticas y africanas,
fue eclipsado por su compañero de viaje, John Hanning Speke,
quien finalmente se suicidó. David Livingstone,
médico, explorador y misionero, desapareció mientras intentaba resolver el
misterio del Nilo. Sin embargo, hubo alguien que parecía inmune a la maldición:
Mbarak Mombée, un explorador que participó en muchas expediciones, murió en paz
en 1885 a los sesenta y cinco años.
Se estima que Mombée, un bantú
nacido en la región de Ruvuma, al sur de Tanzania, alrededor de 1820, recorrió a
pie más de veinte mil kilómetros por el interior de África. Podría decirse que
tuvo un mayor impacto en la cartografía del este del continente que cualquier
otra persona. Su diplomacia con los jefes tribales, su conocimiento del terreno
y su conocimiento de la medicina tradicional resultaron vitales para muchas de
las expediciones africanas más elogiadas del siglo XIX, incluidas las que
revelaron los lagos Tanganika y Victoria.
La Royal Geographical Society de
Londres acabó por concederle una medalla y una pequeña pensión en
reconocimiento a su trayectoria. Sin embargo, debido a los perjuicios raciales se
le recuerda generalmente como un personaje secundario en las biografías de sus
homólogos blancos y siempre con el nombre que le dieron quienes lo esclavizaron:
Sidi Murabak Bombay.
Mientras vivía con su padre en la
frontera entre la actual Tanzania y Mozambique, cuando tenía unos doce años Mombée
fue secuestrado por unos comerciantes árabes; lo llevaron hasta Zanzíbar, donde
lo vendieron y su nuevo propietario lo metió en un barco con destino a la
India. Nunca volvió a ver a su padre ni a su pueblo. Pasarían dos largas
décadas antes de que su propietario muriera y Mombée pudiera regresar a
Zanzíbar, donde se alistó en el ejército del primer sultán del estado.
Fue en Zanzíbar, en 1856, donde Mombée conoció a John Hanning Speke, un explorador británico que actuaba como segundo al mando del famoso Richard Francis Burton. El dúo había recibido el encargo de identificar el nacimiento del Nilo Blanco, el santo grial de la exploración africana desde que Heródoto intentó buscarlo alrededor del 460 a. C. Contratado como guía, Mombée y Speke entablaron una buena relación en hindi.
Mombée destacó como líder entre los aproximadamente
200 africanos de la caravana. En su diario, publicado posteriormente en el
primer volumen de su Narrativa
personal de una peregrinación a Medina y La Meca, Burton describió a
Mombée como:
un personaje muy singular, al que no
le importa en lo más mínimo ni su persona, ni cómo se vestía ni qué comía;
siempre contento, y haciendo el trabajo de todos antes que el propio, y de una
honestidad tan ejemplar que es una maravilla única en la tierra: no haría nada
malo para beneficiarse a sí mismo; para complacer a los demás no hay nada a lo
que se apegue.
Al principio, Speke y Mombée se
comunicaban únicamente en hindi, pero con el tiempo Mombée añadió inglés, árabe
y suajili a su léxico, lo que resultó vital a la hora de negociar con los
líderes tribales.
Cuando Speke y el explorador escocés James Augustus Grant se convirtieron en los primeros europeos en llegar al lago Victoria en Uganda en 1858, fue Mombée quien estaba a su lado, en lugar del enfermo Burton. Aunque no pudo demostrarlo, Speke presentía que este era, efectivamente, el origen del Nilo Blanco. Furioso por haber sido despojado de su triunfo, Burton inició en Gran Bretaña una campaña de desprestigio contra Speke y Mombée. Cuando Speke regresó solo a África tres años después, fueron él y Mombée quienes unieron fuerzas para demostrar que, efectivamente, el lago Victoria desembocaba en el Nilo.
En 1869, condujo al periodista
estadounidense de origen galés Henry Morton Stanley
hasta las orillas del Tanganica. Su misión, que cumplieron con éxito, era
rastrear al explorador escocés David Livingstone, que llevaba cuatro años
desaparecido. El diario de
Livingstone y otros relatos contemporáneos dibujan alternativamente su
imagen como la de un hombre que, en su búsqueda de las fuentes del Nilo cayó abatido
por la enfermedad y el aislamiento en las orillas del lago Tanganica; la otra
cara de la moneda es que cuando lo encontraron estaba disfrutando de la comida
y las mujeres en la aldea de Nyangwe, en el flanco occidental de la actual
República Democrática del Congo.
A pesar de su evidente valor para Stanley, el periodista y explorador admitió en sus memorias que insultaba y golpeaba a Bombay, un hombre de baja estatura y complexión delgada, especialmente cuando sospechaba de la insubordinación del africano, que a menudo intentaba corregir los errores del explorador.
A los cincuenta y tres años, la
última expedición de Mombée fue posiblemente la más audaz: en 1873, él y Verney Lovett
Cameron emprendieron lo que sería un viaje de dos años, durante el cual fueron
los primeros en cruzar África ecuatorial de mar a mar, desde Zanzíbar hasta
Angola.
Cabe destacar que, cuando Mombée
recibió la medalla de plata de la Royal Geographical Society en 1876, no fue
invitado a Gran Bretaña para recogerla. Sin embargo, su vejez fue posiblemente
menos problemática que la de sus compañeros blancos. Pasó el resto de su vida
haciendo lo que más amaba: viajar por África y difundir la palabra de Cristo
por todo el continente.
Hoy, Mombée es aún más conocido
como Sidi Mubarak Bombay. Según
la Royal Geographic Society, el esclavizador de Mombée le dio el nombre de
“Mubarak”. Sus otros dos nombres se refieren a su esclavitud y transporte a la
India: “Sidi” se usa en la India para referirse a los descendientes de
migrantes africanos, y “Bombay” habla de su educación en Bombay después de su
emancipación.
Aunque fue un guía y traductor
muy necesario, su nombre apenas aparece en el registro formal de los registros
históricos de las expediciones europeas en África. Pero incluso si lo hubieran consignado,
habría sido un nombre marcado por la esclavitud y el colonialismo.