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martes, 2 de diciembre de 2025

NO BUSQUES MILAGROS EN LA “SOLUCIÓN MINERAL MILAGROSA” (MMS)

 

Han pasado ya cinco años desde que el Servicio de Información Toxicológica (SIT) del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), perteneciente al Ministerio de Justicia, detectó que la “Solución Mineral Milagrosa” (MMS) es en realidad un compuesto tóxico (clorito de sodio al 28%) que es nocivo para la salud humana. Durante la pandemia, la sustancia estaba siendo promocionada por los grupos negacionistas del SARS-CoV-2.

Pero hay quien sigue erre que erre, aprovechando que la gente desesperada hace cosas desesperadas. Los padres de niños autistas están desesperados. Las afecciones sin cura, como el Trastorno del Espectro Autista (de ahora en adelante, TEA), son terreno fértil para charlatanes y vendehúmos que buscan vaciar los bolsillos de los padres dispuestos a hacer cualquier cosa para ayudar a sus hijos.

Algunos charlatanes ofrecen un tratamiento simple para el autismo que, según afirman, está siendo ocultado por una malvada industria farmacéutica en connivencia con los gobiernos. Autocalificándose como "luchadores de la libertad sanitaria", están listos para revelar el secreto de la cura del autismo. Todo lo que los padres angustiados tienen que hacer es comprar la Solución Mineral Milagrosa (MMS). Este "milagro" viene en dos frascos pequeños, uno con una solución de clorito de sodio al 28% y el otro con un "activador" ácido que puede ser vinagre, ácido cítrico o ácido clorhídrico.

Al combinar el contenido de los dos frascos se produce una solución de dióxido de cloro (ClO₂), un potente agente oxidante. Los oxidantes roban electrones de las moléculas y dado que los electrones son el pegamento que une los átomos en las moléculas, tienen un potente efecto destructivo, ya sea en el ADN de las células bacterianas o en las moléculas responsables del color. Por eso, el dióxido de cloro puede utilizarse para desinfectar el agua o blanquear la pulpa de papel. Sin embargo, la destrucción molecular en el cuerpo no es una buena idea.

Los números son la moneda de la ciencia. Así que, veamos los números. Cuando se usa para desinfectar agua, el residuo máximo permitido de dióxido de cloro es de 0,8 partes por millón (ppm). Siguiendo las instrucciones de mezcla que vienen con la MMS, ¡la concentración de dióxido de cloro en las gotas que se ingieren sería al menos 25 veces mayor! A esa concentración, el dióxido de cloro desnaturaliza las enzimas y oxida las proteínas y las grasas. Eso puede causar lesiones en el tracto gastrointestinal y llevar a la expulsión de fragmentos dañados del revestimiento intestinal.

Pero los promotores de MMS afirman que esos fragmentos tisulares son en realidad los "parásitos" que causan el autismo que están siendo eliminados del cuerpo. Incluso si los parásitos fueran una causa, sería imposible que el dióxido de cloro los alcanzara sin destruir primero las células humanas. Los estafadores también afirman que MMS destruye bacterias y virus a los que también consideran factores causantes del autismo. No hay ninguna evidencia de que el TEA sea causado por parásitos, bacterias o virus.

El dióxido de cloro en la sangre también puede oxidar la hemoglobina, lo que provoca metahemoglobinemia, un trastorno por el que la sangre no puede transportar oxígeno eficazmente a los tejidos. También se conocen casos de diarrea, problemas respiratorios y daño hepático con el uso de MMS. En resumen, a 25 ppm, el dióxido de cloro no cura nada; es un veneno.

Aunque no existe cura para el autismo, hay ayuda farmacológica disponible. La risperidona y el aripiprazol son medicamentos antipsicóticos aprobados para el tratamiento de la agresividad, las rabietas y la irritabilidad asociadas con el autismo. Estos medicamentos pueden ayudar a restablecer el equilibrio de la dopamina y la serotonina, las sustancias químicas cerebrales que se encuentran desequilibradas en el autismo.

Los médicos también pueden recetar otros medicamentos como el Ritalin, para controlar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, como el Prozac, para tratar la ansiedad, la depresión y las conductas repetitivas. Las convulsiones que a veces se presentan en el autismo se pueden controlar con anticonvulsivos como el valproato de sodio.

También existe la leucovorina, un medicamento que puede ayudar con una afección conocida como "deficiencia cerebral de folato (DFC)", que presenta características del autismo, como retrasos en el desarrollo, convulsiones y dificultades para la comunicación social. La leucovorina no trata el autismo en sí, sino la deficiencia cerebral de folato subyacente que puede coexistir con el TEA.

Quienes promueven la MMS para el autismo, o para cualquier otra cosa, no defienden la "libertad sanitaria" como afirman. Son charlatanes, mangantes  y arrebatacapas que se lucran reenvasando un agente blanqueador industrial barato y potencialmente peligroso que promocionan descaradamente como cura para una enfermedad incurable.

Son unos criminales.