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Ramas y polillas. Descubre quién es quién. |
El mimetismo animal es una
estrategia de supervivencia que utilizan diversas especies para protegerse de
sus predadores, engañándolos con la apariencia, olor o sonidos que imitan otros
objetos, animales o incluso su entorno. Esta adaptación evolutiva les permite
disminuir las probabilidades de ser cazados y aumentar sus posibilidades de
reproducirse y transmitir sus genes a futuras generaciones.
Existen diferentes tipos de
mimetismo en el reino animal. Uno de los más conocidos es el mimetismo
batesiano, llamado así en honor al zoólogo Henry Bates, que lo
describió en el siglo XIX. En este tipo de mimetismo, una especie inofensiva
imita la apariencia de otra especie peligrosa o venenosa para disuadir a los
predadores.
El mimetismo batesiano se
diferencia del siguiente, el mimetismo mulleriano, en que, aunque las especies
también son similares en apariencia, solo una de ellas está armada con
mecanismos de defensa frente a los depredadores (espinas, aguijones, químicos
tóxicos o, incluso, sabor desagradable). Su doble aparente carece de estos rasgos.
Es decir, la segunda especie engaña al depredador y le dice: “No me comas, que
soy de la especie que ya sabes que te traerá problemas”.
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Un caso de mimetismo batesiano: un ejemplar de Spilomyia longicornis (una inofensiva mosca de las flores) que se asemeja a una avispa. |
Uno de los pioneros de la
Biología Matemática (la disciplina que incorpora las matemáticas a la
descripción de los fenómenos biológicos) fue Johann Friedrich Theodor
Müller. Este naturalista y biólogo alemán emigró a Brasil, donde estudió la
historia natural de la selva amazónica.
Müller desarrolló una teoría para
explicar el siguiente fenómeno: cuando existen dos o más especies que pueden
ser poco rentables e incluso desagradables para un predador, y que pueden no
estar biológicamente relacionadas, es posible que una llegue a imitar las
advertencias de otra. Advertencias que dicen cosas del tipo a “no me comas, no
te voy a alimentar mucho y puedo además resultar muy desagradable para tu
paladar y tu salud”. Los depredadores aprenden a distinguir estas advertencias
de una especie, y otra la imita para escapar.
De esta forma, los predadores
aprenden a evitar esas formas y colores particulares, beneficiando a todas las
especies involucradas. Un ejemplo claro son diferentes especies de mariposas y
avispas con patrones similares en sus alas o cuerpos, para reforzar la idea de
que todos son potencialmente peligrosos.
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Las mariposas virrey y monarca son un ejemplo muy conocido de mimestismo mulleriano |
El mimetismo agresivo, por otro lado, ayuda a las especies a acercarse a su presa sin ser detectadas. Algunos animales, como ciertos tipos de escarabajos, insectos o incluso algunos depredadores, imitan objetos del entorno, como ramas, hojas o piedras, para pasar desapercibidos y acechar a su presa de manera efectiva. Un ejemplo destacado es la mantis religiosa, que se asemeja a hojas o ramas, facilitando su camuflaje en la vegetación.
Además del mimetismo visual,
existen formas de mimetismo auditivo o químico. Algunas especies emiten sonidos
que imitan otros animales para atraer o ahuyentar a ciertos animales. También
hay animales que emiten feromonas que imitan las de otros para engañar a sus
enemigos o presas. Los insectos como las hormigas o las abejas también utilizan
feromonas para comunicarse y mantener sus colonias ocultas a los depredadores.
La mantis orquídea muestra
una forma de mimetismo agresivo, en la que su apariencia atrae a los insectos
que buscan néctar. Sus colores vivos y sus extremidades en forma de pétalos la
convierten en un depredador eficaz, ya que los insectos desprevenidos caen
presa de su engaño.
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Mantis orquídea (Hymenopus coronatus). Este asombroso insecto imita las flores de las orquídeas y atrae a los polinizadores de los que se alimenta. |
El mimetismo tiene un papel
fundamental en la biodiversidad, ya que favorece la adaptación y la evolución
de las especies. Gracias a estas estrategias, muchas especies han logrado
sobrevivir en ambientes hostiles y competir en equilibrios ecológicos complejos.
Sin embargo, también puede generar conflictos, como en el caso de especies
invasoras que imitan especies locales para infiltrarse en ecosistemas sin ser
detectadas.
En conclusión, el mimetismo
animal es una de las formas más ingeniosas y efectivas de adaptación en la
naturaleza. Demostrando una vasta capacidad de innovación evolutiva, muchas
especies han perfeccionado estas estrategias para evitar ser devoradas, capturar
presas o engañar a sus competidores. Este fenómeno refleja la impresionante
diversidad y complejidad de los mecanismos de supervivencia en el mundo animal,
reafirmando la importancia del estudio de estos comportamientos para entender
mejor la evolución y la ecología de las especies.
Una reina del disfraz