Vistas de página en total

miércoles, 6 de agosto de 2025

UNA REINA DEL MIMETISMO ANIMAL

 

Ramas y polillas. Descubre quién es quién.

El mimetismo animal es una estrategia de supervivencia que utilizan diversas especies para protegerse de sus predadores, engañándolos con la apariencia, olor o sonidos que imitan otros objetos, animales o incluso su entorno. Esta adaptación evolutiva les permite disminuir las probabilidades de ser cazados y aumentar sus posibilidades de reproducirse y transmitir sus genes a futuras generaciones.

Existen diferentes tipos de mimetismo en el reino animal. Uno de los más conocidos es el mimetismo batesiano, llamado así en honor al zoólogo Henry Bates, que lo describió en el siglo XIX. En este tipo de mimetismo, una especie inofensiva imita la apariencia de otra especie peligrosa o venenosa para disuadir a los predadores.

El mimetismo batesiano se diferencia del siguiente, el mimetismo mulleriano, en que, aunque las especies también son similares en apariencia, solo una de ellas está armada con mecanismos de defensa frente a los depredadores (espinas, aguijones, químicos tóxicos o, incluso, sabor desagradable). Su doble aparente carece de estos rasgos. Es decir, la segunda especie engaña al depredador y le dice: “No me comas, que soy de la especie que ya sabes que te traerá problemas”.

Un caso de mimetismo batesiano: un ejemplar de Spilomyia longicornis (una inofensiva mosca de las flores) que se asemeja a una avispa.

Uno de los pioneros de la Biología Matemática (la disciplina que incorpora las matemáticas a la descripción de los fenómenos biológicos) fue Johann Friedrich Theodor Müller. Este naturalista y biólogo alemán emigró a Brasil, donde estudió la historia natural de la selva amazónica.

Müller desarrolló una teoría para explicar el siguiente fenómeno: cuando existen dos o más especies que pueden ser poco rentables e incluso desagradables para un predador, y que pueden no estar biológicamente relacionadas, es posible que una llegue a imitar las advertencias de otra. Advertencias que dicen cosas del tipo a “no me comas, no te voy a alimentar mucho y puedo además resultar muy desagradable para tu paladar y tu salud”. Los depredadores aprenden a distinguir estas advertencias de una especie, y otra la imita para escapar.

De esta forma, los predadores aprenden a evitar esas formas y colores particulares, beneficiando a todas las especies involucradas. Un ejemplo claro son diferentes especies de mariposas y avispas con patrones similares en sus alas o cuerpos, para reforzar la idea de que todos son potencialmente peligrosos.

Las mariposas virrey y monarca son un ejemplo muy conocido de mimestismo mulleriano

El mimetismo agresivo, por otro lado, ayuda a las especies a acercarse a su presa sin ser detectadas. Algunos animales, como ciertos tipos de escarabajos, insectos o incluso algunos depredadores, imitan objetos del entorno, como ramas, hojas o piedras, para pasar desapercibidos y acechar a su presa de manera efectiva. Un ejemplo destacado es la mantis religiosa, que se asemeja a hojas o ramas, facilitando su camuflaje en la vegetación.

Además del mimetismo visual, existen formas de mimetismo auditivo o químico. Algunas especies emiten sonidos que imitan otros animales para atraer o ahuyentar a ciertos animales. También hay animales que emiten feromonas que imitan las de otros para engañar a sus enemigos o presas. Los insectos como las hormigas o las abejas también utilizan feromonas para comunicarse y mantener sus colonias ocultas a los depredadores.

 La mantis orquídea muestra una forma de mimetismo agresivo, en la que su apariencia atrae a los insectos que buscan néctar. Sus colores vivos y sus extremidades en forma de pétalos la convierten en un depredador eficaz, ya que los insectos desprevenidos caen presa de su engaño.

Mantis orquídea (Hymenopus coronatus). Este asombroso insecto imita las flores de las orquídeas y atrae a los polinizadores de los que se alimenta.

El mimetismo tiene un papel fundamental en la biodiversidad, ya que favorece la adaptación y la evolución de las especies. Gracias a estas estrategias, muchas especies han logrado sobrevivir en ambientes hostiles y competir en equilibrios ecológicos complejos. Sin embargo, también puede generar conflictos, como en el caso de especies invasoras que imitan especies locales para infiltrarse en ecosistemas sin ser detectadas.

En conclusión, el mimetismo animal es una de las formas más ingeniosas y efectivas de adaptación en la naturaleza. Demostrando una vasta capacidad de innovación evolutiva, muchas especies han perfeccionado estas estrategias para evitar ser devoradas, capturar presas o engañar a sus competidores. Este fenómeno refleja la impresionante diversidad y complejidad de los mecanismos de supervivencia en el mundo animal, reafirmando la importancia del estudio de estos comportamientos para entender mejor la evolución y la ecología de las especies.

Una reina del disfraz


Vuelva a la foto de inicio y luego observe esta. No, no son pedazos de madera, es una polilla a la que podemos situar entre los campeones del mimetismo animal. La naturaleza perfeccionó el arte del disfraz en la Phalera bucephala, una polilla que se camufla como un trozo de madera. Su cuerpo alargado y sus alas grisáceas salvo en los extremos, que parecen un trozo de madera, imitan con precisión la textura y vetas de la corteza, volviéndola casi invisible sobre troncos y ramas.

Este camuflaje no solo la protege de depredadores, sino que también refleja una adaptación evolutiva extraordinaria. Activa por la noche, pasa el día inmóvil, fundida con su entorno. Sus larvas se alimentan de madera, contribuyendo al reciclaje orgánico. En su silencio y mimetismo, esta polilla demuestra que la supervivencia puede depender de parecerse a lo que nadie mira.