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domingo, 17 de agosto de 2025

DÁTILES: LOS DULCES FRUTOS DE LOS ÁRBOLES DE LA VIDA


Los vástagos del “Árbol de la Vida” viajaron desde Mesopotamia hasta el Levante y los Estados Unidos, seduciendo a todos con sus deliciosos dulces.

En el Creciente Fértil y durante muchas generaciones la palmera datilera (Phoenix dactylifera) se ha considerado un símbolo de fertilidad, que brota casi milagrosamente a lo largo de ríos y oasis en los desiertos más áridos de la región. El árbol ha sido representado en bajorrelieves, monumentos y monedas. Incluso se cree que su forma inspiró un estilo de columnas en la arquitectura griega.

Con usos que van desde referencias botánicas reales hasta símbolos de justicia, victoria, belleza y vida eterna, el término “palmera” y sus derivados se mencionan alrededor de 36 veces en la Biblia (dependiendo de la traducción al español o al inglés, ya que algunas versiones dicen “palma” o “árbol de palma”).

Sus hojas se esparcen por todo el mundo durante las procesiones del Domingo de Ramos para simbolizar la última entrada de Cristo en Jerusalén, y las hojas de palma cubren las tiendas de Sucot durante la Fiesta Judía Anual de los Tabernáculos, según lo estipula el Levítico. Los musulmanes han consumido sus frutos desde hace mucho tiempo para romper el ayuno diario del Ramadán. De hecho, la palmera datilera (Phoenix dactylifera), que el profeta Mahoma dijo que fue «creada del barro que quedó después de la creación de Adán», era y es una especie fundamental en la cultura y la economía de gran parte del mundo islámico.

La palmera datilera es una especie dioica, con individuos masculinos (productores de polen) y femeninos (que generan frutos). Aunque la polinización natural ocurre mediante el viento, en los huertos comerciales se recurre casi exclusivamente a la polinización manual para asegurar mejores rendimientos. Un solo árbol macho puede polinizar hasta 100 hembras, lo que permite reducir la presencia de árboles masculinos en la plantación.

La técnica más frecuente consiste en tomar hebras frescas de flores masculinas (espatas abiertas), colocarlas, en posición invertida, entre las inflorescencias femeninas tras espolvorear algo de polen sobre ellas. Luego se fijan con una cuerda fina para garantizar estabilidad y exposición adecuada al polen. Hay otros métodos modernos (algunos realizados con drones), pero todos ellos consisten básicamente en espolvorear el polen obtenido de las plantas masculinas sobre las flores femeninas.

En un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pueda leerse que más del 75 % de la producción anual de dátiles y una parte proporcional del mercado mundial de dátiles, valorado en casi 15.000 millones de dólares, provienen de los países predominantemente musulmanes que rodean el Golfo Pérsico y el oeste del norte de África, encabezados por el mayor productor mundial de los últimos años: Egipto.

Pero quizás sea más sorprendente saber que Estados Unidos completó la lista de los veinte principales productores mundiales de dátiles. En 2020 la producción datilera de Estados Unidos rozó las 57.000 toneladas métricas principalmente de las variedades Deglet Noor y Medjool, con un valor estimado cercano a los 200 millones de dólares.

Aspectos generales de Phoenix datcylifera

La producción de dátiles en Estados Unidos se concentra principalmente en los valles desérticos del sur de California y en menor medida en Arizona y Texas, donde el clima cálido y seco favorece el cultivo de la palmera datilera. El valle de Coachella, en California, es la zona más importante y reconocida, en la que se producen 35.000 toneladas al año, sobre todo de las variedades de alta calidad Medjool y Deglet Noor, que representan la mayor parte del suministro nacional. En 2020, la cosecha californiana, extendida sobre unas 6.000 hectáreas, alcanzó las 47.700 toneladas, y un valor total de 114 millones de dólares.

Esos dátiles no solo abastecen al mercado interno, sino que también se exportan a diferentes países, lo que sitúa a Estados Unidos como uno de los productores más destacados fuera de Medio Oriente y el norte de África.

Detalles de Phoenix dactylifera. 1: porte general; 2: inflorescencia masculina; 3: detalles de las flores masculinas; 4: inflorescencia femenina; 5, detalle de  las flores femeninas.

La historia del cultivo de dátiles en Estados Unidos está estrechamente ligada a la introducción de la palmera datilera a finales del siglo XIX y a los esfuerzos agrícolas del suroeste del país. Los primeros intentos serios aparecieron en California y Arizona, donde se sabía que el clima árido y caluroso de los valles desérticos era muy similar al de Oriente Medio y el norte de África.

El proyecto estadounidense de implantación de la palmera datilera se parece mucho a los esfuerzos que realizaron las potencias imperialistas europeas a finales del siglo XIX y principios del XX para transferir caucho, té, quina y otras plantas a sus propias colonias.

Phoenix dactylifera. Izquierda: inflorescencia femenina péndula por el peso de los frutos. Derecha: los frutos de los dátiles son drupas. El hueso contiene las semillas de consistencia pétrea.

Cómo la palmera datilera llegó al oeste desde su tierra natal, el Golfo Pérsico, a través del Sahara, hasta el Valle de Coachella es una historia de ingenio, adaptación y persistencia en algunos de los entornos más hostiles de la Tierra. También es una historia con capítulos más oscuros: imperios, expropiaciones, esclavitud y, sí, incluso aranceles.

En la primavera de 1927, el fitopatólogo y especialista en dátiles del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) Walter Tennyson Swingle, el hombre que introdujo en su país la palmera datilera , el pistacho entre otras plantas útiles, así como la avispa del higo, que hizo posible el cultivo de higos de Esmirna en California, se unió a un equipo de investigación multinacional patrocinado por Francia, enviado para investigar la recién descubierta enfermedad fúngica Bayoud (o Baioudh), que amenazaba con extinguir las preciadas palmeras datileras Medjool (o Mejhoul) del Tafilalet marroquí, al que en 1945 Swingle llamó el "mayor oasis de dátiles de África".

La enfermedad de Bayoud es una plaga de la palmera datilera producida por el hongo Fusarium oxysporum. De la enfermedad se supo por primera vez en Marruecos en 1870. La palabra "bayoud" se deriva del árabe abiadh ("blanco"), y alude a la decoloración blanquecina de las hojas enfermas.

Una palmera datilera (Phoenix dactylifera) y segmentos del fruto, rodeados por seis escenas que ilustran su uso por el hombre. Litografía coloreada, c. 1840.

En el camino, el equipo se detuvo durante varios días en el puesto de avanzada de la Legión Extranjera Francesa en Bou Denib, a unas 100 millas al este de su destino, para organizar su escolta militar, ya que el país aún no estaba completamente pacificado. Mientras estaban allí, Swingle se hizo amigo del jerif local, quien lo llevó de visita al oasis donde se cultivaban 9.000 palmeras datileras.

Cuando Swingle descubrió en una parcela un pequeño grupo de árboles Medjool no infectados, le preguntó al sharif si podía comprar algunos retoños del árbol "madre" para enviarlos a casa, ya que por entonces esa famosa variedad no se cultivaba en Estados Unidos. Poco después, una caja con once retoños se dirigía al suroeste de Estados Unidos; los descendientes de esos árboles producen ahora una cuarta parte de todos los dátiles cultivados en Estados Unidos y la mayoría de los Medjool —considerados los " reyes de los dátiles " por su tamaño y dulzor— que se cosechan en todo el mundo.

Durante el siglo XX, la mecanización, los programas de polinización manual y las técnicas de riego por goteo permitieron aumentar el rendimiento. Estados Unidos se consolidó como uno de los pocos países fuera del Viejo Mundo con una producción de dátiles de alta calidad, y el cultivo se convirtió en un símbolo agrícola y cultural del desierto del suroeste norteamericano.

Valor nutritivo de los dátiles: ojo con los azúcares

Es importante destacar que los dátiles se comercializan sin añadido de azúcares. A lo sumo, después de lavarlos, secarlos y pasteurizarlos, se suele aplicar glucosa o jarabe ligero para dar brillo. Menos mal, porque si algo le sobra a los dátiles son los azúcares.

Cien gramos de dátiles secos, sin hueso, aportan el siguiente contenido:

Energía: 275–300 kcal.

Carbohidratos: 70–75 gr.

Azúcares naturales (glucosa, fructosa, sacarosa): 60–66 gr.

Fibra dietética: 6–8 gr.

Proteínas: 2–3 gr.

Grasas: 0.2–0.5 g (muy bajas).

Vitaminas: A (en forma de carotenoides), B2, B3, B5, B6 y K.

Minerales: potasio (650–700 mg), magnesio (50–60 mg), cobre, manganeso, hierro, calcio y fósforo.

En resumen, los dátiles son un alimento rico en energía, fibra, minerales y antioxidantes, excelente para la recuperación física y como parte de una dieta equilibrada, aunque conviene moderar su consumo por el alto contenido de azúcares. Son, pues, aptos como “snacks saludables” porque aportan energía sostenida para deportistas o en ayunos prolongados (por eso se usan en el Ramadán para romper el ayuno).