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viernes, 1 de agosto de 2025

ERES LO QUE COMES: LAS SORPRENDENTES RELACIONES ENTRE UNA ORQUÍDEA COMEDORA DE HONGOS Y LAS MOSCAS DE LA FRUTA

 

La orquídea Gastrodia foetida proporciona un criadero para las larvas de las moscas de la fruta, lo que constituye el primer ejemplo conocido de polinización en criadero entre las orquídeas.

Muchas angiospermas utilizan polinizadores animales para su reproducción, muchos de los cuales dependen de los recursos florales. La polinización en criaderos es una relación mutualista única en la que las plantas proporcionan a los polinizadores sitios de cría para sus larvas a cambio de la polinización.

Aproximadamente 10.000 especies de plantas con flores emplean la polinización fraudulenta, que atrae a los polinizadores mediante falsas recompensas basadas en estrategias falaces con diversas formas de mimetismo que imitan fuentes de alimento, aparejamientos sexuales, emisión de feromonas o lugares de cría como frutas fermentadas, carroña y hongos en procesos de descomposición.

Hay descritas más de 25.000 especies en la familia de las orquídeas. Una diversidad floral tan grande obedece a un solo fin: la polinización. La polinización de las orquídeas es un capítulo maravilloso en la biología de esta familia de plantas que sobresalen entre las demás angiospermas por la complejidad de sus flores y por las complicadas interacciones ecológicas con sus agentes polinizadores. Es un tema que ha captado la atención de numerosos científicos a través del tiempo, incluyendo a Charles Darwin, que realizó las primeras observaciones acerca del papel fundamental de los insectos en la polinización de las orquídeas, publicadas en 1862 en su libro La fecundación de las orquídeas.

Cuando Darwin afirmó que las variadas estratagemas que usan las orquídeas para atraer a sus polinizadores superan la imaginación de cualquier ser humano, no estaba exagerando. Las orquídeas son realmente hábiles para engañar a los polinizadores. No es para menos: el 97% de las especies necesitan un polinizador para que se lleve a cabo la transferencia de los granos de polen de una planta a los pistilos de otra y, por tanto, para que se produzca la fecundación y la formación de semillas.

La polinización por animales (zoófila) que caracteriza a las orquídeas presupone que los polinizadores visiten las flores de manera regular y se detengan en ellas el tiempo suficiente para que rocen las anteras (y se lleven las polinias: la agrupación de granos de polen en masas característica de la familia) y el estigma (la porción terminal del ovario donde deberán depositar las polinias), y que el polen quede adherido a los visitantes de modo tan perfecto que pueda llegar con seguridad a los estigmas de otras flores.

Las diferentes especies de Gastrodia carecen de clorofila y, por lo tanto, no son ni verdes ni fotosintéticas. Crecen sobre suelos ricos en humus en la sombra de los bosques húmedos de Madagascar, Rusia, el Tíbet, China, Japón, Sudeste de Asia, Australia y Nueva Zelanda. Para su alimentación dependen totalmente de una micorriza (una simbiosis de sus raíces con hongos), en la que participan dos tipos de setas Mycena osmundicola y Armillaria mellea.


Relación mutualista entre Gastrodia foetida y su mosca polinizadora, dos organismos cuya nutrición depende de los hongos. Las flores emiten un olor a hongo maduro que atrae a las moscas. A medida que estas visitan las flores, los granos de polen agregados en polinias se adhieren a sus dorsos (1). Cuando una mosca abandona una flor y visita otra para poner huevos, el polen adherido en el dorso entra en contacto con el estigma de la flor polinizándola (2). Después de la polinización, la flor comienza a marchitarse y las larvas eclosionadas en su interior comienzan a devorar los pétalos (3). Las larvas continúan su crecimiento devorando los pétalos caídos al suelo (4). Aproximadamente una semana después, se transforman en moscas adultas. Imagen cortesía de ANSAI Shun.

Gastrodia foetida no tiene la belleza de las orquídeas que fascinaron a Darwin, ni el rostelo imitador de los insectos de las orquídeas mediterráneas; tampoco tiene la estilizada figura de algunas orquídeas australianas que copulan con las avispas o de las minúsculas Platysteles de la cuenca andina del río Pastaza, ni el diabólico rostro de los Telipogon colombianos; tampoco produce las fragancias de las flores de las vainillas ni los nauseabundos olores a cadaverina que producen unas extrañas orquídeas para atraer a las moscas carroñeras.

G. foetida es una orquídea fundamentalmente práctica que no engaña a sus polinizadores. Los alimenta con sus partes marchitas y se garantía de esta manera la función primordial previa a la fecundación, que no es otra que la polinización. Para atraer a las moscas de la fruta (varias especies de Drosophila), estas orquídeas emiten un olor típico de dieta común de estas pequeñas moscas: olor a frutas fermentadas o a setas en descomposición. 

Atraídas hasta las flores por un aroma que les resulta familiar, las moscas de la fruta deambulan sobre aquellas allí el tiempo suficiente para que las polinias se adhieran a sus dorsos antes de transportarlas a otras plantas de la misma especie. Hasta ahora, se pensaba que esta relación no era un ejemplo de mutualismo, sino una más de las estrategias engañosas de muchas orquídeas, que en este caso se traduce en que los olores a afrutados o mohosos atraen a las moscas sin que obtengan ningún otro beneficio.

Así estaban las cosas hasta que el botánico japonés Kenji Suetsugu, especialista en estas orquídeas, observó que cierta especie de este género, G. foetida, tiene pétalos particularmente carnosos que se descomponen y caen unos días después de la polinización. Suetsugu decidió investigar estas plantas en busca del que podía ser (y resultó ser) el primer ejemplo de orquídeas que participan en la "polinización en criaderos", un tipo de polinización en la que una planta sirve de despensa a su polinizador.

Gastrodia foetida y sus polinizadores del género Drosophila. (A, B) flores. (C) Vista interna de una flor con huevos de Drosophila bizonata (indicados por las flechas) y polinias adheridas en el estigma. (D) Drosophila rufa con dos polinios fijadas sobre el tórax. (E) una D. rufa cargada con polinias entra en una flor. (F, G) D. bizonata portando polinios situada en la cámara floral. (H) Cámara floral cerrada alrededor del polinizador D. bizonata. (I) D. bizonata saliendo de la cámara floral, cuya forma asegura la fijación de las polinias. (J) D. bizonata inmediatamente después de abandonar la cámara. (K) Larva de D. bizonata (indicada por la flecha) en una flor polinizada. (L) Una flor a punto de descomponerse. (M) Larvas de D. bizonata consumiendo tejido floral en descomposición caído en el suelo. Barras de escala: 10 mm (A, B), 2 mm (C, D, L, M) y 5 mm (E–K). Fotografías de Kenji Suetsugu.

Lo que descubrió es que las hembras de las moscas de la fruta ponen sus huevos en las flores de la planta. Luego, las larvas eclosionadas se desarrollan en el entorno floral en el que han nacido y en que se convierten en adultas sin abandonarlo.

El aspecto más intrigante es que, contrariamente a su nombre común de mosca de la 'fruta', Drosophila bizonata, una especie que se alimenta de hongos en descomposición utiliza las flores marchitadas de G. foetida como criaderos. Una posible explicación es el hecho de que G. foetida, una orquídea no fotosintética que se alimenta de hongos, tiene una semejanza química con los hongos que asimilan, lo que confirmaría el antiguo adagio "Eres lo que comes".

Dado que se alimenta de hongos, G. foetida probablemente tenga un sabor similar al de un hongo, lo que la convierte en objetivo principal para las moscas de la fruta especializadas en hongos. Este hallazgo es significativo porque descubre un nuevo tipo de sistema de polinización en criadero, un tipo de mutualismo que va más allá de las estrategias falaces que se encuentran comúnmente en el género.

La estrategia de G. foetida representa el primer caso de polinización en criadero en orquídeas, la familia de plantas más diversa del mundo. Además, contribuye a una comprensión de las relaciones intrincadas y mutuamente beneficiosas que pueden desarrollarse en la naturaleza. La comprensión de cómo las plantas pueden ofrecer beneficios a los polinizadores en lugar de engañarlos podría impulsar los estudios de las interacciones planta-animal y su dinámica evolutiva.